Holguín.–«El productor que cuente con agua para regar sus tierras y use la tecnología del plátano extradenso cosecha en un año lo que demora tres cuando siembra por métodos convencionales», dice, con total convencimiento, Eriberto Ramón Majuán.
En su finca, desde la que se ve una porción de la villa de Gibara en eterno romance con el mar, mayormente emplea la variedad «enano guantanamero», que le gusta por la productividad y el rápido crecimiento. Por hectárea posee poco más de 3 000 plantas y promedia unas 20 toneladas. «Y eso que son tierras malas, a las que hay que echarles a cada rato materia orgánica», comenta.
Actualmente aplica la tecnología en otras 12 hectáreas en usufructo, beneficiadas con una máquina de riego. Un cuadrante, cuenta, tiene mal drenaje; y no ha dudado en acometer la transformación requerida para lograr la explotación óptima del área. «El dinero que gaste lo veré como una inversión que voy a resarcir con la producción de plátano», refiere.
En la finca La Campesina, en tierras recuperadas tras recibirlas en usufructo, Edimir Font Sarmiento (asociado a la cooperativa de créditos y servicios Pablo Humberto Suárez), incursiona desde el pasado año en esta tecnología de siembra. La hectárea en la que tiene 3 333 plantas está a punto de concluir la cosecha de la variedad FHIA 18, y debe superar, finalmente, las 30 toneladas. Los resultados son varias veces superiores a los que ha obtenido en su vida de labriego, al plantar de forma tradicional, en la que las matas no superan las 700 por hectáreas, dice, al tiempo que se lamenta por no hacer antes lo que hoy le ofrece mayor provecho.
Otro buen ejemplo es la unidad básica de producción cooperativa 28 de Enero, del municipio de Frank País. Allí llevan más de seis años empleando esta tecnología. Con el plátano tradicional, es decir, el «macho tres cuartos», los rendimientos por hectárea están sobre las 25 toneladas. Por el método tradicional, esa variedad no llega anualmente a ocho toneladas.
SURCOS CON TORCEDURAS
Pero en Holguín no todo es color de rosa cuando se profundiza en el empleo de esta tecnología, que empezó a fomentarse aquí a partir de 2004, y que llevó a que, hacia 2010, el territorio lograra plantar más de 450 hectáreas; dato que, si bien estaba por debajo del potencial, parece halagüeño al compararlo con las cerca de 210 que hoy existen.
El ingeniero Joaquín Almaguer Polanco, especialista del Departamento Agrícola de la Delegación Provincial del Ministerio de la Agricultura, esboza las causas del retroceso.
«Se produjo una caída por descuido de los productores, sobre todo, porque no quisieron seguir la rigurosa disciplina técnica que se requiere».
También afecta la disminución del régimen de precipitaciones, a lo que se añade, explica, que de las 16 000 hectáreas que hoy la provincia dedica al plátano, solo el 4 % dispone de riego.
«Por ejemplo, en el actual polo productivo de La Yuraguana se empleó la tecnología, pero hoy está totalmente agotada la fuente de abasto de agua para el riego. Asimismo, en la zona de Velasco, en el municipio de Gibara, donde llegaron a sembrarse hasta 900 hectáreas por el método tradicional, solo 120 tienen riego».
A la vez, como un terrible e implacable mazo, golpea la falta de especialistas en el cultivo del plátano. Ingenieros y técnicos agrónomos, especialistas en Sanidad Vegetal y de otras ramas de la Agricultura emprendieron el éxodo hacia actividades laborales de más ingresos, o más cómodas. Igualmente, una parte engrosó las abultadas estructuras de las empresas agrícolas, desamparando la atención directa a las plantaciones, y hasta hubo decisiones apresuradas e incorrectas que llegaron a anular los puestos de esos especialistas a pie de surco, reconoce Joaquín Almaguer.
¿Qué hacer para revertir la situación? El experto opina que, aun disponiendo de fuentes de agua, por un comportamiento más benévolo de la naturaleza, recuperando la fuerza técnica especializada y colocando la mayoría de esta directamente en los campos, es imprescindible la reanimación de la capacidad productiva de la biofábrica de la provincia, la cual, afortunadamente, salió el pasado año del largo letargo en el que estuvo a causa de su deterioro estructural.
«Cuando vuelva a producir más de un millón de vitroplantas de plátano de las variedades apropiadas, garantizará semilla para sembrar anualmente unas 300 hectáreas. Por el concepto de rejuvenecimiento fisiológico de las células en la biotecnología, con esas posturas ganamos un 25 o un 30 % del rendimiento agrícola. Van libres de nemátodos y patógenos. Como la semilla es del mismo tipo y tiene la misma edad, crecen parejas y la producción es alta».
