ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
La sincronización entre el central Ciro Redondo y la bioeléctrica es necesaria, ante la situación actual del Sistema Eléctrico Nacional. Foto: Gutiérrez Gómez, Osvaldo

El hecho de que en Cuba, actualmente, el 95 % de la matriz energética nacional se componga de combustibles fósiles, reafirma la urgente necesidad de concretar –en la práctica–, proyectos vinculados con el empleo de las fuentes renovables de energía como principal alternativa para oxigenar la generación de electricidad.

En tal sentido, autoridades del Ministerio de la Agricultura señalan que en el país existen unas 54 instalaciones industriales destinadas a la producción de arroz, cuyo consumo genera más de 70 000 toneladas de cáscara, equivalentes a 20 588 toneladas de diésel.

Datos recogidos en el Atlas de Bioenergía de Cuba en 2022 revelan que hay un volumen de 38 173,94 toneladas anuales de residuos agroindustriales que pueden ser empleados para la gasificación, tanto para la generación de electricidad como para el uso de los gases en procesos.

Para constatar el impacto que tiene, en materia de eficiencia energética y ahorro de combustible al país, el uso de una de estas fuentes renovables, la biomasa, este diario se acerca a la experiencia de dos entidades enclavadas en las provincias de Matanzas y de Granma; así como a la simbiosis entre el central Ciro Redondo y su contigua bioeléctrica, en Ciego de Ávila, de cuya sincronización se espera un aporte a la nación de unos 60 megawatts (MW).

DE LA CASCARILLA DE ARROZ AL COMBUSTIBLE

La instalación, hace ya varios años, de un gasificador de bioamasa en la unidad conocida como Secadero de Arroz de Amarillas, en el municipio matancero de Calimete, figura como un hecho de notable importancia para un sector que tiene por delante el inmenso desafío de generar parte de su propia energía.

Se trata de una de las primeras plantas de su tipo instaladas en una entidad arrocera en la Isla, la cual ha logrado producir gas combustible a partir de la cascarilla de arroz (residual que se deriva del proceso de beneficio del grano), mediante el Proyecto Biomás-Cuba, gestionado por la Estación Experimental de Pastos y Forrajes Indio Hatuey, y financiada por la Agencia Suiza para el desarrollo.

La principal ventaja del novedoso programa es que contribuye a sustituir el volumen de diésel que requiere, cada día, el sistema para el secado del arroz, siempre y cuando el flujo de la materia prima sea continuo, aclara Alexis Blanco Suárez, director adjunto de la Empresa Agroindustrial de Granos en Matanzas.

De tal suerte, la puesta en marcha de la planta permite sustituir, en parte, los 700 litros de diésel necesarios para secar el arroz en la unidad empresarial de base (UEB) de Amarillas, al tiempo que los gases desprendidos de ese proceso de combustión no perjudican al medioambiente.

Según el doctor Giraldo Martín Martín, investigador de la Estación Experimental de Pastos y Forrajes Indio Hatuey, otro de los beneficios del gasificador colocado en el Secadero de Amarillas es que, en paralelo, el sistema produce un material al que llaman carbonilla, de probada eficiencia en los suelos.

Pero, infelizmente, la posibilidad de aportar electricidad a la red con la paja de arroz residual no ha sido posible por no contar –hasta ahora– con las condiciones materiales y técnicas para ello.

Incluso, a juicio de Giraldo Martín, la inestabilidad en el proceso de secado del arroz, por intermitencia con la materia prima, le resta impulso a la tentativa de sacarle «todo el jugo» a la biomasa con el gasificador montado en el Secadero de Arroz de Amarillas.

No obstante, teniendo en cuenta que la biomasa es una fuente renovable de energía, cuyo empleo reduce la dependencia de los combustibles fósiles, en la provincia se emprende también el montaje de otra planta similar en la UEB Agroindustrial Antonio Maceo, ubicada en Hoyo Colorado, en el municipio de Martí.

Allí está planificado que la biomasa contribuya con alrededor del 14 % del total de la generación eléctrica del país, un propósito todavía muy distante, pero al que no se debe renunciar.

SECAR TONELADAS DE MAÍZ SIN UN LITRO DE DIÉSEL

En la planta de beneficio de granos de la empresa José Manuel Capote Sosa se han secado más de 9 000 toneladas de maíz con el empleo de la biomasa. Foto: Mailenys Oliva Ferrales

A más de dos años de su puesta en marcha, la planta de secado, beneficio, almacenamiento y empaque de granos –perteneciente a la Empresa Agroindustrial de Granos José Manuel Capote Sosa– de la oriental provincia de Granma, no ha empleado aún ni un litro de diésel para secar las más de 9 000 toneladas de maíz que, hasta este 2022, han llegado a esa industria.

