Este 20 de enero, día que se señala como histórico, cuando juramentó el nuevo gobierno de Estados Unidos, releí el resumen de las medidas contra Cuba desde 2017, firmadas por quien (quienes) se despidieron del poder presidencial, pero no de lo que representan dentro de ese sistema.
Los que todavía se están lamentando (o mostrándose amenazantes y armados) por haber perdido a su héroe, repiten argumentos para otorgarle una altura que nunca tendrá. Uno de los más socorridos es que este no inició ninguna guerra.
Sorprendente. Le bastó con mantener las que siguen su curso destructor, y con usar viejas maneras con viejos y nuevos actores: leer las medidas contra Cuba ilustra su guerra de «rodillas en cuello». Se fue, además, a lo grande. Con una guerra contra su propio país, para dar la razón a quienes dicen que este se ha invadido a sí mismo y llegó al día de hoy con una fractura que desconcierta a los que se han creído dueños de la grandeza.
Cada lectura me hace no olvidar. Para saber de qué lado late la definición de humanidad; para saber que los negacionistas de cualquier certeza solidaria, humanista, científica, inclusiva (que niegan, en definitiva, el derecho a la vida), no pueden tener cabida en mi concepto de mundo compartido. Porque esas leyes no son simples palabras. Se traducen en sufrimiento. (También en resistencia).
Cualquiera que crea que este hombre y sus iguales no fue y es responsable de convertir en pesadillas los sueños vivos de muchos, está en su derecho. Pero no en mi ámbito, no conmigo, no con mi gente, no con Cuba. Y lean: CUALQUIERA. Sigamos trabajando, cuidemos, curemos... Y observemos. Y no olvidemos.



















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luis dijo:
1
22 de enero de 2021
07:41:39
Luis H dijo:
2
22 de enero de 2021
08:08:19
Jorge dijo:
3
22 de enero de 2021
12:22:34
alida maria cortes dijo:
4
22 de enero de 2021
19:44:54
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