ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Foto: Tomada de Ecured

Cuentan que los esbirros le tenían miedo, que lo respetaban. Una vez, estando en la cárcel, un guardia insultaba a un preso político y él salió en su defensa: «Está bueno ya, chico, yo soy el Mingo y soy bien conocido entre ustedes. Si sigues, te tiro a los fosos, y si te vas de chisme, cuando salga te busco, te saco debajo de la tierra», le dijo. Y el esbirro de inmediato retrocedió.

Su nombre era Arístides Viera González y había nacido el 16 de abril de 1926 en Marianao, pero entre los revolucionarios lo conocían por Mingolo, Vierita o Rubén.

De formación autodidacta, era un apasionado lector de Martí, cuyas obras le acompañaron incluso en sus refugios de combatiente clandestino. Por los obreros de su localidad, a quienes se vinculó estrechamente, conoció y estudió con profundidad el marxismo.

Se opuso a la tiranía batistiana desde el mismo 10 de marzo, cuando en respuesta al golpe militar improvisó un mitin de condena frente al cuartel de bomberos de Marianao. Ello le valió la primera de una serie de detenciones que sufriría hasta su muerte.

Encarcelado por sus actividades con el Movimiento 26 de Julio (M-26-7), a mediados de 1957 organizó junto a Faustino Pérez y otros dirigentes la huelga de hambre de los presos en el Castillo del Príncipe.

Al obtener la libertad, con la célula de Acción y Sabotaje Juan Manuel Márquez, que él mismo organizara, le propinó contundentes golpes al régimen de Fulgencio Batista.

Los cuerpos represivos de la tiranía lo persiguieron infructuosamente, pero Mingolo aparecía y desaparecía ante el estupor de los esbirros. Su nombre devino leyenda en La Habana.

Su deseo de una Patria libre lo llevó a jugarse la vida prácticamente a diario. La posibilidad de la muerte no lo amilanaba.

En su Testamento Político dejó bien claros los motivos que lo impulsaban a la lucha: «Combato la feroz tiranía que nos acogota y a todas las tiranías y fuerzas retardatarias que en el mundo existen, como es deber de todos los humildes, y ofrendo mi vida sin vacilaciones ni cobardías con la seguridad indubitable de que solamente incorporándonos todos los de abajo a la lucha abierta y valiente contra ella, lograremos derribarla; conquistando una verdadera independencia económica y política del imperialismo yanki, padre de nuestros infortunios».

El 20 de marzo de 1958, durante una acción en respuesta por el asesinato de El Curita, cayó en desigual combate con los cuerpos represivos, mientras cubría la retirada de sus compañeros.

Arístides Viera González o Mingolo o Vierita o Rubén, como también se le conocía durante la lucha, entraba para siempre en la Historia de Cuba.

Meses antes de morir, había afirmado que «la muerte de ningún hombre que cae en defensa de un ideal y una causa justa es inútil, muy por el contrario, es simiente que generosa y útil fructifica y enriquece los valores históricos de la Patria». Él mismo fue una prueba de ello.

*Con información del artículo Simiente generosa en la idea y en la acción, de Pedro A. García

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Manuel Domínguez Moreno dijo:

1

20 de marzo de 2023

11:13:15


Mingolo se multiplicó en nuestro aguerrido pueblo cubano. ¡¡¡ Gloria eterna !!! ¡¡¡ PATRIA o MUERTE !!! ... VENCEREMOS y VENCEREMOS siempre, porque no estamos diseñados para la derrota.