ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
A partir de ahora, muchas manos deben dejar de estar ociosas, pues, para garantizar el sustento propio, hay que ponerse a trabajar. Foto: Endrys Correa Vaillant

«Esta mañana, una señora en la bodega pagó casi 900 pesos por los mandados. Era una familia de al menos ocho personas», dijo sorprendido. «Es que ya se eliminaron los subsidios excesivos a los productos», fue la respuesta de quien le dobla la edad.

Opiniones de este tipo son frecuentes después que pasaron los días de buenos augurios por el inicio del año nuevo. No es para menos, con la llegada del día «cero» no solo se entroniza el cup en el lugar que, por derecho propio, le pertenece.

Consolidar las funciones dinerarias del peso cubano, con el objetivo de fortalecer su papel y preponderancia en el sistema monetario y financiero del país, es uno de los principios generales de las políticas macroeconómicas de los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución.

También llega el momento de dar al trabajo el valor que realmente tiene, a fin de  convertirlo en la principal fuente de ingresos.

El cambio es brusco para todos, como es lógico. Durante décadas, más de una generación de cubanos ha accedido a alimentos básicos y a servicios elementales a precios altamente subsidiados por el Estado.

Tal práctica tiene una base profundamente humanista y de justicia social, pero también propició que algunos interpretaran que en Cuba se podía vivir sin trabajar, o sea, a costa del trabajo ajeno y de las arcas estatales, asunto discutido con fuerza en los últimos congresos del Partido y en las asambleas vecinales previas a la aprobación de la Constitución.

La nueva realidad hace del trabajo no solo un deber moral para con la sociedad y los conciudadanos, también una necesidad para poder satisfacer, desde las cuestiones elementales, hasta los gustos y caprichos personales.

A mediados de octubre último, en el chequeo presidencial al Programa de Empleo, Salario y Seguridad Social, se informaba que Cuba había alcanzado la cifra de 4 585 220 trabajadores, de estos 3 078 547 en el sector estatal (67  %), y 1 506 673 en el sector no estatal (33  %). A principios de enero, más de 45 000 plazas estaban disponibles para los interesados, fundamentalmente en el sector estatal, lo que ratifica la voluntad del Gobierno de ofrecer empleo a quienes optan por el trabajo como su principal fuente de ingreso.

Los meses venideros serán de ajustes necesarios, de cambios de mentalidad, para dejar atrás los días en que no hacer nada era rentable, porque todo lo adquiríamos prácticamente gratis. A partir de ahora, muchas manos deben dejar de estar ociosas, pues, para garantizar el sustento propio, hay que ponerse a trabajar.

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Carlos dijo:

1

13 de enero de 2021

12:11:38


Lo ideal sería que los nuevos puestos de trabajo q se habiliten sean para crear bienes o al menos servicios. Desde siempre pululan puestos de trabajo q no reportan nada en absoluto, más bien, son parasitaros del presupuesto, demasiado buroes y burocracia inservible. Es un mal endémico q urge sanar.

Eduardo dijo:

2

13 de enero de 2021

14:16:39


El ideal sería que existieran posibilidades de trabajar en el sector privado. Los que trabajan en el sector público ya son muchos, alrededor de 3 millones de personas, lo que provoca un alto gasto fiscal. Esto se puede lograr rápidamente si se autoriza desarrollar todo tipo de actividades que no atenten a la ética. Así el Estado puede ahorrar recursos financieros y bajar el gasto público evitando tener que emitir dinero sin respaldo lo que provoca inflación. No hay que olvidar que la inflación pulveriza las pensiones y salarios.

Jose dijo:

3

13 de enero de 2021

23:56:13


Ciertamente un grupo de personas ahora sentirá la necesidad de buscar trabajo, pero seguirá existiendo un grupo nada despreciable que seguirá viviendo de la especulación y reventa de productos ahora a mayores precios, aprovechando la limitada oferta de bienes en el país. Por ello las autoridades competentes deben combatir con energía a los especuladores, coleros y vendedores de productos industriales de todo tipo que pululan en todo el país.