El 3 de diciembre del 2016, la doctora Rosa María Salazar Gutiérrez, médico general integral, partió a Brasil como parte del programa Más Médicos. Tenía en su haber tres misiones previas en Honduras, Venezuela y Guatemala. En total, sumaba 11 años de experiencia internacionalista y 32 de carrera profesional.
Se suponía que este mes regresaría junto a su familia de vacaciones a la Isla, pero la política del presidente electo Jair Bolsonaro hizo que este viaje sea en un solo sentido. «Pensábamos que iba a suceder algo si Bolsonaro ganaba, pero todo fue muy rápido», comenta.
Con la doctora Salazar viaja su esposo. Él también es médico y de la misma especialidad. Previo a Más Médicos coincidieron en Guatemala en una misión. Pero esta vez con ella vienen además su hija y yerno, también doctores.
Rosa María Salazar relata que, de forma general, los residentes en el municipio de Embu das Artes, localidad donde ellos prestaban servicios, estaban agradecidos con los médicos cubanos, incluso, hasta con la forma de explicar cada patología o de tratar la diabetes y la hipertensión.
Esta familia es una muestra del deber cumplido, una representación médica de vanguardia y un ejemplo de validación del pensamiento del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz de que «un mundo mejor es posible».
Ellos llegaron este lunes a bordo del avión CU-2353, una aeronave que, de acuerdo con el ingeniero de vuelo Oscar Mesa Ortega, cumple con todas las condiciones.
«Indigna que alguien imagine que la dignidad de nuestros médicos puede ser comprada, por eso ustedes son más que médicos, porque mostraron la fortaleza de la medicina revolucionaria cubana. Ustedes son médicos del cuerpo y el alma. Prueba de ello son las muestras de cariño y respeto de sus pacientes y en general, del pueblo brasileño».
Así expresó la doctora Regla Angulo Pardo, viceministra de Salud Pública, en el recibimiento a esta familia camagüeyana, junto con otros 200 médicos que retornaron a la Patria con la satisfacción del deber cumplido.
BOLSONARO NO SABE
Las mordeduras de serpientes, las enfermedades que solo habían visto en libros, las travesías peligrosas, la pobreza, el abandono…
Para los médicos cubanos que prestan sus servicios en otras tierras, el reto de hacer su trabajo implica casi siempre asumir riesgos y lidiar con situaciones que acá fueron rebasadas hace tiempo, o simplemente nunca se han dado.
El doctor Roberto Álvarez Díaz bien lo sabe. En su larga carrera profesional, lo mismo ha tenido que atender un parto en el desierto, que un herido en una guerra tribal.
«Anécdotas uno tiene como para estar hablando todo el día», dice. Por ello le resultan indignantes las declaraciones del presidente electo de Brasil sobre los galenos de la Isla.
«Jair Bolsonaro ha tenido una actitud fascista, de desprecio hacia la mujer cubana, hacia la mujer internacionalista, hacia los seres humanos».
Desde su consulta en el hospital Abel Santamaría, el mayor centro de salud de Pinar del Río, donde además de tratar a sus pacientes se dedica a la docencia, Roberto advierte que no existe el menor margen de duda sobre la preparación de quienes laboran en el programa Más Médicos.
«Yo soy profesor hace 35 años. Todos los pinareños que están en Brasil, en algún momento fueron mis alumnos, y le puedo asegurar que los profesionales que se forman en esta provincia tienen su título muy bien ganado. Nuestra Universidad de Ciencias Médicas está acreditada. En docencia, no somos segundos de nadie».
UN AGRAVIO AL HUMANISMO
Dicen que dondequiera que van marcan la diferencia. Que su modo de examinar al paciente causa sorpresa entre quienes están habituados a que al enfermo se le trata de lejos, con un buró de por medio, y rara vez se le toca.
La medicina es su trabajo y cobran por él, pero no es por dinero que se han adentrado en la selva, o en las cimas heladas de los Andes, o han expuesto su vida luego de terremotos y diluvios, o los brotes de enfermedades mortales.
«Los médicos y enfermeros formados en nuestro país nunca separan lo humano de lo científico, y eso es algo que los distingue», señala el doctor Luis Vivas Bombino.
Con cuatro misiones internacionalistas en naciones de África y América Latina, Luis ha experimentado varias veces el agradecimiento que las comunidades más pobres les profesan a los colaboradores de nuestro país alrededor del mundo.
«Es difícil que un cubano esté en un lugar y no se convierta en parte de esa población. Por eso siempre nos acogen con cariño y nos despiden con lágrimas el día que toca marcharnos», dice.
Así es también con los más de 8 000 trabajadores de la salud que retornan a la Patria tras su participación en el programa Más Médicos.
Para Luis, se trata de una decisión lamentable, pero necesaria.
«El presidente electo, con sus ideas encaminadas a promover el militarismo y a hundir el intento por dignificar las condiciones de vida de la población más humilde, es el único responsable de esta situación.
«Nuestro Gobierno ha hecho lo que tenía que hacer: dar una respuesta contundente para impedir la humillación a nuestros médicos», coincide la enfermera Delfina Hernández Breijo.
«Creo que ha sido una medida justa y digna, ante alguien que trata de ganar méritos con Estados Unidos, cuestionando la labor de los colaboradores cubanos».
El enfermero Noel Hernández Roque, por su parte, considera que «Jair Bolsonaro no tiene idea de lo que ha dicho».
Una amplia hoja de servicios dentro y fuera de Cuba, que incluye la lucha contra la epidemia de ébola en Guinea Conakry y contra el brote de cólera en Haití, avalan su trabajo.
«La capacidad y la preparación de nuestros profesionales de la salud está más que probada», afirma Noel.
«Cuando viajamos a otras tierras, lo hacemos con la intención de ayudar a los más necesitados, siguiendo la práctica de una medicina humanista y solidaria».
Por lo general, ello implica tener que lidiar con patologías que en nuestro país fueron erradicadas o casi no se ven.
«En Cuba, por ejemplo, las enfermedades prevenidas por vacunas ya no existen. Pero cuando uno sale, se las encuentra en cualquier esquina», detalla el doctor Luis.
«Muchos son los pacientes que hemos encontrado con paludismo, poliomielitis, sarampión, rubeola… y que hemos salvado.
«Antes de partir a una misión internacionalista, nuestras fuerzas médicas siempre se preparan, teniendo en cuenta las características del lugar a donde van».
BATALLA POR LA VIDA
Aunque es el ejemplo más reciente, la doctora Susana González Freije, profesora auxiliar de la Universidad de Ciencias Médicas de Pinar del Río, advierte que el presidente electo de Brasil no es el primero que arremete contra la medicina cubana.
«Esta es una lucha que hemos tenido que librar otras veces», dice y añade que detrás de este tema hay poderosos intereses económicos, que insisten en ver la salud como un negocio y no como un derecho.
No obstante, lejos de empañar su imagen, cada insulto hacia Cuba se desvanece ante el ejemplo de solidaridad y de humanismo que su ejército de batas blancas brinda todos los días, allí donde no llegan quienes se dedican a hacer fortuna con las enfermedades y la muerte.
«Ahí radica la gran diferencia que nunca podrán ocultar, explica Susana, la vida, para nosotros, no tiene precio».

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CANTALLOPS dijo:
1
27 de noviembre de 2018
09:47:38
Juan luis ozaeta dijo:
2
28 de noviembre de 2018
08:13:07
DrC. Lareisy Borges Damas dijo:
3
29 de noviembre de 2018
12:31:58
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