Una vida profesional que ha transcurrido por diferentes espacios, desde la Campaña de Alfabetización hasta el Ministerio de Educación, donde funge como metodóloga de la Dirección de Formación de Personal Docente, distingue la amplia trayectoria laboral y de compromiso de Vilma Hernández Silverio.
Sin embargo, cuando supo que a raíz de la suspensión de las actividades docentes para frenar la propagación de la COVID-19, debía prepararse para impartir las teleclases de Historia de Cuba a los alumnos de las escuelas pedagógicas, tuvo que armarse de valor.
«Prepararse para un medio que no es frontal es algo que requiere no solo de tener la ecuanimidad de presentarse ante una cámara, sino también de recurrir a todos los recursos metodológicos que se han adquirido a lo largo de los años.
«Además, exige incorporar las características de los estudiantes, que las conocemos, porque atendemos esas escuelas, para entonces preparar en un espacio de no más de 27 minutos un grupo de orientaciones a fin de que los alumnos, desde sus hogares, puedan acceder al conocimiento», afirma.
En la Sierra Maestra, Topes de Collantes y Tarará dio sus primeros pasos en el magisterio. Luego fue formadora de maestros primarios en la asignatura de Historia, profesora de secundaria básica, y más tarde profesora de esa especialidad en la universidad.
Desde muy joven ocupó cargos de dirección, «pero nunca abandoné el aula», puntualiza.
Las clases televisadas de la profesora Vilma se han transmitido, primero en el Canal Educativo y luego en Tele Rebelde. En nuestra conversación recuerda emocionada la grabación del primer encuentro.
«Una de las cosas que me ayudó mucho en ese ejercicio sicológico fue querer dar de mí lo mejor a todos nuestros estudiantes, a los profesores, a los familiares; llevar el mensaje lo más preciso posible para que el conocimiento de la Historia no falte en la formación de los futuros docentes», explica.
De esta nueva experiencia saca sus lecciones: ¡Cuántas formas fuera del aula se pueden utilizar para impartir el contenido de Historia de Cuba, sin que sea el mecanicismo o la repetición, que pueden llevar al cansancio y al desinterés de los estudiantes! Ha sido para mí un nuevo aprendizaje, exclama.
En un momento de la conversación hace una precisión necesaria: «La palabra orientadora del maestro no puede ser sustituida por nada», acota, y se define a sí misma como una educadora de pizarra y de tiza.
Ante la pregunta sobre el consejo que les daría a esos profesores que van a empezar su vida profesional en un mundo con tanta tecnología, recomienda dominar el contenido, antes que todo. «No hacer un uso abusivo de ninguno de esos medios, y que nunca olviden que hay que amar mucho la profesión, porque ellos formarán parte, dentro de poco, del ejército de educadores de este pueblo», concluye.



















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Bryam Landin dijo:
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29 de junio de 2020
16:14:29
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