Guantánamo.-A las tierras sedientas del Alto Oriente Cubano, las lluvias de los últimos días, aún sin alcanzar la intensidad registrada en las vecinas Santiago de Cuba y Granma, le han traído algo de la humedad hasta hace poco negada por la implacable sequía.
«La lluvia me ha puesto a correr, a sembrar, resembrar, y al mismo tiempo arrancar la mala yerba que ha rebrotado. Pero ¡qué alivio compadre!», dice Ramiro Cobas -vía teléfono celular- desde su finca, La Ofelia, pequeño emporio agroecológico de ocho hectáreas, ubicado en el Valle de Caujerí, San Antonio del Sur.
Y es que esas dádivas del cielo, en medio de la encrucijada climatológica, tienen efecto de bálsamo en las cabezas de gente como Ramiro, dedicada a producir alimentos, aunque también inquietan a quienes se ocupan de proteger y preservar vidas humanas y bienes.
Los algo más de 50 000 000 de m³ de agua escurrida en la última semana hasta los embalses guantanameros, elevan a 141 000 000 de m³ el volumen total del líquido disponible en el territorio; o sea, el 40 % de su capacidad total de llenado.
Guantánamo todavía asimila agua en sus presas, pero una de ellas: la Faustino Pérez, tributa al Guaso y al Bano, dos ríos que atraviesan la sexta urbe más poblada de Cuba, motivo suficiente para no descuidarse, pues «ha llovido bastante», recalca el especialista Luís Gabino Castillo, desde el Centro Meteorológico en la provincia.
No es extraño, por eso, que las máximas autoridades del territorio hayan recorrido y evaluado la situación puntual de cada una de las presas. El llamado es a estar atentos.
Gabino Castillo recomienda que tampoco perdamos de vista al cielo, pues fenómenos climatológicos asociados a las vaguadas actuales favorecen la formación de las nubes-limbo, responsables de descargas eléctricas abundantes, como las que surcan las madrugadas del centro y oriente de Cuba por estos días. Impresionante espectáculo luminoso, presto a cobrar con vidas la menor imprudencia o descuido.



















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