Por su condición de país insular y por su posición geográfica, Cuba es vulnerable ante el impacto de fenómenos meteorológicos cuya intensidad y frecuencia se ha incrementado en los últimos años.
Ante esta realidad — y en consonancia con la política de protección del medio ambiente que lleva adelante el Gobierno como una de sus prioridades estratégicas— se aprobó en 2017 el Plan del Estado para el enfrentamiento al cambio climático, conocido como Tarea Vida.
Acciones concretas como la repoblación forestal, la creación de barreras naturales para atenuar los efectos de la salinización, así como el cuidado de la flora y la fauna (que desde mucho antes reciben un fuerte impulso gubernamental) dan fe de lo que se puede hacer por preservar el entorno, pero, más allá de lo tangible aún existe baja percepción de los riesgos y las vulnerabilidades en la población.
Los ministerios, organismos e instituciones estatales tienen objetivos específicos directamente relacionados con la Tarea Vida, encaminados a contrarrestar los daños en zonas costeras y fundamentados en una base científica multidisciplinaria.
«Dentro de la Tarea Vida está la número 10, que le corresponde al Ministerio de Educación (Mined) —afirma el doctor Orestes Valdés Valdés, especialista en Educación Ambiental de la Dirección de Ciencia y Técnica del Mined— y que habla de priorizar las medidas y acciones para elevar la percepción de riesgo, aumentar el nivel de conocimiento y grado de participación de toda la población en el enfrentamiento al cambio climático, así como fomentar una cultura de ahorro y preservación del agua.
«En esta tarea 10 se realiza el accionar del Ministerio de Educación. Los estudios del Ministerio del Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, junto a otras instituciones, han determinado la baja percepción de riesgo que tiene la sociedad y la población cubana sobre estos temas», precisa.
Hablar y obrar en términos de adaptación, mitigación de riesgo y resiliencia es un modo de educar y preparar ya sea a las instituciones como a los ciudadanos, para hacer frente a los eventos naturales extremos, que hace algunas décadas apenas eran visibles.
Desde 1997 el Mined tiene una estrategia de Educación Ambiental cuya finalidad es que todo lo relacionado con la protección del medio ambiente y el trabajo educativo se vincule a la clase, sin necesidad de crear una disciplina más.
«Para lograr que esto se articule sin que sea una asignatura más —añade el doctor Valdés Valdés— hay que lograr un segundo aspecto: la preparación del docente mediante el trabajo metodológico, hacer una labor para que, en una escuela primaria, secundaria básica, preuniversitario, para que en las escuelas pedagógicas, donde también se forman los docentes, se alcance una capacitación y preparación para este trabajo de educación ambiental».
La labor de los círculos de interés y las sociedades científicas en temas relacionados con la protección del entorno, la contaminación del agua, los suelos y la atmósfera; la deforestación, así como la protección de la flora, la fauna y la preservación de la biodiversidad, ha estado dirigido a crear en los estudiantes un comportamiento armonioso con la naturaleza. Pero en la actual coyuntura las acciones del sector educacional van mucho más allá.
«Actualmente el Ministerio de Educación, de conjunto con las direcciones provinciales y municipales, está haciendo un levantamiento de las instituciones educativas que están a una distancia de hasta mil metros de la costa —afirma el especialista en Educación Ambiental—. Estamos haciendo ese inventario para informarle al Estado y poder desarrollar un proyecto de microlocalización con estas instituciones porque en este caso hay que aplicar medidas de adaptación.
«Este es un trabajo a largo plazo. Queremos que en las escuelas el docente, los maestros, los profesores y los alumnos vayan comprendiendo qué cosa es el cambio climático, que existe, que es objetivo, real; queremos que se entienda al interior de una escuela que existen riesgos determinados por los peligros y las vulnerabilidades», enfatizó.

DESDE LAS UNIVERSIDADES
La formación de profesionales universitarios también incluye la preparación en aspectos relacionados con la reducción de riesgos de desastres.
Con una visión integradora, la problemática medioambiental en las universidades analiza fenómenos como la disponibilidad de agua, el deterioro de los ecosistemas, la pérdida de la biodiversidad, la degradación de los suelos, la contaminación y la cobertura forestal; y cómo la suma de estos es causa o consecuencia del cambio climático.
