ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Manuel Soliño viene de un hogar humilde y preserva los valores familiares allí aprendidos. Foto: Ramón Barreras Ferrán

Se dice fácil, pero no lo es. Dejar la comodidad de un restaurante o un bar, sitios donde prima la limpieza, el buen gusto, el aire acondicionado y hasta las ventajas económicas que reportan esos oficios, para irse a cortar caña durante 23 años consecutivos, es una proeza que solo saben hacer los hombres que están hechos de la estirpe de Manuel Soliño Guevara.

Pequeño de tamaño y grande de corazón, El Pionero, como todos suelen llamarlo por su baja estatura y el carácter afable y juvenil que lo caracterizan, recibió, recientemente, de manos del Primer Secretario del Comité Central del Partido y Presidente de la República, el Título de Héroe del Trabajo de la República de Cuba, reconocimiento que lo ha llenado de alegría, y hasta de sorpresa, porque, según él, no ha hecho nada más que cumplir con la Patria cada vez que esta ha necesitado de sus servicios.

Humilde y respetuoso como pocos, este joven trabajador del sector del turismo se marchó un día, con apenas 16 años, hacia los campos de Cuba para hacer la zafra, y no salió de los cañaverales hasta cuando tenía casi 40 abriles, etapa en la que demostró, una y otra vez, que la grandeza no está en el tamaño ni en la fuerza del brazo, sino en la voluntad y el empeño que se ponga en una tarea.

Era casi un niño cuando el entonces primer secretario del Comité Provincial del Partido en Villa Clara, Tomás Cárdenas García, lo sorprendió en medio de un cañaveral durante uno de sus frecuentes recorridos, y asombrado por quien apenas podía sostener la mocha, expresó: «Este es el pionero de la zafra», sobrenombre del que jamás ha logrado desprenderse.

HISTORIA DE UN HÉROE DE ESTOS TIEMPOS

Fue en Caibarién, la tierra de los cangrejeros, donde nació y dio sus primeros pasos Manuel Soliño. Sus padres, Roberto y Magaly, eran personas muy humildes, a quienes apenas les alcanzaba el salario que devengaban para mantener la numerosa prole, compuesta por siete hermanos.

«No me apena decir que siendo aún muy pequeño, cuando terminaba la escuela me veía obligado a vender botellas, limones y cangrejos para poder ayudar al sostén de mi familia», cuenta Manuel Soliño, quien, luego de cursar una escuela de oficios, se vinculó al Turismo.

«Empecé en el Turismo en 1989, y mi primer trabajo fue fregar platos y utensilios. Luego pasé para El Sótano. Allí laboraba de aprendiz cuando me comunicaron que la empresa debía enviar tres representantes a las labores de la zafra. Recuerdo que hubo muchos titubeos, y yo, que siempre he sido muy dispuesto, levanté la mano, enrolándome de esa forma en algo completamente novedoso para mí», explica Soliño.

A los pocos días aquel jovenzuelo llegó a un albergue ubicado en la zona comprendida entre Carrillo y Buenavista, donde no existían las condiciones, sin electricidad ni agua fría, lo cual fue un choque muy grande para él, según confiesa.

«Al verme, el jefe del campamento se sorprendió y dijo: “pero para qué me han mandado a este niño para acá”, lo que provocó la risa de todo el campamento. Ahí mismo me dije para mis adentros: “le voy a demostrar que yo sí puedo con esta tarea y se van a tener que tragar esa risa”», recuerda El Pionero.

«Un señor de Falcón, de apellido Cartaya, me ayudó mucho durante los primeros días. Imagínese, yo nunca había cortado una caña ni para comer. Pero bueno, había hecho el compromiso de quedarme y así lo hice. Luego de tres meses en esa zafra logré aprender los rudimentos del duro oficio, y ya en la próxima contienda Ramón Clavelo, famoso machetero de la provincia, al ver mi disposición me llevó para su brigada.

