Granma.–A Wilson Leyva Espinosa lo conocen hasta las «piedras» en los 14 Comités de Defensa de la Revolución (CDR) que pertenecen a la zona 245 del reparto bayamés 26 de Julio, popularmente conocido como Aeropuerto Viejo.
Basta caminar con él algunas cuadras para constatar que allí nadie lo llama Coordinador de la zona, sino, simplemente, Wilson, a quien paran, una y otra vez, lo mismo para brindarle un traguito de café que para mostrarle nuevos cultivos sembrados en pequeñas parcelas de la vecindad, o comentarle sobre la difícil situación de la casa de un vecino discapacitado.
«Aquí hemos logrado que los CDR funcionen como una gran familia», dice a Granma este entusiasta dirigente de base, cuya zona 245 –integrada por 687 cederistas– ha merecido, de forma consecutiva, en los últimos 11 años, la condición de Vanguardia Nacional de la mayor organización de masas del país.
Y aunque la suya no es, ni por asomo, una faena sencilla, asegura que no hay secreto ni «magia» en eso de unir a los vecinos e involucrarlos en las tareas del barrio.
«En esta zona le hemos ganado la guerra a la apatía y al desinterés con el verdadero trabajo casa a casa; ese que motiva a la gente a hacer y sentir por la cuadra, porque ellos también se sienten atendidos, escuchados y representados por sus CDR», señala.
Bien lo sabe Caridad Mora Leyva, vecina del CDR 13, quien afirma que mucho le debe su familia a la labor de la organización.
«Yo tengo un nieto que estaba sin vínculo laboral y mantenía una conducta rebelde, que nos hacía muy difícil la convivencia en la casa; y desde que Wilson y los dirigentes de mi CDR se ocuparon de su situación, y le consiguieron trabajo, el cambio ha sido notable. Hoy somos otra familia», subraya.
Igualmente, en el CDR 11, el abuelo de 81 años, José Manuel Jiménez Ramírez, es de los que no olvida el gesto solidario de sus vecinos durante el enfrentamiento a la pandemia de la COVID-19.
«A mí no me dejaban moverme de mi casa para que no me fuera a contagiar con el virus, y lo que yo necesitara, de la puerta de mi vivienda para afuera, era tarea de un cederista», comenta.
«Y esa acción no fue solo conmigo, sino también con otros vecinos que tienen familiares encamados», añade José Manuel, al tiempo que recuerda cómo hace algún tiempo varios cederistas se juntaron para reparar, con sus propios esfuerzos, el baño de la escuelita Alberto Briones Montoto, enclavada en la comunidad.
Una cuadra más arriba, en el CDR 10, la destacada donante de sangre Belén Castillo Torres es otra de las vecinas que hace muy suyas las tareas de la organización, al asumir, entre otras responsabilidades, el cargo de la Vigilancia Revolucionaria.
«No hemos tenido que lamentar, desde hace varios años, la ocurrencia de un hecho delictivo ni en las casas ni en los centros estatales enclavados en la zona», expone.
Fruto también de la labor cederista en la zona 245, es hoy una de las parcelas que, en el CDR 4, cultiva la vecina María Téllez Estrada, quien en unos 80 metros de tierra logra producir, a pequeña escala, boniato, maíz, yuca, calabaza, ñame y frijol.
«Estos terrenos estaban infectados de marabú porque pertenecen a una entidad que aún no los explota, y los CDR pidieron autorización para que los vecinos los cultiváramos, y mire todo lo que hemos logrado», dice María Téllez Estrada, mientras muestra orgullosa sus plantaciones.
«Además, lo que obtengo aquí no es para mí sola, yo ayudo en mi cuadra a una madre soltera que tiene tres hijos y a un encamado; y hasta he podido comercializar parte de la cosecha con precios por debajo a los de la placita y los carretilleros», destaca la cederista.
Pero, a pesar de estas realidades, que respaldan la constancia de una zona en la que los CDR son parte activa de la vida de su gente, sabe que queda mucho por hacer todavía. «Tenemos que seguir enamorando a los jóvenes de las tareas del barrio y lograr que no se nos quede ni un vecino sin sumarse al quehacer de la organización», reconoce Wilson Leyva Espinosa.
UN «PEDACITO» SÍ HACE LA DIFERENCIA
Cuando los CDR comenzaron a fomentar el movimiento Cultiva tu pedacito, en aras de producir alimentos destinados al autoconsumo familiar, en el patio del matrimonio de Waldo Ramírez Pupo y Grisel Reyes Góngora (ubicado en el barrio Canducha Figueredo, de Bayamo), ya los cultivos daban frutos para la familia y los vecinos.
