Mientras el viento besa el penacho de 78 palmeras, allá en la cumbre del lomerío de Mícara parece que la guerrilla del Comandante Raúl Castro Ruz aviva perennemente la lucha revolucionaria encendida aquel 11 de marzo de 1958, en el II Frente Frank País, por orden de Fidel.
Pero 61 años después sustentan la simiente fundacional los hombres, mujeres y niños que han peregrinado hasta el mausoleo de la agrupación rebelde, para en honor y continuidad de sus héroes, advertirles a latifundistas y geófagos imperiales que a esta tierra insurgente jamás volverán.
Claro que no, porque ahora entre los presentes resaltan las batas blancas donde jamás hubo un médico, porque cientos de pequeños denotan uniformados un semillero de escuelas, y todos se unen a campesinos, a los jóvenes del premiado hotel Segundo Frente, a trabajadores por cuenta propia, y a no pocos pechos luciendo dignas medallas.
Es invencible un pueblo que orgulloso de su historia venera así a sus protagonistas, y cuenta con el General de Ejército Raúl Castro Ruz y Miguel Díaz-Canel, cuyo homenaje, al igual que el de los Consejos de Estado y de Ministros, y el del pueblo de Cuba, está en las ofrendas florales que futuros oficiales de las Fuerzas Armadas Revolucionarias depositaron ante la llama eterna.
Así, más sagrada que nunca luce esa luz encendida por Fidel y que, al decir de Raúl, arde para todos los combatientes de la libertad, inmolados o caídos heroicamente en este territorio… por todos los que, sabiéndolo o no, cimentaron con su sangre nuestro presente y nos enseñan a ser capaces de seguir su ejemplo por las generaciones venideras.
Sin duda, permanece el ejemplo de combate y de victoria emanado de la genialidad del Comandante en Jefe Fidel Castro en la conducción de la guerra, y de las cualidades de jefe político y militar del actual General de Ejército Raúl Castro, y que hoy trasciende más allá de los 12 000 kilómetros cuadrados que el II Frente Frank País llegó a controlar, para convertirse en bandera de toda Cuba.
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