Hace 14 años nuestro diario publicó la nota del Buró Político que anunciaba a la nación y al mundo la muerte, a causa de un paro cardiorespiratorio, del Comandante de la Revolución Juan Almeida Bosque a las 11:30 del 11 de septiembre de 2009.
La tristeza inundó a los cubanos que tenían en el singular revolucionario la mejor expresión de sensibilidad humana, artística e ímpetu -con aquel memorable «Aquí no se rinde nadie c...».
Desde que se integró a la Generación del Centenario no hubo acontecimiento relevante para la Patria del que no fuera protagonista. Un humildísimo mulato nacido en La Habana, que tuvo que limpiar botas y sufrió la crudeza de la Cuba republicana se convirtió, por sobradas razones, en ejemplo para generaciones.
En Santiago de Cuba, ciudad heroica a la cual amó entrañablemente, donde combatió a las fuerzas de la tiranía y posteriormente trabajó al frente del Partido, como Delegado del Buró Político en la antigua provincia de Oriente-, y en el Mausoleo del III Frente Oriental, del que fue su fundador y único jefe, se le honra de la mejor manera: continuando su obra.
Comandante, tu pueblo no se ha rendido, escucha y canta tus canciones -con notable cariño y admiración a La Lupe-, lee tus libros, nutre a la organización que integró a los combatientes de la Revolución Cubana, creada en 1993, y que tiene al General Antonio en su estandarte, como tú lo tuviste en tu corazón.
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