Cienfuegos.–En La Vega, Rodas, destaca la creación del homónimo Centro de Intervención Lechero (CIL), perteneciente a la unidad empresarial de base (UEB) Agropecuaria y Urbana Rodas.
La experiencia permite aplicar novedosos métodos en el manejo, sustento y mejoramiento genético de la masa vacuna, a partir de métodos y prácticas de probada eficiencia en esta rama de la Agricultura, en pos de elevar la productividad por vaca y lograr la sostenibilidad del alimento animal.
Luis Manuel Vázquez Solís, vaquero por vocación y convición, y actual especialista del cil, un proyecto del Grupo Empresarial Ganadero, explicó que comenzaron con una concepción de colectivo laboral desde 2017, tras la preparación de los suelos para la siembra de los pastos, fundamentalmente los conocidos Yacaré (27 hectáreas) y Mulato (48 hectáreas), además de un banco de proteína con morera de 4,5 hectáreas, como premisas básicas para garantizar la dieta diaria del rebaño.
A ello se sumaba el beneficio del riego a través de máquinas Fregat, de pivote central, precisó el experimentado pecuario.
Tales condiciones favorecen el sistema de acuartonamiento radial, con 54 cuartones y una superficie de 1,2 hectáreas per cápita, cuyo propósito estriba en poder rotar los rebaños por cada uno de ellos. Por supuesto, ahí interviene la sapiencia y el conocimiento de los trabajadores a la hora de la permanencia y traslado o cambio de los rumiantes.
INFRAESTRUCTURA Y ALIMENTACIÓN
A la par, se llevó a cabo la creación de la infraestructura necesaria para acoger la concentración del primer lote de reses procedentes de empresas genéticas del occidente del país, entre estas, Valle del Perú, Los Naranjos, Camilo Cienfuegos y Genética Matanzas, así como el aporte propio de la UEB rodense Aguadita, con total predominio de la raza Siboney y todo su mestizaje.
Vázquez Solís añadió que muy pronto pasaron a la parte reproductiva, gestaron a las hembras, y ya en estos momentos han tenido partos de algunas de ellas, con ejemplares que superan los nueve litros de leche por ordeño, aunque el promedio está sobre los 4,3 litros, cifra que esperan superar en breve.
Luisito, como todos lo llaman aquí, insiste en calificar el CIL como una megavaquería, y para argumentar su criterio muestra el moderno equipamiento para el ordeño mecanizado, dotado de 18 puestos, para extraer el preciado alimento de 38 vacas al mismo tiempo.
Actualmente cuentan con 200 hembras en plan de reproducción; pero el objetivo es llegar a las 350 a medida que vayan creciendo en áreas.
Por supuesto, no están cruzados de brazos en cuanto a la producción de alimento animal, para lo cual disponen de 60 hectáreas de maíz, lo que podría garantizar unas 3 600 toneladas de ensilaje, para utilizar, principalmente, en el llamado periodo seco.
Para la gestación establecieron convenios de trabajo con la Empresa de Inseminación Artificial, que trae el semen y el nitrógeno, mientras la Dirección Nacional de Genética determina cuál toro utilizar, entre los cuatro que poseen aquí.
LO QUE EL MOMENTO REQUIERE
El vaquero Alfreidy Leyva Rodríguez asegura hacer lo que el momento requiere. Justo el día de la visita, luego de cumplir con la jornada de pastoreo, se dedicaba a la atención de las madres paridas en los corrales destinados a la maternidad.
Ducho en lo que hace, el otrora profesor de Cultura Física explicó los procedimientos en el manejo tanto de las paridas como de sus terneros durante este estadio. Aquí las preñadas paren y a los recién nacidos se les alimenta con leche y papilla entre siete y 12 días, y al cabo de ese tiempo van al centro de recría, mientras a las vacas se les garantiza el sustento con plantas proteicas, dijo.
Tanto Luisito como sus compañeros de labor sueñan en grande y, para alcanzar metas superiores, confían en el sentido de pertenencia y el trabajo mancomunado, premisas claves que los han traído hasta aquí.
Se habla de alcanzar, en un primer momento, los seis litros por vaca, pero eso es solo por ahora, porque en un futuro no lejano sus empeños van a los 12 litros promedio por animal, cuyas producciones tienen por destino el encargo estatal de ese alimento para niños, embarazadas y enfermos, a través de las bodegas de Comercio Interior.
A quien haya compartido con este colectivo laboral por unas horas, y conozca de su afán por hacer y crecer, no le quedará la menor duda de que el Centro de Intervención Lechero La Vega sienta cátedra entre sus homólogos del territorio, y mucho más allá de las fronteras de la provincia de Cienfuegos.
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