ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
El fondo habitacional del municipio ha sido severamente golpeado. Foto: Ronald Suárez Rivas

Pinar del Río–Aferrada a la virgen que le cuelga del cuello, Amnedi Duarte se persigna y, como quien le ha visto la cara al demonio, describe llena de horror: «Lo que pasó por aquí fue el infierno».

En sus 74 años, asegura que jamás había presenciado algo parecido.

«Es lo más grande y lo más triste que haya ocurrido por acá. Yo me escondí dentro de un closet y decía: “ay Señor, ayúdanos a salir de esto”. Es que los viejos tenemos nuestras creencias. Usted me entiende, ¿verdad?».

Como ella, miles de pinareños amanecieron este martes con la sensación de que se acababa el mundo, en un municipio que irónicamente tiene nombre bendito: San Luis.

Un dato basta para ilustrar la magnitud de la tragedia: El 85 % de las viviendas ha tenido afectación.

A algunas, como la de Yasmani Reyes, le arrancó el techo. «Lo habíamos asegurado con palos amarrados con alambre y con sacos de arena. Y ni siquiera con eso resistió».

Aun así, tuvo suerte. Otros como Elizabeth Cruz ya no tienen hogar.

«Yo había pensado quedarme acá, pero cuando vi el gato arañando las paredes, le dije a mi niño, “vámonos de aquí que los animales presienten las cosas y parece que algo malo va a pasar”».

Tres horas más tarde, cuando el ojo de Ian dio una tregua, Elizabeth asegura que su casa todavía estaba en pie, pero al cabo de un rato se viró el viento y empezó a soplar más fuerte que la primera vez.

Lo que pasó después no es difícil de imaginar. En el rectángulo de cemento de lo que fue el piso de su vivienda, hay una puerta y una ventana recostadas sobre una pila de ladrillos, una cama con el colchón empapado que no ha podido volver a utilizar, un refrigerador cubierto con un nailon, dos ollas eléctricas y muy poco más.

Bajo una plancha de zinc apuntalada con varios palos, rescatados de lo que el ciclón dejó, Elizabeth vive junto a su hijo desde entonces. «Salvamos la vida, que es lo más importante, pero lo que nos ha sucedido es aterrador», dice, y uno se pregunta de dónde saca las fuerzas para no derrumbarse.

«Es que si pierdo el ánimo y mi hijo me ve, se va a desalentar él también. Además, hay que tener fe y esperanza en que la Revolución nos ayudará».

Tabaco de muy buena calidad ha sido afectado tras derrumbarse la infraestructura que lo almacenaba. Foto: Ronald Suárez Rivas

AQUÍ HAY MILLONES DE PESOS ECHADOS A PERDER

Cerca de allí, en la zona de El Paradero, junto a la montaña de escombros de lo que hasta hace cuatro días era un enorme complejo para el beneficio de tabaco, Miguel Ángel Guzmán, el administrador, asegura que «hay millones de pesos echados a perder».

«Aquí teníamos una escogida, una casa de cura controlada, un almacén, un comedor y 16 depósitos atestados de tabaco de vegas finas de primera, destinado a la exportación», detalla Miguel Ángel.

En total, señala que sumaban 90 toneladas de la campaña 2020-2021 y 360 de la 2021-2022, bajo una infraestructura que se vino abajo.

«Todo estaba protegido con mantas de polietileno, pero los vientos no creyeron en nadie», cuenta el funcionario.

Ante un panorama que no puede ser más sombrío, explica que la primera tarea ha sido comenzar a remover los escombros, rescatar todos los recursos que se pueda y abrir espacios donde comenzar a colocar el tabaco mojado que aún se puede salvar.

En el resto de un municipio reconocido como  «la cuna del tabaco», la situación es similar.

Ninguna de las 1 250 casas de cura natural, ni las 36 de cura controlada, ni 87 depósitos en los que se almacena el principal rubro exportable de la agricultura cubana, lograron salir ilesos ante el azote de Ian.

De las 3 655 toneladas que permanecían en el territorio, solo 450 se encuentran en sitios seguros. El resto permanece en lugares con alguna vulnerabilidad.

HAY QUE SALIR PELEANDO

Ronald Hidalgo, el presidente del Consejo de Defensa Municipal (cdm), no se deja vencer por la adversidad, y fuera de formalismos lo resume en buen cubano: «Aquí se acabó el mundo, pero hay que pelear para salir alante».

Además de los enormes estragos causados al fondo habitacional y a la actividad tabacalera, explica que el golpe ha sido muy fuerte para el resto de la infraestructura económica del municipio.

Al cierre de esta edición todavía estaban incomunicados por carretera los consejos populares de El Corojo, El Retiro, Luengo y Buena Vista.

Unas 15 000 personas, de las 32 000 que residen en el municipio, se hallaban aisladas debido a la caída de árboles sobre las vías.

Entre las prioridades de trabajo está el despeje de las rutas, con fuerzas de la Empresa Eléctrica y de otras entidades del territorio, para posibilitar la comunicación.

También en la cabecera municipal se da la batida final a la recogida de ramas y árboles enteros que no soportaron la furia de Ian.

Por otra parte, se refuerza la atención a los ocho puntos de evacuación en los que permanecen hasta el momento 183 personas, teniendo en cuenta la posibilidad de que esa cifra se incremente debido a la cantidad de familias que perdieron su hogar y no tienen dónde guarecerse.

«Estamos insistiendo con las zonas de defensa en que se acerquen a ellas y las trasladen a los puntos de evacuación».

Con las fuerzas y los medios de las empresas del municipio que ahora están bajo su mando, el presidente del cdm se empeña en atender los problemas más urgentes, y unir voluntades a fin de ir transformando el semblante de uno de los territorios más golpeados por Ian.

Aunque todavía no le llegan los refuerzos que ha estado enviando la dirección del país para impulsar la recuperación, debido a lo complicado que sigue siendo el acceso al municipio y las urgencias que ha habido que priorizar en la capital provincial, el funcionario asegura que para los sanluiseños fue muy estimulante la visita del Presidente del Consejo de Defensa Nacional, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, a pocas horas del paso del Ian.

«Nos convocó a la unidad, a aprovechar todo lo que pueda reutilizarse, a que la población se vaya sumando a la reconstrucción de lo que perdimos».

«La presencia del Presidente dando afecto y esperanza, y poniendo la mano en función de las soluciones que tenemos que buscar, ha sido un apoyo que nuestro pueblo ha agradecido mucho».

El ruido de las motosierras interrumpe por momentos la conversación, y también el del cargador y los camiones que van liberando las calles de escombros y ramas, confirmando que hay vida más alla de la tragedia y que más temprano que tarde retoñará la vegetación, resurgirán las construcciones, y el huracán más destructivo que se recuerde por estas tierras será apenas un mal recuerdo, que bien pudiera registrarse en los relatos de la historia local como el Apocalipsis según San Luis.

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