ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Muchas son las lecciones que José Ignacio atesora en tantos años de trabajo y estudio, y que comparte gustoso. Foto: Leidys María Labrador Herrera

Las Tunas.–El pasado mes de marzo, la Universidad de Las Tunas acogió el Segundo Taller Nacional de Historia, espacio del que, por decisión de la Unión de Historiadores de Cuba, será ya la sede permanente. En esa oportunidad, esta reportera indagó los porqué de tal decisión, y entre las respuestas hubo una coincidencia notable: los resultados del proyecto que lidera el doctor José Ignacio.

Entonces me dispuse a conocer a ese hombre, cuyo trabajo gozaba de tanto prestigio, en un ámbito educativo vital como lo es la aprehensión, por parte de las nuevas generaciones, de las esencias de la historia.

Lo cierto es que, una vez que conocí al doctor José Ignacio Reyes González, no tuve dudas de la certeza de aquella afirmación que me llevó a su encuentro. Este educador de corazón, con 45 años dedicados a la docencia, lleva más de un cuarto de siglo dirigiendo proyectos de investigación relacionados con la didáctica de la historia, en los cuales se ha formado un grupo importante de recursos humanos, en especial unos 20 doctores en ciencias de la Educación, que lo han hecho precisamente en esa área de la didáctica y las ciencias sociales.

«Primero fue Clio-didáctica, después La educación de la historia en niños, adolescentes y jóvenes, e Historia para enseñar y aprender I y II, que abarcan la enseñanza de la historia en todos los niveles educativos», explica.

«Nosotros hemos tratado de que cada nuevo proyecto sistematice los ya existentes. Para este año, ya está en aprobación otra propuesta, Enseñar historia: aprendizaje y sociedad, que se adscribe a un programa del Citma y que comenzará en 2024 hasta 2026, siguiendo esa línea de trabajo.

«Con mucha satisfacción podemos decir que a la formación doctoral que lideramos en el área de didáctica de la historia, sumamos ahora una maestría propia de nuestro Departamento que sigue esa línea».

Muchas son las lecciones que José Ignacio atesora en tantos años de trabajo y estudio, y que comparte gustoso. Sus aportes a la rama de la didáctica lo dotan de autoridad para reconocer ciertas limitaciones que aún lastran la enseñanza de la historia en Cuba.

«No hay ningún hecho o personalidad cerrado a la investigación histórica. Esta es un área que durante muchos años ha estado aportando saberes y nuevos estudios que enriquecen el devenir histórico tal y como lo conocemos. Lo que sucede es que no siempre esas investigaciones logran transformar la visión que desde lo nacional se tiene de lo local. Un ejemplo de ello es la figura de Vicente García, del que hay quien ha ponderado sus limitaciones por encima de sus aportes y su contribución a la historia».

Sin embargo, reconoce que ha habido una apertura ante tales preocupaciones, y que ciertos pasos de avance ofrecen nuevas luces a los programas educativos.

«El actual perfeccionamiento de la educación cubana ha tratado de ir incluyendo resultados de la investigación histórica, de la didáctica, mucho más actualizados, y se han hecho correcciones y observaciones sobre la base del intercambio».

Este consagrado Doctor sabe que la humildad es parte imprescindible de los resultados de trabajo, y que todo investigador debe estar abierto a nuevos retos, criterios o líneas de investigación si quiere que verdaderamente su obra tenga un impacto.

«Yo creo que en materia de didáctica de la historia ninguna persona o grupo de personas tiene la verdad absoluta. La investigación en didáctica, como en el ámbito historiográfico, es el resultado de múltiples factores, de múltiples miradas, que es lo que hace que se consolide una determinada área del conocimiento».

«Sí debemos reconocer que hay una producción didáctica sostenida en Las Tunas, y que esas investigaciones de una manera u otra han marcado pautas porque han llamado la atención sobre aspectos que, en un momento determinado, fueron incluso desdeñados.

«Ningún libro de nuestro proyecto ha salido de una postura de criterios individuales, sino que han sido resultado puramente de la investigación, resultado de la búsqueda y el montaje en la escuela, de la experiencia con maestros que nos han acompañado y han demostrado que eso que estábamos investigando sí podía llevarse a las aulas».

José Ignacio tiene varios referentes, sin embargo, habla con mucho cariño y admiración de la doctora Rita Marina Álvarez de Zayas, profesora de muchos, su tutora del doctorado, quien le ha legado principios de incalculable valor.

«Nos enseñó que para investigar en didáctica hay que tener una mirada muy amplia de los fenómenos históricos, y que no puede faltar el estudio consciente de lo que propone la historiografía. Así nos percatamos de que la historiografía estaba dando respuestas, pero esos resultados no estaban entrando a la escuela.

«A su vez, la propia didáctica ha retado a la historiografía, porque esa producción no debe ser para que el investigador tenga resultados que después no se socializan, ni se materializan en la educación histórica. Esos resultados tienen el mayor sentido si lo que se investiga es utilizado después por la escuela».

En tiempos de tanta tecnología, de deconstrucción de identidades y símbolos, de ataques perennes a nuestra soberanía, salvar la historia y su legado son asuntos urgentes. Así lo considera este hombre que es, por encima de todo, patriota.

«Fidel nos enseñó que el núcleo de la cultura general integral es la cultura histórica, lo que pasa es que la historia no siempre la hemos enseñado de forma que nos ayude al compromiso social de las nuevas generaciones.

«Tenemos que entender que la manera en que enseñamos la historia hace diez o 20 años no funciona hoy del mismo modo, y que los cambios que se van dando en la sociedad deben acompañarse con nuevas maneras de hacer. No es que veamos como obsoleto todo lo bueno que hemos hecho en otros momentos en materia educacional, pero urge incorporarle nuevos códigos.

«Para mí, la historia no va a perder nunca su importancia para la educación de las nuevas generaciones, lo que pasa es que cumplir ese objetivo tiene mucho que ver con el amor, más aun, con la pasión con la que les contemos esa historia».

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Celia María Hernández Salgado dijo:

1

8 de agosto de 2023

13:23:02


Es un excelente artículo que nuestra la labor desempeñada por el doctor José Ignacio y los demás doctores tuneros para lograr avances significativos en la enseñanza de la historia en tiempos de innovación y tecnología

José Ignacio Reyes González Respondió:


8 de agosto de 2023

18:34:08

Muchas gracias. Seguimos con nuevas investigaciones en el área de la Didáctica de la Historia y siempre lo compartimos con los docentes de Historia de Las Tunas, de Cuba y el mundo.

Vladimir Fernández Batista dijo:

2

8 de agosto de 2023

13:28:48


Excelente trabajo avalado por la ejemplaridad de José Ignacio Reyes .Es maestro de una nueva generación que comprometidos con esta Revolución perfecciomamos la educacion histórica de niños,adolescentes y jóvenes .