ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
El joven Abel Maceo Limonte. Foto: José Manuel Correa

No son momentos de ocio los que vivimos. La Revolución es atacada por mercenarios al servicio del imperialismo en medio de una pandemia global y el recrudecimiento del bloqueo a nuestra economía. ¿Qué papel juegan nuestros jóvenes en el enfrentamiento a la guerra no convencional que se nos hace?
A propósito de conmemorar el aniversario 124 de la caída en combate del Titán de Bronce, Granma se acerca a un joven Maceo, uno que no empuña el machete, pero que está dispuesto a tomarlo.

Abel Maceo Limonte vive en la Cuba del 2020 orgulloso de sus raíces. Aunque nació en La Habana, su abuelo paterno, Pedro Maceo Núñez, nació en la casa familiar de los Maceo Grajales en la antigua calle Providencia de Santiago de Cuba.

Maceo Núñez era hijo de José Tomás Maceo Grajales, hermano de Antonio que sobrevivió a las dos guerras de independencia y dejó varios descendientes. Esta línea familiar convierte a Abel en sobrino bisnieto del Lugarteniente General del Ejército Libertador y tataranieto de Mariana Grajales y Marcos Maceo.

– ¿Qué significa para usted ser un descendiente de Antonio Maceo?
–Conocí gran parte de la historia de Cuba de la mano de mi abuelo. Con avanzada edad, se sobreponía a sus achaques y me caminaba por todas las calles y museos icónicos de Santiago de Cuba. Me presentaba a muchos de sus amigos, la mayoría de ellos, como mi abuelo, también habían formado parte de la historia y habían jugado un importante papel en su momento.
«Es decir, mi bisabuelo luchó por la independencia de Cuba junto a sus hermanos, pero hubo una continuidad con mi abuelo. Al casarse con mi abuela e irse a vivir con ella, hija de otro mambí y gran militante del Partido Socialista Popular, convirtieron la nueva casa familiar en un foco de lucha.
«Con esos ideales formaron a sus tres hijos. Los tres con su propia historia, mi tío bajó de la Sierra con grados de primer teniente, mi tía luchadora clandestina, y mi padre al triunfar la Revolución estaba escondido en otra casa por ser buscado por la policía de la tiranía. Esperaba incorporarse a la Sierra cuando felizmente bajaron las estrellas. Hablo de todo esto,porque mi abuelo y mi padre siempre me dijeron que para llevar ese apellido, había que ponerle un nombre que valiera tanto como el mismo apellido. Es un honor llevar el apellido, pero hay que hacerle honor al apellido... Pareciera un trabalenguas, pero no lo es.

A mí no me tocó vivir el tiempo de usar el fusil en combate y como Silvio digo «quiero que me perdonen los muertos de mi felicidad», pero me tocó otra trinchera que pudiera parecer menos dura, pero no lo es: la cultura.

– ¿Cómo fue su formación profesional?

–Estudié música en la especialidad de canto y también me formé como director y productor de espectáculos. Mi preferido es el canto, me desenvuelvo en el medio por sobre todas las cosas, luchando por hacer o promover lo mejor de los valores de nuestra música, que es tan inmensa y tan rica. Me encanta ver al público disfrutar con buen arte cubano, genuino... Aunque el foráneo siempre que venga para aportar es muy bienvenido...pero soy sin temor a decirlo, un fanático de nuestra cultura.

– ¿Quiénes han influido en la formación de su personalidad y de qué manera lo han hecho?

–Sin dudas, en la formación de la personalidad de un individuo influyen muchas personas y factores. La familia en primer lugar. Mis padres, mis abuelos, mis maestros, mis amigos, esos que son de verdad. Pero también influye esa familia que con los años uno forma, y regreso a lo mismo, uno toma de las enseñanzas de los mayores, y crea algo nuevo, pero sin olvidar lo importante, las raíces.

«Yo educo a mis hijos, les muestro valores patrios, cívicos, familiares, artísticos y los educo sobre la base del respeto. El amor que sea capaz de darles ahora va a influir mucho en su formación y será el que ellos sientan por su familia y su país más tarde, cuando definan una conciencia.

«Mis hijos saben cómo doblar y guardar una bandera, saben cuándo va a media asta, y saben cuándo y cómo usarla. Mis hijos cantan “La Guantanamera”. Son niños, pero les enseño boleros antológicos, también canciones de Liuba, Silvio y de Teresita Fernández.

– ¿Cómo aplicó su estirpe mambisa para abrirse paso en la vida?

–La perseverancia, el estudio, el no cerrar la mente y aprender de todo y de todos me han ayudado a abrirme paso en la vida, sin traicionar mis valores y principios. Ayudar a todo el que lo merezca, porque no se trata de competir, se trata de convivir. Siempre del lado de la justicia, de la verdad. Mis padres siempre insistieron en eso.

– ¿Cree usted en la música como herramienta para difundir valores y principios de bien? ¿Por qué?

–La música es un poderoso medio para llegar a grandes multitudes. Puede ser como todo arte, tan edificadora como destructiva. Es por ello que insisto siempre en principios éticos y valores artísticos reales. Insisto en la calidad de cada obra. Insisto en que cada creador debe  cultivarse, estudiar, leer, adquirir cada vez mayor cultura y conocer su historia, porque la influencia externa siempre va a existir.

