ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Primera Campaña Nacional de vacunación contra la poliomielitis. Foto: Archivo

Para la familia cubana es ya, simplemente, la «gotica de la polio». Basta llegar al consultorio médico, luego de la citación, y la enfermera espanta con rapidez el fantasma de una enfermedad terrible.

Cada vez más, parece cosa de un pasado distante la poliomielitis; muy temida en Cuba antes de la década de los 60 del siglo pasado, por sus secuelas de atrofia muscular, parálisis, deformidad y muerte, sobre todo en niños menores de cuatro años.

Desde que se detectaron los primeros casos en la Isla, a finales del siglo xix, hasta el día de hoy, que inicia la segunda etapa de la 59 Campaña Nacional de Vacunación Antipoliomielítica Oral Bivalente, mucho ha cambiado –para bien- en la actuación ante el padecimiento infecto-contagioso, que afecta el sistema nervioso central.

Antes de 1962, cuando tuvo lugar la primera campaña de vacunación masiva, las epidemias se sucedían cada cuatro o cinco años. Gracias a las concepciones sanitarias de la Revolución en el poder, basadas en la medicina preventiva, y la existencia de las organizaciones de masas, fue posible dar ese paso inicial del programa para erradicar la enfermedad.

Comenzaba así, además, la acción intersectorial en materia de Salud (que en la lucha actual contra la covid-19 exhibe sus frutos), pues para trasladar y aplicar las vacunas, las Fuerzas Armadas Revolucionarias dispusieron los helicópteros; el Instituto Nacional de Reforma Agraria, los vehículos refrigerados; las escuelas, sus locales; y los cederistas, federadas y jóvenes trabajaron como voluntarios.

A partir de entonces no se registraron muertes y se reportaron apenas diez casos no letales en infantes no vacunados. En 1994, y debido al esfuerzo repetido cada año que garantizó una alta cobertura de inmunización, las organizaciones mundial y panamericana de la Salud certificaron la eliminación de la enfermedad en el país, y aseguraron que Cuba constituía un «modelo para el resto del mundo» y había «transformado lo probable en posible».

La nación era la primera en América Latina en ser proclamada libre de poliomielitis, un éxito en el que convergían compromiso político sostenido, divulgación y educación sanitarias, y vigilancia epidemiológica.

Si bien la evolución de la atención primaria de Salud garantiza que en la actualidad las campañas fluyan de una manera mucho más orgánica, no dejan de implicar un esfuerzo considerable; tal y como lo supone todo el esquema de vacunación vigente en el territorio, que inicia desde el nacimiento y protege contra 13 enfermedades.

Mientras los movimientos antivacunas, vestidos de irracionalidad, cobran fuerza en el mundo, con saldos negativos en la vida de algunos niños no inmunizados, es preciso, como madres y padres, informarnos cada vez mejor, y también agradecer esa «gotica», que tantas tristezas ahuyenta.

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ale1973 dijo:

1

23 de noviembre de 2020

08:31:09


Y el primero en el mundo