ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA

SEGUNDO FRENTE, Santiago de Cuba.-Los dotes de jefe militar y político, y la sensibilidad humana que siempre ha caracterizado al entonces Comandante Raúl Castro Ruz, sellaron en el Congreso Campesino en Armas celebrado el 21 de septiembre de 1958, en Soledad de Mayarí, esa unidad entre el campesinado y la causa revolucionaria, que trasciende en los actuales momentos del país.

Desde la llegada a esta serranía en el mes de marzo, la columna rebelde que por orden del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz había marchado desde el corazón de la Sierra Maestra, para abrir bajo el mando de Raúl el II Frente Oriental Frank País García, había sentido la cercanía de los hombres y mujeres del campo cansados de la explotación y la miseria reinantes.

En sus tierras arrebatadas por terratenientes o esquilmadas por manos extranjeras campeaban la United Fruit Sugar Company y la Guantánamo Sugar Company. Dígase que 9 de los 18 centrales azucareros existentes pertenecían a empresas norteamericanas. A los dueños les eran ajenas la pobreza, la carencia de salud, de   educación, y demás necesidades de los pobladores.

Tal situación al amparo de la guardia rural y demás efectivos del gobierno de Fulgencio Batista caracterizados por el abuso y los atropellos, contrastaba con los principios del Ejército Rebelde basados en el respeto a las familias de la zona y sus propiedades, así como en la lucha revolucionaria por conquistar tan dignas condiciones sociales anheladas.

Así a las prioridades de la Comandancia de la agrupación guerrillera se sumó la organización del campesinado en los Comités de Campesinos Revolucionarios, que tendrían entre sus objetivos contribuir a las reservas de alimentos de los combatientes, misiones de inteligencia, la preservación del orden y, en especial la unidad con las fuerzas rebeldes.

La visión de Raúl sobre el desarrollo y perfeccionamiento de esa estructura, dará lugar luego con tareas más abarcadoras al Comité Regional Campesino, a la articulación de decenas de comités de campesinos por el lomerío, y como colofón y desafío a las fuerzas del régimen vendría la realización del citado Congreso Campesino en plena guerra.

Para la cita promovida por el Comité Regional Campesino y apoyada decisivamente por la Comandancia del II Frente, acudieron a caballo o a pie al salón de baile localizado en Soledad de Mayarí, unos 300 campesinos procedentes entre otras zonas de Alto Songo, Mayarí, San Luis, Sagua de Tánamo, Banes, Antillas, Guantánamo, Yateras y Baracoa. 

A las 11 de la mañana y con la presencia del Comandante Raúl Castro; de la delegada del Movimiento Revolucionario 26 de Julio, Vilma Espín Guillois, de otros jefes rebeldes, y de dirigentes campesinos, la cita que se extendería por ocho horas comienza con un informe de José Ramírez Cruz, «Pepe», presidente del primer Comité Regional Campesino creado.

La intervención abarcó la crítica situación económica, política y social del país, y en especial del campesinado, la dependencia económica de los Estados Unidos, enfatizó en la necesidad de una genuina Reforma Agraria, y abogó por la alianza obrero-campesina, y el firme respaldo a la lucha insurreccional hasta la victoria.

En el debate sostenido predominó el fortalecimiento del movimiento campesino, mediante una declaración de principios que fijó su posición en la lucha por las justas aspiraciones, se denunció el maltrato de los explotadores, fue demandada la Reforma Agraria, y quedó bien claro el apoyo al Ejército Rebelde.

En la clausura el joven Comandante de 27 años, Raúl Castro, señaló en emotivas palabras que sin la Reforma Agraria era impensable la Revolución Cubana: «Y en el día de hoy está iniciándose, está gestándose, está naciendo la Revolución Agraria, que ha de echar las bases de la verdadera Revolución Cubana».

Además agradeció la ayuda prestada al Ejército Rebelde, el cual siempre defendería los intereses del campesinado humilde, anunció que la Comandancia había creado el Buró Agrario para atender las cuestiones relacionadas con la tierra, insistió en la  unidad, y expuso que como era de suponer la mayor parte de las solicitudes serían cumplidas después del triunfo de la Revolución.

Esa certeza se materializaría con creces no sólo mediante la Ley de Reforma Agraria, sino en las transformaciones económicas y sociales que tienen en este municipio, en el Tercer Frente, Guamá, La Caoba y otros sitios del país verdaderos exponentes de la obra de la Revolución, impulsada en campos y montañas a través del Plan Turquino.

Por ello ante la actual situación de los portadores energéticos, el aniversario 61 del trascendental acontecimiento trasciende en la determinación del campesinado cubano de cumplir los programas de producción de alimentos, la recuperación cañera, la cosecha cafetalera, la entrega de leche, la producción tabacalera, y otros renglones básicos, en defensa de la Revolución.

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