«El día feliz ya llegó. Vuelta a las aulas, a las clases, a los amigos, a la certeza de que valen todos los esfuerzos y sacrificios para ver el futuro llenándose de luz. Felicidades, Cuba, porque, cueste lo que cueste, todas tus escuelas siguen abiertas», celebró Miguel Díaz-Canel Bermúdez.
Esa felicidad de este lunes en la Isla tuvo su epicentro en la escuela primaria Manuel Martínez Prieto, en el Marianao capitalino, donde abrazada a su pecho, y sonriente, Chalia Tabares, pionera de segundo grado, le arrebató al Primer Secretario del Comité Central del Partido y Presidente de la República su frase en Twitter.
Mochilas a las espaldas, y al frente sueños y nuevas metas, Cuba vio otro amanecer de iniciación y continuidades. Vuelve aprendiz y maestra la Isla a fomentar el conocimiento; vuelven abiertas sus aulas, a pesar de los tiempos duros y de los vientos de Idalia.
Valió el sacrificio de Manuel Martínez Prieto, joven luchador clandestino, detenido en 1958, y que no apareció jamás; pero su ejemplo lo hace a diario, adelantado por Fidel en el juicio del Moncada: «La felicidad de ese pueblo es el único precio digno que puede pagarse por ellas», advirtió, en referencia a las vidas de quienes cayeron.


                        
                        
                        
                    





    
    










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