El documento Tarea Vida: por y desde Cuba, ¡preservando la Humanidad! —cuyo objetivo es introducir la Educación Ambiental para el Desarrollo Sostenible en el plan E de las carreras de nivel superior— dice en una de sus partes: «(…) es vital el compromiso de las universidades cubanas con el cumplimiento del Plan del Estado para el Enfrentamiento al Cambio Climático».
Estrechamente vinculada con el programa del estado cubano, con los Objetivos de Desarrollo Sostenible y con la Agenda 2030, la educación ambiental está llamada a modificar radicalmente el modo de relacionarnos con la naturaleza y a crear una conciencia de respeto y conservación, de ahí la necesidad de abordar estos temas desde el pregrado.
En la actualidad, las casas de altos estudios, de conjunto con las instituciones subordinadas al Ministerio de Educación, trabajan en la conceptualización del contenido ambiental en los currículos de las carreras, planes y programas de estudio, en correspondencia con lo orientado en la Estrategia Ambiental Nacional, el Programa Nacional de Educación Ambiental 2016 – 2020 y la Tarea Vida.
La máster en ciencias Hilda Ruiz, asesora de la Dirección de Formación de Profesionales del Ministerio de Educación Superior, al referirse a la estrategia ambiental asegura:
«El programa nacional de enfrentamiento al cambio climático reveló la necesidad de revisar y adecuar el contenido de la estrategia curricular de las carreras en función de los problemas ambientales detectados en las esferas económica y social de nuestro país. Para ello, la dirección de Formación de Profesionales del MES envió a las universidades indicaciones metodológicas».
En aras de lograr que los futuros profesionales, desde un basamento científico y responsable, ofrezcan posibles soluciones a los problemas ambientales de origen antrópico (impacto humano sobre el medio ambiente), se trabaja en el diseño de una estrategia curricular que aborde estos temas.
«La formación ambiental que recibe el estudiante desde la dimensión curricular se puede complementar con los trabajos investigativos que algunos de ellos realicen de manera extracurricular bajo la guía de un profesor-tutor y con las actividades de extensión universitaria que se planifican en la carrera y en la universidad», señala Ruiz.
Aunque los resultados de la Tarea Vida se verán a largo plazo, ya las instituciones educativas están trabajando en función de llevar el tema a quienes hoy están en las aulas. Es una buena forma de abordar un problema que de no resolverse pondría en juego el futuro.
PUNTO DIEZ DE LA TAREA VIDA
Priorizar las medidas y acciones para elevar la percepción del riesgo y aumentar el nivel de conocimiento y el grado de participación de toda la población en el enfrentamiento al cambio climático y una cultura que fomente el ahorro del agua. (Fuente: EcuRed)
ESTRATEGIA AMBIENTAL NACIONAL
En 1997 el gobierno cubano aprueba la Estrategia Ambiental Nacional (EAN). Como documento rector de la política ambiental del país, la ENA es una herramienta que contribuye a fortalecer el concepto de desarrollo económico y social sostenible entronizado en la Constitución de la República de Cuba. El documento se actualizó en los ciclos 2007 – 2010, 2011 – 2015 y 2016 - 2020 (Fuentes: Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, Estrategia Ambiental Nacional 2011 / 2015; Bohemia)
PROGRAMA NACIONAL DE EDUCACIÓN AMBIENTAL (2016 - 2020). CONTENIDOS:
- Cambio climático. Plan de Estado de Enfrentamiento al Cambio Climático (Tarea Vida)
- Gestión de Riesgo de Desastres.
- Uso sostenible de los recursos hídricos.
- Uso sostenible de la diversidad biológica.
- Manejo sostenible de tierras.
- Lucha contra la contaminación del medio ambiente.
- Manejo seguro de los productos químicos y desechos peligrosos.
- Consumo y producción sostenibles.
- Manejo de la zona costera.
- Derecho y participación ciudadana.
- Protección del patrimonio natural y cultural.
- Uso sostenible de la energía.
- Economía ambiental y ecológica.
- Manejo de cuencas hidrográficas.
- Legislación ambiental.
- Seguridad alimentaria.
Equidad social con estilos de vida sanos y saludables (Fuente: Documento Tarea vida: por y desde Cuba, ¡preservando la Humanidad!)
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Oscar Ramos Isla dijo:
1
5 de abril de 2019
08:57:00
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