La afirmación la hace con orgullo Ángel Tamaño Yero, director de la UEB de Granos, que radica donde está la planta. Explica que el proceso de secado del maíz funciona a partir del empleo de la biomasa.

«Para ello no solo empleamos la cascarilla de arroz y la leña, sino que, además, se le hizo una adaptación al horno para aprovechar residuos del maíz, como las hojas y las partículas de la tusa», acota.

El directivo refiere que, de igual modo, se han hecho otras pruebas con los residuales del yute y del algodón que desperdicia la fábrica Texoro, la cual no tiene cómo reciclar esos subproductos. «Esto es una alianza que beneficia a ambas partes, porque esa entidad no tiene un destino para la reutilización de sus desechos».

Según Tamaño Yero, el verdadero impacto del uso de la biomasa en la planta se puede palpar en materia de números. «Aquí, por ejemplo, para secar una tonelada de maíz o de frijol, se necesitarían, como promedio, unos 15 litros de diésel, y la capacidad de nuestra torre de secado es de 30 toneladas, por lo que estamos hablando de un ahorro de unos 450 litros de combustible cada vez que se utiliza la torre, que en un día representa unos 1 350 litros».

En cambio, detalla el directivo, para secar 30 toneladas de maíz con la biomasa se emplean, como promedio, de 300 a 400 kilogramos de cascarilla de arroz (que llegan desde el molino de Jucarito, perteneciente a la propia empresa Capote Sosa) y un metro cúbico de leña, cuyo valor no supera los 25 pesos en moneda nacional.

Si se sacan las cuentas económicas, también es notable el ahorro, subraya el director de la UEB de Granos, al especificar que el gasto, por concepto de combustible diésel, ascendería a más de 9 000 pesos diarios con el secado de las 90 toneladas de maíz; «un dinero que hoy la planta se ahorra en su totalidad. Sin duda, son números y resultados realmente asombrosos», concluye.

VÍA CRUCIS  ENTRE EL CENTRAL Y LA BIOELÉCTRICA

Muchos tropiezos han impedido la sincronización entre el central Ciro Redondo y su contigua bioeléctrica, simbiosis única en la generación nacional de electricidad con el empleo de la biomasa cañera y del marabú. A finales del presente octubre ambos realizarán las pruebas para, el 22 de diciembre, comenzar la zafra, según la fecha programada.

Por ello, cunde la expectativa en relación con el vía crucis entre la planta y el central, a fin de concretar el proyecto que marca el inicio en Cuba del empleo de la energía renovable, a base de biomasa cañera y marabú.

Ariel Díaz Román, director de planta en la bioeléctrica del Ciro Redondo, afirma, por ejemplo, que en los meses de julio y agosto se realizó un gran esfuerzo por ayudar a la situación energética del país, periodo en el que se generaron 22 621,5 megawatts hora (MWh), y se entregaron al Sistema Eléctrico Nacional 19 701,5 MWh.

Estas cifras, aunque aún son ínfimas de acuerdo con el potencial, sí constituyen un punto de partida para conocer con exactitud los flancos débiles y hacia dónde debieron dirigir los trabajos antes de la arrancada verdadera.

«Resolvimos algunos problemas que salieron durante el tiempo de generación con una caldera, con el empleo de biomasa forestal, y otras actividades que había que corregir, modificar y ajustar para la quema del combustible producido por el central: el bagazo», dice.

Sobre la garantía de la biomasa para la venidera zafra, el directivo aclaró que se aspira a usar el 100 % del bagazo, «para lo cual está diseñada la planta, aunque siempre quemaremos un nivel de masa forestal que estamos acumulando. La biomasa forestal la utilizaríamos en el arranque y para suplir paradas imprevistas, o previstas, como los mantenimientos del central».

Pero, en definitiva, el propósito es que la planta genere con estabilidad y se acerque a los 60 MW de potencia, según el proyecto, porque el país necesita de ese aporte sin más dilación.

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Lorenzo Jurista dijo:

1

19 de octubre de 2022

07:48:58


Ya han pensado cuanta Biomasa se pudiera recuperar para quemarla y convertirla en energía de los arboles caidos con el Huracán Ian. Cientos de metros cubicos de madera y Biomasa aprovechable, desperdiciada botada en lo basureros.

Mirella dijo:

2

19 de octubre de 2022

09:00:24


Qué bien que se retome el tema de la biomasa para la producción de E, en el país hay resultados sobre este tema, solo falta que se tomen las decisiones correspondientes a cada nivel.

Empresa Eléctrica de Guantánamo dijo:

3

19 de octubre de 2022

10:17:55


En el proceso de transformación de la matriz energética en Cuba el uso de la biomasa constituye una fuente de energía que integra y encadena las producciones agropecuarias hacia un destino que se convierte en energía vital para seguir impulsando la vida.