Han transcurrido más de seis décadas desde el triunfo de la Revolución Cubana, el Primero de Enero de 1959. A lo largo de esos años, el pueblo cubano ha sido protagonista de innumerables acontecimientos en defensa de su independencia frente a la obstinada política agresiva de las administraciones estadounidenses.
Entre estos se destaca, por su carácter y trascendencia global, la Crisis de Octubre, o de los Misiles, en 1962, cuando la humanidad se vio al borde de la guerra nuclear.
En ese peligroso conflicto Cuba estuvo directamente involucrada y constituyó el escenario principal de la confrontación.
ANTECEDENTES
Después de la derrota en Bahía de Cochinos, se hizo evidente para el Gobierno cubano que la administración estadounidense consideraba como alternativa, en el terreno militar, la realización de una invasión directa con el objetivo de liquidar a la Revolución.
Esta apreciación fue confirmada en los meses posteriores, con el incremento de las acciones de subversión interna organizadas y dirigidas por Estados Unidos.
Esa superpotencia destinó contra Cuba grandes recursos financieros y técnicos para organizar actividades terroristas y de sabotaje, preparar atentados a los principales dirigentes revolucionarios, desarrollar una guerra ideológica y sicológica, dar apoyo material a los focos armados que actuaban en regiones rurales del país, e instrumentar un férreo bloqueo económico y de aislamiento diplomático, así como adiestrar a sus Fuerzas Armadas para ejecutar una agresión directa.
Esta situación sirvió de contexto a los acontecimientos del segundo semestre de 1962.
El incremento del accionar militar de Estados Unidos en la región del Caribe presagió la preparación de la invasión militar directa a Cuba. La situación condujo a la propuesta de la dirección soviética de desplegar cohetes de alcance medio e intermedio en el territorio de la Isla.
Esta iniciativa, que tuvo en el máximo dirigente de la Unión Soviética de aquel entonces, Nikita S. Jruschov, a su principal mentor, estuvo relacionada también con la amenaza que significaban los cohetes estadounidenses Júpiter en Turquía, unido a la disparidad estratégica existente en portadores nucleares entre Estados Unidos y la Unión Soviética, a favor del primero.
LA OPERACIÓN ANÁDIR
A finales de mayo de 1962 fue presentada esta iniciativa a la dirección cubana que, después de analizarla, tomó la decisión de aceptarla, pues sería un importante aporte internacionalista de Cuba al fortalecimiento de la capacidad defensiva del campo socialista en su conjunto y, de hecho, contribuiría a la defensa del país, al ser un importante disuasivo.
Al responder afirmativamente, la dirección cubana expresó la necesidad de elaborar un acuerdo militar y hacerlo público.
Jruschov opinó que el despliegue de estos medios podía efectuarse de manera secreta y oculta, y no hacerlo público hasta que esto no estuviera concluido.

Tanto el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz como el Ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), Raúl Castro Ruz, dudaron de la posibilidad de que la operación no fuera detectada antes.
Este criterio dos veces le fue informado de forma directa al máximo dirigente soviético Nikita Jruschov; la primera vez, en la visita de Raúl a la urss, en julio de 1962, y la segunda, por el Comandante Ernesto Che Guevara, en agosto de ese año. En ambas ocasiones la respuesta de Jruschov fue la misma. Si eso sucedía, enviaría la Flota del Báltico a Cuba.
Entre finales de julio y octubre de 1962 se desplegó el contingente militar soviético compuesto por cerca de 42 000 efectivos de todos los tipos de armas y fuerzas.
Primero llegaron, a finales de julio, las tropas de infantería, artillería, blindadas y coheteriles antiaéreas. Más tarde, a mediados de septiembre, la división de cohetes de alcance medio e intermedio.
Las noticias sobre el reforzamiento bélico cubano provocaron un escándalo en la prensa y en los círculos políticos estadounidenses, que pronosticaban la génesis de una peligrosa crisis.
La situación empeoró cada vez más. La propaganda sobre la supuesta amenaza de Cuba adquiría mayor belicismo.
El 27 de septiembre, el Comité de Relaciones Exteriores y Servicios Armados del Senado presentó al Congreso estadounidense la Resolución Conjunta No. 230, que otorgó al Presidente la facultad de hacer uso de las armas contra Cuba, para impedir la creación o el uso de una capacidad militar que pusiera en peligro la seguridad de Estados Unidos.
En respuesta, el 30 de septiembre, el Consejo de Ministros del Gobierno Revolucionario aprobó una declaración que denunció los propósitos belicistas que animaban a Estados Unidos, y puntualizaba la posición de principios que, frente a la agresión, el país tiene el derecho de poseer el armamento necesario para su defensa.
La posición del Gobierno soviético fue distinta. A las preguntas formuladas por Estados Unidos, de forma directa o indirecta, sobre la instalación de armas ofensivas en Cuba, siempre fue negarla y no defender su derecho de apoyar a un país aliado en peligro de agresión.
Los vuelos ilegales de reconocimiento de los aviones U-2 sobre el espacio aéreo cubano aumentaron durante septiembre y la primera quincena de octubre, pero el mal estado del tiempo les impedía obtener evidencias.
El 14 de octubre, cuando las condiciones meteorológicas mejoraron, se produjo el vuelo del U-2 que fotografió los cohetes de alcance medio en la región occidental.
El día 16, el presidente Kennedy fue informado, quien dispuso aumentar los vuelos de los U-2, hacer estimados de inteligencia del nivel de operatividad y alcance de esos medios, y crear un grupo, integrado por altos funcionarios, conocido como Comité Ejecutivo del Consejo de Seguridad Nacional (ExComm, por su sigla en inglés), que a lo largo de una semana se reunió en secreto para decidir cómo eliminarlos, si mediante un bloqueo naval, golpes aéreos o la invasión.
El ataque aéreo fue la opción más discutida, pero esta no garantizó la destrucción de todos los cohetes. Kennedy optó por el bloqueo naval, aunque no descartó otras más fuertes.
En la mañana del 22, la Junta de Jefes y Estados Mayores emitió la directiva a la Flota del Atlántico sobre las operaciones del bloqueo. Las fuerzas de tarea para el bloqueo incluían 238 buques, compuestas por ocho portaviones, dos cruceros, 118 destructores, 13 submarinos, 65 buques anfibios y 32 auxiliares.
Dispuso, para la invasión, de 250 000 hombres y medios aéreos, a fin de ejecutar no menos de 2 000 misiones.
Además, aprobó la preparación de cien buques mercantiles para el traslado de tropas, y decidió realizar vuelos a baja altura, al amanecer y al atardecer.
El día 21, la Base Naval en Guantánamo se reforzó con tres batallones de infantería de marina, lo que aumentó de 8 000 a 16 000 sus efectivos, y el 22 de octubre evacuó al personal civil.
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William dijo:
1
19 de octubre de 2022
17:31:12
Fernando López Alba dijo:
2
19 de octubre de 2022
19:26:44
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