Una Revolución que no logra apoyarse en su pueblo, fracasa. Organizar a su gente, hacerla protagonista de las transformaciones de la sociedad, poder confiar en su respaldo, cuando los desafíos tocan a la puerta constantemente, es una tarea que su líder no puede pasar por alto. Fidel sabía eso. Confiaba en que los cubanos unidos somos más fuertes.
Sobre la labor de los CDR ayer y hoy, Granma conversa con Julia Durruty Molina, miembro del Secretariado Nacional de la mayor organización de masas del país.
–La vigilancia revolucionaria fue la misión fundacional de los CDR, ¿cuánto ha cambiado ese rol de ayer a hoy?
–En cada etapa se ha mantenido una efervescencia revolucionaria en el pueblo, pero también cada uno de estos ciclos han sido diferentes. Es muy difícil comparar una con otra, fundamentalmente después del periodo especial, pues han proliferado fenómenos que antes no existían y que han lacerado determinadas virtudes y valores que antes estuvieron presentes.
«Es por ello que, cuando hablamos de vigilancia revolucionaria, continúa Julia Durruty Molina, no es una sola referencia a la guardia cederista que, reconoce, ha cambiado con los años a la par que la sociedad.
«Un punto prioritario ahora es el enfrentamiento a las indisciplinas sociales y a las actitudes inadecuadas de algunos ciudadanos, que tanto irritan al pueblo».
Durruty Molina significa que hasta en la salvaguardia de las costas cubanas, la labor de los CDR resulta esencial.
«Durante 50 años ha sido valioso el trabajo de los 304 destacamentos populares Mirando al mar, que desempeñan un papel preponderante en la detección de recalos de drogas, intentos de salida y de penetración ilegal al país, y la depredación de la flora y la fauna.
–En las circunstancias actuales, generadas por la emergencia sanitaria en la Isla, ¿cuál ha sido la utilidad de los CDR?
–El ejemplo más concreto ha sido el enfrentamiento al inescrupuloso actuar de coleros, acaparadores y revendedores.Contribuimos a ese esfuerzo mediante el trabajo de los 671 destacamentos, que apoyan a las fuerzas de la pnr, y con la participación en los grupos creados en los centros comerciales.
Expresa que hoy el énfasis está en la labor preventiva, tanto en la comunidad como al interior de cada familia, para consolidar el rechazo consciente a estas conductas de corrupción, delitos e ilegalidades.
–En estos 60 años, ¿qué otras misiones han asumido los CDR, como ente activo dentro de la sociedad que construimos?
–La originalidad de la estructura y composición de la organización es lo que permitió que, además de la vigilancia revolucionaria, asumiera otras tareas. Están, por ejemplo, el aporte al proceso de institucionalización del país, la participación en el proceso de consultas y aprobación de la Constitución, la contribución a la realización de los censos de población y vivienda, así como en la importante tarea de las donaciones voluntarias de sangre.
«Se han conformado también 857 brigadas de solidaridad CDR-FMC, para apoyar la construcción de viviendas para madres solas con varios hijos; el trabajo para el ahorro de energía, y se ha retomado la participación en el movimiento de la Agricultura Urbana, Suburbana y Familiar».
En todo este accionar, agrega Durruty Molina, se logra la participación de 23 400 jóvenes en los Destacamentos Juveniles, quienes no se han desentendido de las actividades prioritarias para el país.
Sobre la inserción de las nuevas generaciones en el trabajo de los Comités, fundamenta que se está potenciando su participación en las tareas de la organización, a través de la realización de actividades atemperadas a sus gustos, tal es el caso de los intercambios entre los destacamentos juveniles con el resto de los jóvenes en las comunidades, para conocer sus inquietudes y necesidades, y proyectar el trabajo.
–A pesar de que muchas de estas actividades son visibles, los criterios sobre la funcionalidad de los CDR hoy van desde la crítica negativa a las sugerencias para mejorarla. ¿Asistimos, entonces, a una disfuncionalidad de sus roles históricos, o a una nueva forma de vitalidad?
–Al paso del tiempo nada permanece igual, nuestra sociedad asume retos distintos. Si bien la labor social y el alcance de los CDR en la comunidad han sido ampliamente demostrados –tómese como ejemplo más reciente el trabajo contra la COVID-19 y la asistencia en sus hogares a personas vulnerables– existen aún potenciales sin explotar.
«Por eso se trabaja en la multiplicación de los proyectos comunitarios, con el objetivo de promover el rechazo a conductas negativas, el fomento de la educación formal y de maneras solidarias de convivencia.
«Con la llegada de cada aniversario de los CDR, nuevas tareas se han sumado a las históricas, siendo siempre la unidad la esencia de una organización que lleva 60 años defendiendo a la Revolución desde el barrio, adaptándose a las necesidades de Cuba, para mantenernos en cada rincón de la patria con la guardia en alto».
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