«Como mencioné anteriormente, si es para aportar, bienvenida sea la música, pero nunca para tratar de exterminar u opacar lo más genuino de nuestras raíces... Porque al final Cuba es eso, una mezcla de muchas culturas que conformaron una identidad y la siguen enriqueciendo. Desde adentro hay que seguir creando para que esa que es nuestra, también siga influyendo en la cultura del mundo.

– ¿Cuánto del carácter de Antonio Maceo está presente en su obra artística?

–Del carácter de Antonio Maceo en mi obra hay mucho, pero no solo en la mía, también está presente en la de muchos jóvenes artistas que piensan como yo. El sector cultural en general, es de altas y bajas, la creación artística depende de muchos factores espirituales y logísticos. No siempre como se dice “llega la musa”. «En ocasiones las crisis afectan el proceso creativo, pero hay que saber sobreponerse a las adversidades y seguir creando. No importa cuántos balazos puedas recibir, monta en tu caballo y vuelve a componer, vuelve a crear, a combatir. Ahí está el espíritu de Maceo.

–En su opinión, ¿cómo debe ser un joven de estos tiempos?

–Los jóvenes cubanos deben ser respetuosos y seguidores de los valores inculcados a lo largo de nuestra historia por todos esos que nos labraron el camino.Deben andar atentos para tratar de sacar adelante a nuestra sociedad sin cometer los mismos errores que como buenos seres humanos, pueden haber cometido nuestros padres. Pero deben cuidar nuestras raíces, los cimientos, las ideas que nos trajeron hasta aquí,y deben aprender a sembrar siempre amor.Deben desechar todo aquello que albergue odio.

– ¿Cuál es su posición como joven revolucionario ante las maniobras mercenarias del Movimiento de San Isidro y el resto de las patrañas creadas por el imperialismo yanqui?

–No puedo ser partidario de movimiento alguno que, en primera instancia, denigre mi bandera. Tampoco  de movimiento que lejos de tratar de construir puentes de amor tan necesarios en estos tiempos, pretendan buscar retroceso, fomentar odio, contribuir o apoyar a las medidas que pretendan liquidar a mi pueblo, a ese que día a día trata de salir adelante sin hacer daño.

«No puedo apoyar movimiento alguno que se escude bajo el manto de un supuesto “arte”, que en mi modesta opinión, no lo es ,mucho más cuando queda demostrado que todo ha sido una vez más, orquestado desde otras regiones.

«A la vez, creo que debemos escuchar a los jóvenes que vienen con inquietudes siempre que sean constructivas. Siempre que vengan con la verdadera intención de aportar.

– ¿Qué significado tiene para usted la Patria y cómo considera que debamos defenderla?

–Mi concepto de Patria es el mismo de José Martí. Soy un martiano hasta la médula. Cada cubano debe defender a esta Isla ahora, haciendo bien lo que le corresponda en su papel dentro de la sociedad. Por eso ahora defiendo a esta tierra con mi voz y con mi obra, no sé si algún día tendré que agarrar un machete, ojalá que no, pero estoy dispuesto a hacerlo.

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idalmis dijo:

1

8 de diciembre de 2020

08:09:33


!Es gratificante saber que hay jóvenes como usted!

Ubaldo dijo:

2

8 de diciembre de 2020

11:05:10


Me alegra conocer a otros descendientes directos de aquellos que con el machete en la mano; y aclaro machete en la mano; combatieron al imperio español. En mi caso soy descendiente del General de División Francisco Estrada Entrada; combatiente de las tres guerras de independencia, y que en las contienda del 68 y 95 combatió bajo las ordenes de Antonio Maceo. Y coincido con Abel totalmente, nuestros abuelos pelearon muy duro durante esos años, y me siento mas que orgulloso seguir la tradición familiar de luchar contra todos aquellos que se quieran subordinar o hacernos subordinar a los designo de los imperios ya sea el Español, el Estadounidense o el Europeo, como hay algunos actualmente que lo hacen por unas monedas. Nuestros abuelos dieron mucho a cambio de la libertad y sin recibir nada a cambio, solo en muchos casos lo único que ganaron fue pasar al altar de los hereos de la patria. Y muy tranquilamente en el momento que sea necesario solo me queda seguir el mismo sendero que siguiente mi bisabuelo en la manigua, y claro como dije anteriormente si es necesario con el machete en mano. Eso para mi es ser cubano como aquellos, como mis tíos que el abuelo general les enseño que es lo que es patria, dignidad y rebeldía, no es mas que la libertad de la patria, que cuando no la tienes se conquista, y claro con el filo del machete contra todos aquellos que la intenten usurpar, o como en los momentos de ahora VENDER LA PATRIA por un puñado de monedas.

Wendy dijo:

3

26 de mayo de 2024

00:30:05


Hola, mi mayor interés está en Abel Maceo. Sucede que puede que seamos primos. Mi abuelo se llamaba Alvio Maceo González. Nació en Camagüey, así como sus hijos. Y me cuentan que cuando fue de viaje a Rusia, fue presentado como descendiente del "Camarada Ilustre General Antonio Maceo" en las fotos se parecen mucho. Nada que quisiera poder conectar con Abel. Si quisiera