Las jornadas dedicadas a María Callas el pasado fin de semana en la sala Covarrubias, en las que un grupo de cantantes cubanas acompañadas por la orquesta del Gran Teatro de La Habana recrearon en su centenario el repertorio de la soprano estadounidense de origen griego, fueron anticipadas por un acontecimiento editorial que tuvo lugar en España: la presentación del libro Alicia Alonso / La Diva / María Callas in memoriam, de Pedro Simón.
En la capital cubana reinaron la consagración artística y profesional de Bárbara Llanes, Milagros de los Ángeles, Maité Milán, Conchita Franqui, Ivette Betancourt, Merlyn Cruz, Dayri Llanes, Cristina Rodríguez, Angélica Martínez, Indira Pérez, Tiffany Hernández, Isabel Torres y la mexicana Lili Nogueras, en espectáculos al cuidado de Helson Hernández y Ubaíl Zamora, que tributaron, además a los tres cuartos de siglo de la radioemisora Cmbf.
Al pasar balance, el titular de la orquesta, Yhovani Duarte, a cargo de la dirección musical de las veladas, llamó la atención sobre un aspecto a tener en cuenta al proyectar el futuro inmediato de la escena lírica nacional: «Fue un homenaje a nosotros mismos que insistimos en luchar por algo tan hermoso. Ver a las de más experiencia y las más jóvenes ayudándose mutuamente, aconsejándose, es lo mejor que se puede lograr en un escenario».
En Madrid, el libro de Simón, publicado por la Fundación de la Danza Alicia Alonso, dejó una huella luminosa. En el Centro de Arte Moderno, el autor, en compañía de la doctora Carmen Caffarel y la editora y crítica cubana Mayda Bustamante, presentó un volumen que despliega la colosal experiencia del montaje y estreno del ballet La Diva, coreografía de Alberto Méndez especialmente concebida para Alicia Alonso, que vio la luz el 29 de octubre de 1982 en La Habana, coprotagonizado por Jorge Esquivel.
En una espléndida edición bilingüe (español e inglés), el volumen de más de 200 páginas recoge testimonios escritos y gráficos, pertenecientes muchos de estos últimos a la colección del Museo Nacional de la Danza, acerca de las motivaciones, el proceso creativo y la recepción de la obra bailada por la gran artista cubana en escenarios de diversas partes del mundo.
Relató Simón, director del Museo de la capital de la Isla, que Callas y Alonso coincidieron en Estados Unidos durante los años 50, y «hasta se dio el detalle –comentó- de cierto parecido físico, al punto que algunos comentaron, con gracia, de que Alicia tendría que aprender a cantar y la Callas a incursionar en el ballet».
Artistas excepcionales en sus respectivas expresiones, Alicia legó un juicio sobre la cantante que se ajusta a ella misma: «Pienso que algunos artistas han logrado un lugar privilegiado, porque supieron entregar algo valioso de sí mismos, dar algo que los demás sienten que los enriquece».
Si el estreno de la obra, que articuló los desempeños del maestro Félix Guerrero, al frente de la agrupación sinfónica del coliseo habanero y autor de la banda sonora a base de temas de Donizzetti, Puccini, Bizet, Bellini, Verdi y Rossini, y el coro del Gran Teatro conducido por la maestra Corina Campos, impactó en el público asistente a la representación inicial, la estela de la crítica internacional fue unánime al celebrar la coreografía y la interpretación.
«Diva sin tiempo, la gran Alicia Alonso se convierte en inteligencia creativa, casi transfigurándose en agilidad y languidez al unísono», escribió en 1984 Carlo Monotti en el diario italiano Corriere della Sera; tres años después, John Gregory subrayó: «Es como si el alma de Ana Pávlova hubiese descendido y, apoderándose de ella, le haya inspirado la profunda dignidad e su espiritualidad».
El notable escritor cubano Eduardo Heras León, también apasionado crítico danzario, describió la proeza de la bailarina cubana del siguiente modo: «En la escena final, la Diva parece morir, muere, pero de repente sus manos comienzan a vivir; su cuerpo, alimentado por el fuego del arte, resurge, primero levemente; luego, como empujada por una fuerza misteriosa que la va elevando, que la hace levantarse sobre la propia muerte, empieza a entonar el canto de los sueños, el himno de la vida».
El centenario de María Callas (fecha de nacimiento el 2 de diciembre de 1923) resonará a lo largo del año en la geografía planetaria. Cuba ha puesto en alto la conmemoración.



















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