Sancti Spíritus.–La segunda jornada de la visita del Consejo de Ministros a la central provincia de Sancti Spíritus comenzó bien temprano este viernes con análisis profundos sobre dos temas que definen, por esencia, la continuidad de la Revolución, porque tocan las necesidades más urgentes del pueblo cubano: la producción de alimentos y la construcción de viviendas.
Al encabezar la reunión donde se chequeó la primera de esas prioridades, el Presidente de la República de Cuba, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, destacó que «si hoy en una trinchera se defiende a la Revolución, es en la producción de alimentos», y calificó como imprescindible el desarrollo de ese programa en todo el país.
Por primera vez en las visitas gubernamentales, y no última, se puso en agenda un encuentro con los directivos municipales y provinciales para seguir de cerca el autoabastecimiento municipal y el cumplimiento de la agricultura urbana y suburbana, porque –como aclaró luego el Jefe de Estado– junto al programa energético, es de los más importantes del país, porque nos hace depender del mercado internacional y esa dependencia, subrayó, tenemos que quebrarla.
Díaz-Canel consideró que la provincia espirituana tiene muchas potencialidades y puede convertirse en abanderada por su población, por la cantidad de tierra cultivable que posee y su tradición agrícola.
No obstante, luego de la intervención de varios de los directivos locales, el mandatario se refirió a los problemas de concepto en la concreción aquí del programa alimentario. Habló de la preparación de los cuadros que dirigen los procesos, de la planificación que logre abarcar desde la atención a la semilla, el acondicionamiento de la tierra y también el alimento a los animales, por solo citar ejemplos; además de la eliminación de todas las trabas que frenan la producción.
Asimismo, puso la mira sobre cuestiones estructurales que hagan funcionar las cosas, que determinen cómo se van a chequear, con cuánta sistematicidad y cuál jerarquía merecen.
Díaz-Canel –acompañado por el vicepresidente de la República, Salvador Valdés Mesa, y el primer ministro, Manuel Marrero Cruz– apuntó a los incentivos de este programa y el más importante de ellos, acentuó, es el del compromiso, el de sentirse útiles al país, el de saber que se está resolviendo uno de los principales problemas de la población cubana. Para los revolucionarios conscientes, aclaró el mandatario, ese tiene que ser el mayor incentivo.
Ante las excusas de algunos de los incumplimientos –por ejemplo la campaña de frío que está al 86 %, con la siembra de 26 230 hectáreas–, el Presidente alertó que, en las condiciones de hostigamiento en las que vive hoy la economía cubana, nadie puede asegurar que se van a resolver los problemas del combustible y los fertilizantes. Vamos a organizarnos mejor para suplir esas ausencias, indicó. «Lo revolucionario no es gastar más, sino cómo sin eso hacemos las cosas».
Reiteró la importancia del uso de la tracción animal para la preparación de las tierras y reservar el combustible para labores más fuertes; acudir a la ciencia, a los saberes de la Universidad, que en la provincia es puntera; seguir al dedillo cuánto está rindiendo la tierra que se ha entregado en usufructo; rescatar la producción estatal de cerdo, que se desarmó en un momento y se perdió el control sobre la comercialización; potenciar la acuicultura y aprovechar en ese empeño los cientos de kilómetros de canales con que cuenta el país.
LA política de la vivienda está divorciada de la chapucería, aseguró Díaz-Canel
El problema no es cumplir con la Política de la Vivienda, sino hacerlo con calidad, aseguró el Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, al intervenir más tarde en la reunión donde se pasó revista a la situación de la vivienda y de la producción local de materiales de la construcción en la provincia de Sancti Spíritus, territorio que muestra números favorables en los informes, pero es golpeada por el recurrente mal de la dejadez y la falta de detalles.
La Política de la Vivienda está divorciada de la chapucería, sentenció el Jefe de Estado, quien refirió, además, las cualidades que deben distinguir a todos los cuadros, pero en primer orden a los que dirigen un programa tan sensible como este. Habló entonces de sensibilidad e inquietud revolucionaria, que en definitiva, dijo, es ponerse en la situación de la persona que no tiene vivienda o la tiene en mal estado.
Nos hemos acostumbrado a ver como normal cosas que son anormales, consideró el mandatario, y el país no está en condiciones de hacer chapucerías, porque a la larga se gasta más. El esfuerzo constructivo que está haciendo la Revolución no admite derroche ni despilfarro, todo cuanto se haga tiene que responder a la calidad, indicó.
