Yara, Granma–.El día en que el joven maquinista Raico Roca Ávila se subió por vez primera al coche motor 4135 no pudo evitar que se le hiciera un nudo en la garganta. «Aquel vagón llevaba paralizado cuatro años por roturas, y estaba en pésimas condiciones; pero me dije: esto hay que volver a echarlo a andar».
Desde aquella jornada han transcurrido varios meses, y ya el 4135 (cuya puesta en marcha se realizó en el mes de mayo) ha recorrido cientos de kilómetros transportando pasajeros en la ruta ferroviaria que enlaza a los municipios granmenses de Yara y Bartolomé Masó.
«Cuando aseguré que era posible reparar el coche motor hubo quien me tildó de loco, porque aquello estaba casi listo para materia prima», comenta a este diario el maquinista, principal gestor de ese asombroso proyecto de recuperación.
«Al principio aquello me quitaba hasta el sueño, porque la tarea estaba dura», recuerda Raico Roca, quien con el apoyo de varios directivos y trabajadores trasladó el coche motor desde el taller de ferrocarriles de Bayamo –donde no existían las condiciones para su recuperación– hasta el patio de la Fábrica de Conservas Yara, sitio en el que «nacieron» las soluciones y alternativas.
«El nuestro fue un equipo de trabajo improvisado, porque en realidad nos unió la amistad y el apego por los ferrocarriles», apunta Carlos Manuel Batista Áreas, tornero y mecánico que formó parte de la recuperación del 4135.
Pachi, como le llaman todos a Carlos Manuel, afirma que a pesar de que el pequeño coche motor estaba casi listo para su demolición, las reparaciones no demoraron mucho tiempo «porque las asumimos como una contingencia.
«Trabajamos en el mejoramiento del sistema del reductor, se le adaptaron rodamientos, se sellaron orificios, y se repararon otros dispositivos técnicos», refiere.
Y aunque detrás de ese resultado –que le ha devuelto la vida útil a un medio de transporte imprescindible para cientos de personas que viven en comunidades rurales– está el empeño conjunto de dirigentes del Partido y del Gobierno, de directivos de Ferrocarriles y de la Fábrica de Conservas Yara, así como de electricistas, mecánicos, torneros y aniristas, Pachi asegura que el «alma» del proyecto sigue siendo Raico Roca.
El maquinista –quien prefiere no hablar de sus méritos– advierte que a pesar de la reparación realizada, el equipo es bien longevo, por lo que su único pedido es que la población lo cuide.
Con una capacidad de 44 personas sentadas y 30 de pie, el pequeño coche motor da seis viajes de ida y vuelta, que cubren los horarios de la mañana, el mediodía y la tarde.
Sin embargo, es enfático al decir que no todo está resuelto. «Esperamos recibir más apoyo institucional para seguir mejorando el trencito, porque aunque ya está sobre rieles, queremos arreglarle la carpintería del techo, que se filtra cuando llueve; además de poder llegar hasta la comunidad intrincada de Sofía, cuyo acceso depende de una comprobación de la calidad del puente; y ampliar un viaje hasta la ciudad de Manzanillo, pero el diferencial que tiene no aguanta una ruta tan larga».
No obstante, el joven maquinista sabe que todo «arranque» conlleva contratiempos y su impulso, es el de avanzar, no detenerse. Incluso, ya tiene previsto –con el equipo que lo secunda– el arreglo del tráiler, para incrementar la capacidad de personas.
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28 de julio de 2022
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