ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
El trabajador eléctrico Calixto Sánchez. Foto: Mailenys Oliva Ferrales

Bayamo, Granma.–Porque no encuentra mayor satisfacción laboral que la de «saber por dónde le entra el agua al coco» cuando hay que «reanimar» un equipo, o echar a andar una tecnología en desuso, el trabajador eléctrico Calixto Sánchez Noguera nunca ha contabilizado el monto total al que ascienden los efectos económicos de sus inventivas. Para él, «lo que de verdad vale» son los impactos productivos y sociales que sus soluciones han generado en el servicio de electricidad de esta oriental provincia.

«Ahora que me lo pregunta llego a la conclusión de que el aporte monetario de mis innovaciones debe superar el millón de pesos», comenta con desenfado a este diario –como si la cifra no asombrara– el curtido especialista mecánico, quien ha dedicado más de

30 años a la recuperación e innovación de equipos, partes y piezas de la Empresa Eléctrica de Granma.

Graduado en Tecnología de la Construcción de Maquinarias, Calixto Sánchez ha sido siempre de esos operarios que no pueden quedarse de brazos cruzados ante la paralización de determinados equipos eléctricos, por roturas o carencia de componentes de importación.

«Conmigo traigo ese bichito de querer aportar y buscarle soluciones a todo lo que se pueda», apunta el destacado integrante de la Asociación Nacional de Innovadores y Racionalizadores, en cuya extensa hoja de servicios se destacan valiosos «inventos» como la creación de un horno de 15 metros cúbicos para el secado de los transformadores de transmisión, y la recuperación de algunos de sus componentes; así como el diseño de una grúa, y de una máquina selladora para los metrocontadores, entre otros trabajos. 

En el año 2016, recuerda, el transformador de la comunidad bayamesa El Polígono –el cual prestaba servicio a unos 30 000 clientes, entre el sector residencial y estatal– sufrió una avería grave que lo obligó a salir completamente de servicio.

«Se había dañado un fusible mecánico que le permite al transformador la variación del voltaje en función de la carga, y en Cuba no se fabricaba esa pieza. Hicimos el estudio en la empresa y se logró recuperar esa pieza con una plantilla de madera, que le ahorró al país más de 493 000 pesos por concepto de importación y reparación», refiere Sánchez Noguera.

«Ya han pasado seis años y ahí está el transformador prestándole servicio a la comunidad sin presentar fallas», agrega el anirista, quien confiesa, además, que sin la participación de sus compañeros de trabajo, ninguno de sus resultados habrían sido posibles. 

Calixto Sánchez sabe que en ese empeño colectivo están las ganancias más «jugosas»: el restablecimiento de un servicio, y la gratitud de los clientes. «Me gustan las cosas complejas, por eso mi mayor satisfacción es cuando veo al equipo trabajar, y que sea algo útil para la economía del país. Además, yo nunca he considerado eso una proeza laboral, solo he cumplido con lo que me toca».

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