«No somos relevo, somos más que eso, somos continuidad, somos el presente», así afirmó en nombre de las nuevas generaciones tuneras, Anier Arnedo Sánchez, primer secretario de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) en el balcón del oriente.

La ocasión, fue el momento en que combatientes de la Revolución, pioneros y jóvenes, rememoraron el aniversario 62, de la entrada a la ciudad cabecera del territorio de la Caravana de la Libertad. Aunque el manto de la noche cubría entonces al pueblo que dormía, eran las huellas de Fidel demasiado profundas como para que el acontecimiento pasara inadvertido. Fue por eso que no pocos tuneros y tuneras abandonaron el calor de sus sábanas, para salir al encuentro de los nobles barbudos.
En momentos en que el sistema social cubano ha demostrado con creces su valía, también ha quedado claro el pleno respaldo de sus frutos a esta, una sociedad que cada día dignifica a sus hijos. Fue por eso que también en sus palabras, la pionera Yiliannis Navas Hechavarría, reafirmó su orgullo y el de sus coetáneos de pertenecer a esta caravana de presente y futuro, y su confianza en que Cuba es artífice del mundo mejor con que soñó Fidel.
No pudo ser mejor el momento para que valiosos estudiantes de preuniversitario recibieran el carné que los acredita como miembros de la UJC. También con alto simbolismo, la organización juvenil reconoció a la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana, sin dudas, fuente inagotable de valiosos ejemplos.
Simbólicamente, y como la mayor prueba de los lazos que unen a las pasadas y presentes generaciones de cubanos, los que vistieron el verde olivo en aquel entonces, descendieron de los vehículos tomados de la mano de los que ahora siguen sus luminosos pasos.
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