«Cuando vi a Díaz-Canel metido en los barrios me dije: ¡Esto va! ¡Ahora sí!». De pie, sobre una ancha acera concluida pocos días atrás, Nereyda Hernández Campo cuenta a nuestro equipo de prensa cómo se han vivido en su barrio las acciones de rehabilitación que desde hace meses se realizan.
«¡La calle es una maravilla! ¡Y las aceras también!», dice la abuela, quien, desde hace 32 años, vive en el barrio La Purísima, ubicado en el capitalino municipio del Cotorro. Esta es una de las 126 comunidades habaneras consideradas en situación de vulnerabilidad, y que este viernes fue recorrida por el Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez.
Cualquiera que visite el vecindario –con casi todas sus casas en buen estado constructivo a ambos lados de la calle principal y otras muchas entrecalles– podría preguntarse hoy si en verdad es tal la situación de vulnerabilidad que allí existía.

Esa imagen es solo para el visitante, ajeno a la realidad que, meses atrás, definía esta zona, donde la amplia calle no era más que un camino de «pura tierra, baches y piedras». Definida así por algún vecino, mientras se esperaba la llegada del Jefe de Estado, lo cierto es que hoy ninguno de ellos puede evitar hablar de las «maravillosas calles», y sonreír.
Cuentan que antes no era común ver niños jugando en las calles, y ahora «la cosa ha cambiado mucho». Es lindo
–confesó Paula Noda, quien por 25 años ha vivido en La Purísima– ver a los pequeños montando carriolas, chivichana, bicicleta; incluso a los adultos, el estado en que se encontraban los viales nos dificultaba comunicarnos.
«El barrio estaba en candela antes de arreglar las calles». Así de simple definió, desde sus 18 años, la joven preuniversitaria Denise Barison Martínez. Nosotros ayudamos a barrer, a recoger basura, repartimos merienda..., este es un lugar tranquilo, la gente se ayuda mucho, pero antes, si no era una necesidad, casi no salíamos, recuerda.
«Ahora es diferente, salimos a caminar, hacemos actividades entre los jóvenes: este es un barrio activo», contó emocionada, contenta de sentir que aquí puede dar forma a un proyecto de vida que convoque a los jóvenes.
Con una población de 1 984 habitantes y 642 viviendas, La Purísima es un reparto residencial del consejo popular de Magdalena-Torriente, donde, según definió la delegada de circunscripción, Yuleidis Infante Rodríguez, el mayor problema siempre estuvo asociado al estado de los viales.
Como explicaron al Presidente durante el recorrido –en el cual estuvo acompañado por las máximas autoridades del Partido y del Gobierno en la provincia y el municipio–, aquí se han empleado unas 5 000 toneladas de asfalto en la pavimentación y se han construido aproximadamente 35 kilómetros de acera.
¿Qué lugares visitó el Presidente @DiazCanelB en el barrio La Purísima?
— Presidencia Cuba (@PresidenciaCuba) February 4, 2022
El Consultorio Médico
El Mercado
La escuela primaria Luis de la Puente Uceda.
El Jardín Pioneros del Futuro.
En todos se han realizado obras de reparación. #CubaVive pic.twitter.com/JUhL0vAnpI
Del total de las viviendas –la mayoría en muy buen estado constructivo– solo diez se encuentran en mal estado y han requerido acciones de rehabilitación. Como parte de ese proceso, se atiende también la situación habitacional que presentan las diez madres que, con tres o más hijos, viven en La Purísima.
Idai Rojas Pino es una de ellas. Desde hace cinco años reside allí, y hace poco recibió la buena nueva de haber sido beneficiada con un subsidio para reparar un local que será convertido en vivienda, para ella y su familia. «En lo personal para mí es una gran noticia», dice, mientras toma la mano de uno de sus hijos, sin poder ocultar la emoción que la embarga.
Mucho falta por hacer en La Purísima en medio de tantas urgencias cotidianas. Los vecinos, que participan activamente en el proceso de transformación, lo saben, y también reconocen y agradecen la manera en que se han volcado todos a embellecer y rehabilitar instalaciones que dan «otros aires al barrio».

Todo ello lo pudo apreciar el mandatario cubano desde el primer momento en que puso un pie en el vecindario. El consultorio del médico y la enfermera de la familia, recién pintado y muy organizado, fue el momento inicial de su recorrido. Para satisfacción de muchos, no solo se trabajó en mejorar las condiciones de ese local, sino también de las casas de la doctora y de la enfermera que en él laboran.
Después, Díaz-Canel continuó hacia el mercado de servicios, la panera, la escuela primaria Luis de la Puente Uceda y el jardín de la infancia Pioneros del futuro. En todas esas instituciones se realizaron importantes obras de reparación, con el apoyo de organismos de la Administración Central del Estado, entre ellos el Grupo Empresarial de la Industria Sidero-Mecánica (Gesime), el sector no estatal, trabajadores sociales y vecinos de la comunidad.
«¡Presidente, estamos muy agradecidos! ¡Gracias por tanto amor! ¡Confiamos en la Revolución!», decían habitantes de La Purísima al paso del Jefe de Estado por los diferentes lugares.
A ellos les habló entonces de seguir trabajando y mantener lo que hemos hecho para avanzar en la solución de nuevos problemas; de mejorar las infraestructuras, pero también trabajar en la espiritualidad de las comunidades con proyectos culturales, de emprendimiento, de trabajo social; de escuchar a los jóvenes, para saber qué quieren en su barrio; de participar todos y controlar juntos, para que los recursos disponibles se aprovechen bien.
«¡Hay que seguir trabajando!». Así, sin muchos rodeos, definió el Presidente cubano el camino que se debe andar para consolidar cada una de las transformaciones que se han iniciado en muchos barrios cubanos. Es un reto al que estamos convocados todos.




















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