ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Con la firma de la Resolución No. 254 del Instituto Nacional de la Reforma Agraria (INRA) por Fidel Castro Ruz, el 24 de marzo de 1961, se reunificó todo el Servicio Veterinario de la Nación. Foto: Cortesía del Centro Nacional de Sanidad Animal (CENASA)

Este 24 de marzo amaneció diferente al de otros años. Quienes profesan la Medicina Veterinaria seguramente hoy visten un verde esperanza más intenso, porque están cumpliendo, y con creces, la misión que hace seis décadas Fidel les orientó, consciente de que el futuro económico y el de la salud de los hijos de una nación eminentemente agrícola, pasan por la sanidad y el bienestar de los animales, por la capacidad de prevenir, controlar y erradicar sus enfermedades.

En aquel contexto de inicios de la Revolución, cuando Fidel firmó la resolución que reunificaría los servicios veterinarios del país, proteger la ganadería debía ser la obra de gracia de los profesionales de la salud veterinaria, porque era necesario, sobre todo, lograr el desarrollo económico y la sostenibilidad de la producción pecuaria. Esa premisa se mantiene firme, e incluso, la acompañan otros sueños, metas parecidas a los tiempos que corren.

El doctor en Medicina Veterinaria Yobani Gutiérrez Ravelo, director general del Centro Nacional de Sanidad Animal (Cenasa), recuerda los logros de todos estos años y comparte sobre los retos actuales y las perspectivas del gremio, en nombre de los profesionales y técnicos de esta ciencia vital.

OTRA TRINCHERA CONTRA LAS AGRESIONES A CUBA

A partir del triunfo revolucionario, cuenta Gutiérrez Ravelo, se produjeron radicales cambios en el Sistema de la Medicina Veterinaria en Cuba. Tanto los ocurridos en la docencia, la producción, como en los servicios y la investigación, permitieron erradicar la peste porcina africana, en los años 1971 y 1980, por ejemplo. Igualmente, el control de la brucelosis en un 98 % de la masa bovina, el 90 % de la bufalina, y en la totalidad del ganado ovino-caprino de todos los sectores productivos, y en la especie porcina especializada.

«Otras enfermedades como la hemorrágica viral del conejo, la encefalomielitis infecciosa equina tipo este, y la gastroenteritis transmisible del cerdo se han logrado controlar. La mayoría ha sido introducida en el territorio cubano como actos de agresión biológica del Gobierno estadounidense, por lo que la prevención, detección y control de las mismas constituyen tareas que atañen a la seguridad nacional», sentenció.

Entre las acciones fundamentales que han involucrado, tanto a la academia como a las formas asociativas y varias entidades que lo integran, Gutiérrez Ravelo menciona la vigilancia epidemiológica, el diagnóstico de laboratorio, la asistencia a la ganadería, el control en los objetivos de riesgo biológico, además de la docencia e investigación científica, el trabajo de inocuidad de los alimentos y la capacitación.

VENCER RETOS Y CONTINUAR EL MÉRITO HISTÓRICO

En medio de un escenario en el que el 60 % de los patógenos que afectan al ser humano son de origen animal, y que, además, son zoonosis el 75 % de las enfermedades emergentes de las últimas décadas, el sistema de la Medicina Veterinaria juega un rol de importancia estratégica en nuestra sociedad, explica el Director General del Cenasa.

A pesar de que Cuba ha logrado mantener bajo control 76 de las 113 enfermedades que son de declaración obligatoria por los países miembros de la Organización Mundial de Sanidad Animal, el directivo reconoce que la peste porcina clásica o cólera porcino, sigue siendo un serio problema sanitario a resolver.

No obstante, además del uso de la vacuna elaborada con cepa china, que produce el grupo empresarial Labiofam, se ha incorporado al programa de control la vacuna Porvac, del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología, con buenos resultados en el municipio especial Isla de la Juventud y en las 79 unidades especializadas bajo esquema de vacunación.

«La complejidad de las urgencias sanitarias nos obliga a actualizar nuestros programas de prevención y control, a perfeccionar el trabajo del Sistema de Vigilancia Epizootiológica, a lograr una mayor cantidad de unidades avícolas, porcinas y de otras especies con la condición de bioprotegidas, con el objetivo de consolidar la gestión del riesgo asociado a estas enfermedades, y evitar su entrada al país».

Actualmente, informó Gutiérrez Ravelo, se trabaja en los principales programas de inmunización. Se ha potenciado la vigilancia sanitaria en todas las fronteras del archipiélago y sobre los elementos que intervienen en la inocuidad, a lo largo de la cadena alimentaria. Asimismo, se actualiza la base regulatoria y se concluye la informatización del Registro General de Medicamentos Veterinarios Nacionales y de Importación, y el Registro Nacional de Productos para la Alimentación Animal de Producción Nacional y de Importación. 

Sobresalen las transformaciones en el ámbito jurídico que buscan perfeccionar la actividad de la sanidad animal, desde una mayor protección y bienestar a los animales terrestres y acuáticos, ya sean de compañía, para la producción o de trabajo, entre las tantas premisas que respalda la política aprobada para ello en 2018.

Lo cierto es que todo eso, y más, es posible gracias a la generación que se comprometió con la tarea encomendada por Fidel en 1961, a las que sucedieron, y a la batalla de los más de 16 000 médicos y técnicos veterinarios que hoy conforman el sistema de la Sanidad Animal cubano.

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