«Clavelo era mi inspiración. Cuando llegué a su brigada me daba pena, porque él todos los días ponía en una pizarra la lista de los mejores macheteros, yo estaba en el número 20. Entonces me decía: “guapea, Manuel, que tienes que bajar”. Fue así que creé la estrategia de no descansar los mediodías ni los fines de semana, lo que permitió que terminara la zafra en el quinto puesto», narra Soliño.

Por sus méritos y experiencia, en 1997 El Pionero constituyó su propia brigada, la Elpidio Sosa, perteneciente al Sindicato del Turismo, la cual resultó destacada a nivel nacional y millonaria en múltiples ocasiones. Ya para entonces Soliño llegó a ser reconocido como el mejor machetero joven de la nación.

«Estando en esas labores en la provincia de Pinar del Río, cierto día me sorprendí sangrando por la nariz. Creí que no era nada, mas, cuando los médicos me investigaron, terminé siendo paciente oncológico. Aun así realicé otra zafra en el central Heriberto Duquesne, de Remedios, en 2013, la última que pude hacer».

De este salón, en el acogedor restaurante Santa Rosalía, Manuel Soliño es su jefe actual. Foto: Tomada de blogueurs-voyage.com

TRABAJADOR DEL TURISMO

El Héroe del Trabajo de la República de Cuba, Manuel Soliño Guevara, es fundador del Sindicato de Hotelería y Turismo. Durante su extensa vida laboral ha trabajado en instalaciones de su natal Caibarién; el hotel Santa Clara Libre; la carpa ubicada en el Complejo Escultórico Ernesto Che Guevara; el restaurante La Concha y el complejo Santa Rosalía, donde se desempeña en la actualidad como jefe de salón.

Al conocer su historia, aún muchos se asombran de que Soliño, por ser machetero, dejara de percibir propinas que pudieron acumular un monto considerable, y otras bondades propias del sector; sin embargo, ante esas críticas y opiniones él siempre argumenta que prefirió la admiración y el reconocimiento del pueblo que esos beneficios.

Su altruismo se ha expresado de manera continuada en la entrega de donaciones de propinas para apoyar programas de Salud.

A sus compañeros de equipo siempre les dice que sean serviciales con los clientes. «Hay que llegar a la mesa con educación, cortesía, brindar servicios de calidad, tener el detalle de saber recibir y despedir a las personas con amabilidad», señala Manuel, quien se avergüenza de los valores que se han perdido en la gastronomía, y que él sufre como cliente en lugares donde llega y agacha la cabeza al ver cómo lo maltratan.

Por sus bien ganados méritos, El Pionero es Hijo Ilustre de Remedios; recibió las medallas Lázaro Peña de ii Grado y Jesús Menéndez, Hazaña Laboral y los Sellos de aniversarios 40, 50, 60 y 70 de la ctc, además de la Medalla Elpidio Sosa por haber sido seleccionado Vanguardia Nacional del sector durante 19 años.

Sin embargo, nada para él como haber recibido de manos del Presidente el título de Héroe del Trabajo y el saludo de una persona que, por las funciones que realizó en Villa Clara durante su etapa como Primer Secretario del Comité Provincial del Partido, lo conocía muy bien, de ahí la frase: «Pero, Pionero, ¿dónde tú estabas metido?», a lo que siguió un leve golpe en el pecho del homenajeado y el agradecimiento eterno de Manuel.

COMENTAR
  • Mostrar respeto a los criterios en sus comentarios.

  • No ofender, ni usar frases vulgares y/o palabras obscenas.

  • Nos reservaremos el derecho de moderar aquellos comentarios que no cumplan con las reglas de uso.

Milena dijo:

1

8 de mayo de 2023

10:05:47


Que bonita historia digna de admirar un ejemplo de ser humano dios lo bendiga mucho y le de salud el resto de sus dias.Felicto al periodista por contarnos tan bellos pasajes de la vida de este cubano esforzado todo lo que ha logrado es bien merecido,que gusto.

Jorge dijo:

2

8 de mayo de 2023

10:11:36


Felicitaciones al compañero Manuel Soliño porque con su actitud y compromiso muestra que es un verdadero revolucionario, y que por encima de su beneficio personal está la Patria.