Díaz-Canel destacó lo logrado en el primer año de implementación de la Política de la Vivienda, en cuestiones como la documentación técnica, el cumplimiento de los planes, la producción local de materiales y la atención a las madres con más de tres hijos, pero aún nos quedan muchos problemas de calidad por solucionar.
A esas dificultades constatadas a pie de obra en Sancti Spíritus se refirió el ministro de la Construcción, René Mesa Villafaña, quien detalló problemas de calidad con los pisos, la pintura, las juntas, y otros que quitan decoro al esfuerzo que realiza el país.
Al respecto, el viceprimer ministro y Comandante de la Revolución, Ramiro Valdés Menéndez, quien atiende directamente estos temas, fue tajante al afirmar que cuando se entregan viviendas sin calidad se está irrespetando al pueblo, en alusión directa a las palabras del Che Guevara, su compañero de luchas.
Tenemos una altísima responsabilidad con nuestro pueblo y con la Revolución, dijo Ramiro a los dirigentes locales que quedaron con el compromiso de salir a resolver los problemas.
Sancti Spíritus está pensando en Cuba y actuando como país
«Sancti Spíritus está pensando en Cuba y está actuando como país y esa es la respuesta que nosotros tenemos que seguir dando a los intentos neocolonizadores, a las amenazas, a las injerencias y a las sanciones del imperio», aseguró el Presidente cubano Miguel Díaz-Canel Bermúdez al clausurar la visita gubernamental que auscultó la vida socioeconómica de este territorio.
El mandatario recordó que todo cuanto viene haciendo el país: «las ideas, los proyectos, los temas compartidos entre todos», se desarrollan en circunstancias muy adversas por el asedio de un enemigo poderoso, que casi todas las semanas anuncia una nueva sanción contra Cuba.
Especificó que en su afán por doblegar a la Isla, el Gobierno de Estados Unidos trata de impedir que llegue combustible a la nación, de impedir que lleguen divisas a nuestro país y sobre todo de golpear en los ámbitos donde tenemos más posibilidades de generar ingresos como el turismo y los servicios de salud.
En las conclusiones de la reunión, el Presidente de la República celebró encontrarse en Sancti Spíritus con un «pueblo laborioso y cortés», que a cada paso saluda con amabilidad, «al pueblo combativo, con iniciativas y con un elevado compromiso con mejorar las cosas, con perfeccionarlas, con hacerlas bien, con cumplir con sus responsabilidades».
Tras encabezar durante día y medio una visita en la que se involucraron igualmente el Vicepresidente de la República, el Primer Ministro, tres viceprimeros ministros, 16 ministros y 15 viceministros, presidentes de osde y otros funcionarios nacionales, Díaz-Canel reconoció haber compartido experiencias muy interesantes. «Hemos aprendido, hemos apreciado empresas estatales socialistas con buen desempeño en su gestión y resultados que las convierten potencialmente en referencia», destacó.
El Presidente cubano elogió los intercambios sostenidos con cuadros jóvenes y capaces, que hoy se encuentran en puestos claves, con un desempeño gerencial admirable, «son los cuadros comprometidos que estamos encontrando en estos lugares, que no están cumpliendo tareas, que están dirigiendo, gestionando».
Tras las críticas formuladas por el primer ministro, Manuel Marrero Cruz, y el Comandante de la Revolución Ramiro Valdés Menéndez a la calidad en la terminación de un grupo de viviendas en el municipio de Yaguajay, Díaz-Canel invocó «la capacidad, la potencialidad y la vergüenza» de los espirituanos para resolver el asunto, y lo que él llamó la inquietud revolucionaria frente a lo mal hecho y la sensibilidad con los problemas de la gente.
El seguimiento dado a las indicaciones de la anterior visita –de 36 en total, 22 fueron cumplidas, 13 se encuentran en proceso de solución y una incumplida: el plan de producción de azúcar de la pasada zafra– confirma, según el Presidente, el nivel de respuesta del territorio y el país, así como la utilidad de este sistema de trabajo.
El Jefe de Estado cubano llamó a laborar con igual intensidad por lo grande y por lo cotidiano: por la sustitución de importaciones y por seguir despertando la vocación exportadora, por el ahorro de recursos y las buenas prácticas en todos los frentes, por la interrelación y los encadenamientos productivos, por mejorar el abasto de agua a Trinidad y adelantar la terminal de cruceros de Casilda; pero también por el coche motor Agabama-Placetas, la reparación del carro fúnebre, el sellado de las bolsas de leche y el ascensor del 12 plantas.



















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