ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Los médicos sabrán estar a la altura de su Patria y a la altura de su Revolución. Foto: Endrys Correa Vaillant

Cuando se tiene un alma sensible es imposible no ceder ante la emoción de ver a tus coterráneos llegar de otras tierras con la satisfacción del deber cumplido y los recuerdos de los seres necesitados que dejaron atrás.

Siempre se recibe con cariño a los médicos provenientes de Brasil, pues cada uno de ellos trae la historia de desolación y tristeza de sus pacientes, mezclada con la alegría de ver nuevamente a su familia.

Para ellos no termina la tarea, es infinita, y regresan a Cuba con el compromiso de sanar vidas donde sea necesario. Así lo afirmó la doctora Indira García Redondo, quien tuvo a su cargo las palabras de agradecimiento de los 123 colaboradores que arribaron este miércoles al aeropuerto internacional José Martí, de la capital.

Ser testigos de la aflicción de un grupo de hombres y mujeres de bien nos enfrenta a una historia sin precedentes. La justicia está en la ternura con que narran sus vivencias y en la nobleza con que hablan de sus pacientes.

La doctora Lisbet Pedroso Palomino trabajó en el municipio de Río Grande da Serra, del estado de Sao Paulo; con la voz maltrecha por la emoción afirmó que nunca olvidará los rostros de sus pacientes. «Ellos nunca tuvieron médicos tan cerca y siempre hablaron de la humildad con que los tratábamos. Estos médicos que hoy ves acá dejamos familias, no pacientes, personas pobres que te brindan todo lo que tienen».

Maylobis Torres Ferrer, de la provincia de Pinar del Río, especialista de Primer Grado en Medicina General Integral, con Posgrado en Urgencia, que atendía el municipio de Avaré, compartió una anécdota que nunca olvidará: «Una de las personas que me conmovió mucho fue la abuela de una niña de tres años que desde que nació estaba con infección urinaria y nunca se lo habían diagnosticado. Le determinamos una dilatación de vejiga y la abuela fue expresamente a despedirse de mí y me agradeció con lágrimas en los ojos por haber atendido a su nieta. Estos son actos que no se pagan con dinero, son el reconocimiento de nuestro trabajo».   

También compartió que a raíz de la salida provocada de los médicos cubanos del programa tuvieron muchas demostraciones de cariño. El último día en el consultorio un grupo fue a despedirse: «Los pacientes comentaban que la elección del pueblo brasileño a favor de Bolsonaro había sido muy injusta, se habían equivocado. Al  principio creían que el Partido de los Trabajadores era algo horrible, que les estaba robando dinero, pero más tarde se dieron cuenta de que por su misma elección iban a perdernos a nosotros, sus médicos, y comenzaron a reflexionar…».

Yusdelis Tomás Aranzola nos contó que trabajó en una comunidad de favelas del estado de Sao Paulo. «Fue un trabajo hermoso. Yo atendía el programa materno infantil y otro llamado HiperDía, que consiste en tratar a los ancianos con hipertensión y diabetes. Diagnostiqué enfermedades transmisibles. Trabajé con pacientes que llaman “moradores de rua”, personas que viven en la calle y en su mayoría tienen tuberculosis; embarazadas con sífilis. La labor es muy linda, hubiera querido continuar mi tarea, pero siento que llegué con el deber cumplido».

De igual forma, y muy rápido porque tenía que montar en el ómnibus que la llevaría a su natal Camagüey, Teresa Rocío Gutiérrez me comentó lo feliz que estaba de regresar a Cuba, para ella no existe, dijo, mejor medicina que la humanidad y el decoro que existe en los médicos cubanos.

Continuará llegando a La Habana este ejército de batas blancas, continuaremos escuchando historias que nos privilegian como seres humanos y seguirán vivas las palabras del Comandante Fidel Castro cuando refirió: «Quede aquí constancia de nuestra fe, de nuestra alta estimación hacia los médicos, ¡y la seguridad de que los médicos sabrán estar a la altura de su Patria y a la altura de su Revolución!».

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Yhoan Arguello Leyet dijo:

1

29 de noviembre de 2018

13:10:43


Me alegra saber que los colaboradores cubanos se encuentran con sus familiares,pero me entristece pensar en las personas que no pudieron terminar de atender.