Allí, en unos 20 metros de ancho por 50 de largo, Waldo y Grisel siembran, desde hace más de un lustro, mango, coco, aguacate, limón, cereza, café, boniato, ñame, guayaba y plantas medicinales.
«Nosotros empezamos de cero, porque esto era un solar yermo, y desde que obtuvimos la primera cosecha nos dimos cuenta de lo necesario que era tener sembrado este pedacito de tierra, pues, por ejemplo, no hemos vuelto a comprar plátanos y desayunamos con jugos de frutas naturales; por eso me duele tanto llegar a una casa y ver el patio lleno de hierba», expresa a este diario Ramírez Pupo.
Por su parte, Grisel Reyes asevera que lo más importante no es la cantidad de productos cosechados, sino el poder compartir experiencias y productos con familiares, amigos y vecinos.
«Frente a nuestra casa vive una familia con dos niños que toman jugo todas las mañanas, igual que nosotros, a quienes no les falta el platanito fruta; y si cualquier otro vecino necesita unos limoncitos, una vianda, o una planta medicinal, sabe que puede contar con nosotros, pero lo que realmente nos reconforta es ver cómo ha crecido en el barrio el interés por cultivar los patios», acota Grisel.
Sin embargo, Waldo advierte que aún quedan «baches» en ese empeño que tienen muchos cederistas por hacer parir la tierra.
«Creo que todavía se puede hacer más para sumar a la gente a este movimiento, pero, es preciso estrechar mejor los vínculos entre la Agricultura Urbana, Suburbana y Familiar, y los CDR, en función de brindar capacitación para la siembra, debido a que hay cultivos que son técnicamente más exigentes que otros».
Yo mismo, añade, sembré unas 80 matas de café de forma intercalada con el plátano, pero me ha sido muy difícil recibir el asesoramiento de los especialistas.
Sin embargo, este matrimonio cederista no ha dejado de buscar nuevas semillas para sembrar.
«Este lugar se nos ha quedado chiquito, quisiéramos tener otro pedacito para seguir cultivando», comenta entre risas, Grisel, con la mirada puesta en un cantero, en el cual próximamente incursionará en la siembra de hortalizas y condimentos como el ají y el cilantro.
CEDERISTAS GRANMENES, OTRA VEZ EN LA VANGUARDIA
Resultado de una sostenida labor en los barrios, la provincia de Granma obtuvo este 2022, por cuarta ocasión en la última década, la condición de Vanguardia Nacional en la emulación nacional por el aniversario 62 de la fundación de los CDR.
«En medio de un contexto muy difícil para el país, debido al recrudecimiento del bloqueo y al déficit de recursos, los cederistas granmenses supieron crecerse, una vez más, y cumplir con las principales tareas de la organización», explicó a este diario Osnel Zamora Ramírez, coordinador de los CDR en el territorio.
De acuerdo con el directivo, entre los indicadores que distinguieron la labor de los 11 834 CDR existentes en la provincia, destaca el completamiento de su plantilla de cuadros por encima del 95 %; la incorporación de jóvenes a cargos de dirección en las diferentes estructuras de base; así como el fomento del movimiento Cultiva tu pedacito, con más de 53 000 patios y parcelas.
De igual modo, la organización aportó más de 8 000 donaciones de sangre, que aseguraron la asistencia médica en los principales hospitales y policlínicos de la provincia; al tiempo que mantuvo activos los 22 destacamentos Mirando al mar, cuya misión fue vital en el combate a las drogas y a las ilegalidades en la zona costera.
Zamora Ramírez dijo que también se crearon 53 destacamentos juveniles encargados de atender a personas vulnerables, organizar trabajos voluntarios y participar en otras tareas de impacto social.
No obstante, aclaró que la condición de Vanguardia Nacional compromete a los directivos de los CDR granmenses a trabajar más en función de atender los problemas acumulados en la comunidad.
«No es un secreto que todavía tenemos cuadras en las que los vecinos no salen a combatir, o existe apatía para ocupar cargos dentro de los CDR. Ahí tendremos que trabajar más y mejor», acotó.
El Coordinador precisó, además, que en la provincia se realizan varias actividades para reconocer a los municipios (Niquero, Yara, Pilón y Guisa), barrios y vecinos más destacados en la labor de la organización, entre otras acciones que tendrán su colofón con la celebración del acto nacional, en Bayamo, por el aniversario 62 de la fundación de los CDR.



















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