Mientras llega ese momento cumbre, que resume las ventajas de la ciencia y la innovación que acompañan a la tecnología del plátano extradenso, hay que recurrir, como hacen los productores que la defienden y aplican actualmente, a la creación de pregerminadores para depositar yemas, es decir, construir canteros al pie mismo de los campos, donde se depositan las semillas de las mejores plantas y se calibran por tamaño una vez están aptas para sembrar, con lo cual se logra la uniformidad del campo.
En los territorios con mayor número de máquinas y sistemas de riego, sobre todo en Mayarí, hay muchas hectáreas en las que es posible recurrir al plátano extradenso.
APROVECHAR MÁS LA FLEXIBILIDAD DE LA TECNOLOGÍA
Eugenio Rodríguez Cedeño, investigador auxiliar de la Unidad de Extensión, Investigación y Capacitación Agropecuaria (Ueica), ubicada en Velasco, Gibara, es un activo defensor de esta tecnología. Desde que la conoce, la califica de prodigiosa y hoy aboga por potenciarla para aprovechar la tierra y sacarle más alimentos.
En Cuba, recuerda, antes de conocer ese método, estaba generalizado sembrar hasta 625 plantas en una hectárea, en un marco de cuatro por cuatro metros, con lo que se pierde mucho terreno y producción. Pero en el plátano extradenso, de acuerdo con la distancia entre carreras y plantas, estas pueden ir de 2 222 hasta 3 333.
«Aquí nos percatamos de que la tecnología está vigente, pero en alguna medida permanece engavetada en la provincia. Y para demostrar que está viva, hicimos un grupo de cosas, desde la ciencia, de conjunto con el Instituto Nacional de Investigaciones de Viandas Tropicales (Inivit), de Villa Clara. A modo de experimento, con el pv 0630, un clon logrado por aquel centro, en surco sencillo pusimos a 1,50 metros dos plantas por nido. Así elevamos el número a 4 444 plantas por hectárea, y en el primer año de la prueba dio 32 toneladas. En la hectárea, con 2 222 plantas, la producción es de 23 toneladas».
Han aprovechado la flexibilidad que tiene la tecnología a la hora de aplicarla. En la Ueica, narra, comenzaron con pequeñas parcelas y llegaron a dos hectáreas con el clon mencionado, que es del tipo macho y da, como promedio, 44 plátanos por racimo. En fin, la experiencia les indica que cualquier productor, en espacios que no tienen que llegar a una hectárea, puede emplear la tecnología. «Si tiene una parcela a la que le caben 200 plantas, eso es lo que debe sembrar, porque, en definitiva, dará más cantidad de comida, y eso es lo que necesitamos».
Por otra parte, dice, al capacitar al productor, sea un campesino aislado, un cooperativista o integrante de una unidad agrícola estatal, hay que insistirle en que la siembra de forma extradensa, por realizarse de forma escalonada, ayuda a contrarrestar los efectos de los huracanes. De igual forma, como los campos se demuelen totalmente al ser cosechados, se combate casi de forma radical la cigatoka negra, enfermedad que acosa al plátano.
Acerca de las investigaciones conducidas por la Ueica, el ingeniero Joaquín Almaguer plantea que las tienen en cuenta, dada la alta calificación y la sagacidad de los investigadores que la componen, así como los aportes sistemáticos que hacen al desarrollo agrícola. De hecho, el clon PV 0630, que ha dado hasta 40 toneladas por hectárea, se experimenta hoy en 12 hectáreas bajo el principio de que vista hace fe, con lo que también se convence a quienes no creen en las ventajas del plátano extradenso.
Pero en la estrategia que Holguín se ha propuesto para llegar a mediano plazo a unas 560 hectáreas con plátano sembrado con la ponderada tecnología, se prioriza el uso de los clones FHIA, que, de acuerdo con experiencias de otras provincias, siempre que se respete al pie de la letra la disciplina tecnológica establecida para el cultivo, pueden dar entre 50 y 60 toneladas por hectárea, con lo que superan con creces los clones tradicionales.
El despegue nuevamente del plátano extradenso en Holguín, a juicio de los especialistas de la Agricultura, podría ser a partir de 2024.
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Alina dijo:
1
2 de febrero de 2022
18:34:37
Mirta dijo:
2
2 de febrero de 2022
21:23:28
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