
Con más de 60 mil viviendas afectadas por el huracán Ian que aún no han tenido solución, Pinar del Río recibe nuevamente los embates de la naturaleza.
Precisamente, la situación de los damnificados de eventos anteriores, constituye la preocupación principal ante las lluvias y los vientos de la tormenta tropical Idalia.
En ese sentido, las máximas autoridades del territorio han estado insistiendo desde hace días en puntualizar caso por caso y adoptar las medidas que correspondan para preservar la vida de la población.
La presidenta del Consejo de Defensa Provincial (CDP), Yamilé Ramos Cordero, ha sido enfática en la necesidad de asegurar la protección de aquellas familias a las que Ian dejó sin hogar.
Con ese objetivo, este lunes en cada zona de defensa continuaron las acciones para tratar de reducir al máximo los daños de un fenómeno meteorológico que para Vueltabajo significa llover sobre mojado.
A pesar de las precipitaciones, que han sido intensas en algunas localidades, las máximas autoridades pinareñas llegaron hasta los municipios más próximos al centro de Idalia y, por tanto, donde se espera su mayor impacto.
En ellos, se constató el nivel de crecida de los ríos, el estado de los embalses, la evacuación de quienes viven en sitios vulnerables y el grado de protección de recursos clave, como los alimentos de la canasta normada.
En Isabel Rubio, por ejemplo, un poblado del municipio de Guane que tradicionalmente se inunda con las crecidas del río Cuyaguateje, conocieron que desde el domingo se cuenta con un equipo de rescate y salvamento y un transporte anfibio para hacer frente a cualquier eventualidad.
Además, que están asegurados los servicios médicos, y que se lleva a cabo la distribución y venta de alimentos en centros de la gastronomía y mercados agropecuarios.
En tanto, en la zona de defensa Guanahacabibes, la más occidental de Pinar del Río y del país, se constató la evacuación de los habitantes de la comunidad de La Bajada en el radar meteorológico del mismo nombre, y de varias personas de las zonas de El Valle, El Vallecito, La Jarreta y Maspotón, en casas de familiares y amigos.
Otro de los objetivos a los que se prestó atención fue el almacén de productos mayorista donde se distribuye la canasta básica a los municipios de Sandino, Mantua y Guane, desde donde se distribuían alimentos para elaborar comida rápida en los centros gastronómicos de esos territorios.
A lo largo del territorio, las imágenes de las personas asegurando techos, ventanas y puertas, eran un elemento común en el paisaje de una provincia que sin haberse repuesto de los enormes estragos del huracán Ian, vuelve a padecer la furia de un peligroso evento hidrometeorológico.



















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