A Pinar del Río, la hospitalaria, la tierra de naturaleza exuberante y de un verde acogedor, llegó por primera vez el miércoles a las dos de la tarde, Evelio Torres, jefe de una de las brigadas de mantenimiento de transformadores, de Sancti Spíritus.
Han venido para trabajar en la reparación de averías en los circuitos que les dan servicio a los hospitales Abel Santamaría Cuadrado y León Cuervo Rubio, de la capital provincial.
¡Qué triste que este terruño lo haya recibido con un panorama tan desolador! «En los más de 40 años que llevo trabajando en la Empresa Eléctrica nunca me había enfrentado a una operación de esta magnitud», dice, mientras los ojos se le escapan para analizar las líneas fragmentadas que cargan árboles, «¡y hasta fibras!».
Tienen mucho que hacer por delante. En su experticia está la vitalidad de la distribución de la corriente a las familias pinareñas. No nos asombra entonces que, a poco menos de dos horas de su arribo a la provincia, Evelio Torres y los dos jóvenes que laboran a su lado partieran hacia los alrededores del llamado hospital Nuevo, y allí permanecieron hasta pasadas las diez de la noche.
En el suelo forman una amalgama desesperanzadora el tendido eléctrico, los escombros, los residuos que el aguacero arrastró, las ramas desprendidas. Titánica. No hay otra forma de describir la faena que llevan a cabo Evelio y sus muchachos.
Ya el jueves, a las 7:30 de la mañana, estaban nuevamente en la zona aledaña al hospital Abel Santamaría, dispuestos a trabajar hasta que la luz del día se los permita, hasta que sus ojos ya no puedan guiar a sus manos.



















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