Ottobock-Cuba: Nueva era en la ortopedia técnica (+ fotos)

La alianza colaborativa entre Cuba y la empresa alemana Ottobock favorece la entrada de conocimiento y la transferencia de tecnologías con el fin de mejorar la calidad de vida de los pacientes de la Isla caribeña en materia de ortopedia técnica.

Así lo reafirma Mileydys Salermo Torres, residente en la provincia de Holguín; que ya recibió una prótesis para su pierna derecha, como una de las primeras 13 beneficiaras del proyecto Cuba en Movimiento, iniciado en el 2016 y patrocinado por la firma germana y el Ministerio de Salud Pública (Minsap) de la Mayor de las Antillas.

«En 1999 al amputarme la pierna vine a la capital para que me hicieran una prótesis, con ella siempre usé muletas para apoyarme y tuve muchas dificultades para adaptarme a caminar con ese aditamento. Hace un año conocí de la colaboración alemana, ellos evaluaron mi caso y hoy recibo esta pierna dinámica, menos pesada y más flexible», comentó a Granma Internacional la también campeona nacional en tenis de mesa.

Mientras, Caridad Kañeri Miranda del municipio artemiseño de Güines y Juan Antonio Araujo Turro de Pinar del Río, son valorados para recibir sus accesorios en el 2019 en un grupo de 20 pacientes. El pinareño tiene amputados sus cuatros miembros producto de un accidente eléctrico.  

Por su parte, el argentino Marcelo Cuscuna, representante de la firma germana para la región de Latinoamérica (CEO/ Regional President Ottobock Latin America), explicó que la concepción de Cuba en Movimiento comprende dos áreas: la implantación de prótesis ortopédicas y la modernización de los talleres de ortopedia técnica, incluido la capacitación de los profesionales para el manejo de esas tecnologías.

«Uno de los objetivos principales de nuestra compañía ha sido continuar y reafirmar el vínculo con Cuba como uno de los casos pilotos y testigos del crecimiento de una nación con economía emergente, pero con una evolución sustentable. Este vínculo se remonta de hace muchos años atrás», explicó el directivo haciendo referencia a una historia común.

Memorias de una colaboración

Ottobock nació en 1919 para ayudar a mutilados de la primera guerra mundial por idea del profesor Otto Bock, un técnico en ortopedia técnica. Su desarrollo resultó vertiginoso al extender sus producciones a confortables sillas de ruedas y a las ortesis, accesorios sugeridos por los médicos para corregir posturas, desviaciones, malformaciones y lesiones con fajas, bandas elásticas, vendas, rodilleras, tobilleras y otros elementos.

Bajo esos principios, la empresa alemana tuvo vínculos con Cuba en la década de los 70 y 80, a través del intercambio con la República Democrática Alemana, que suministró maquinarias y gestó talleres y laboratorios, conocidos por los cubanos como Cuba-RDA.

El presidente de la compañía, el profesor Hans Georg Näder visitó la isla caribeña en el 2014 y se asombró de que muchos equipos, con más de 30 años de explotación, aún funcionaran y concretaran producciones con soluciones puntuales a las patologías de los cubanos, por lo cual decidió realizar una donación inicial valorada en unos 500 000 euros y consistente en modernizar un primer taller de ortopedia técnica, ya instalado en el laboratorio Cuba-RDA, de la localidad de Miramar, en La Habana.

«Estamos consolidado aquí una gama de productos en prótesis y órtesis. La respuesta del gobierno cubano ha sido favorable, tanto por el Minsap y varias empresas como Medicuba y el Centro Nacional de Ortopedia Técnica (CNOT), con las intenciones de expandir el horizonte de la protésica a todas las provincias cubanas», aseguró Marcelo Cuscuna.

Con él coincide el ingeniero cubano Héctor E. Corcho Morales, gerente de la compañía de Ottobock en Cuba. Destacó que la principal atracción para establecer vínculos radica en el prestigio, la dimensión humana y los valores éticos de los profesionales cubanos, capaces de transformar saberes y aprovechar a su máxima capacidad los equipos disponibles para alcanzar una cobertura médica para el ciento por ciento de la población.

«En esta empresa, la tradición y el progreso no se contradicen, sino que forman una unidad consolidada. Mientras exploramos nuevos mercados y grupos de destino, y desarrollamos tecnologías novedosas a un ritmo cada vez mayor, hay algo que permanece inalterable: nuestro trabajo se centra siempre en las personas.

Pretendemos que el paciente se inserte en la sociedad sin importar el grado de su discapacidad», argumentó Corcho Morales.

Mientras el alemán Thomas Pfleghar, encargado de valorar a los pacientes cubanos, seleccionados para recibir las prótesis confeccionadas por Ottobock, reconoció que le emociona acompañar a los técnicos de la Isla caribeña: «Esos muchachos trabajan muy bien, se muestran muy interesados por aprender y uno no se cansa de la actividad laboral». 

Capacitación profesional

El técnico en Orto-prótesis, Alejandro Vidal Pérez-Delgado resultó escogido junto a otros tres compañeros para viajar Alemania y adiestrarse en cursos de diez meses patrocinados por la sociedad alemana de cooperación internacional Deutsche Gesellschaft für Internationale Zusammenarbeit (GIZ) GmbH, y a su regreso compartieron los conocimientos adquiridos con sus colegas.

«El curso en Alemania se impartió en idioma inglés y nos otorgaron una certificación internacional», comentó el joven y dijo que trabajar en esta actividad de rehabilitación le devuelve la sonrisa a las personas. «Recibimos a los pacientes desanimados, sin ganas de continuar con sus proyectos. Yo brindo todo mi conocimiento para que ellos tengan fe y continúen con su vida social, a pesar de sus limitaciones», aseveró.

Su compañero Yamir Bacallao Remún, se prepara para recibir un adiestramiento similar de un mes en Brasil. Él comenzó sus labores en el centro como auxiliar en el año 1993, para el 2000 se graduó de técnico medio y en el 2008 de licenciado. Se ocupa de evaluar las características físicas de los pacientes, confeccionarles las prótesis, entregarlas y luego repararlas de ser necesario, debido al desgaste por su uso.

«Antes de la llegada de los equipos alemanes al taller realizábamos los aditamentos sin mucha precisión métrica. Se confeccionaban sin máquinas especializadas y a la vista. Se medía con una plomada o un hilo con imán en la mano. Ahora tenemos un equipo de rayos láser que hace mediciones más exactas y nos sirve para alinear las prótesis. Las de ahora quedan con mayor calidad porque el equipamiento ayuda», explicó el joven, quien recibió entrenamiento por parte de sus compañeros, que viajaron con anterioridad a Alemania.

Acerca de estos cursos, el Director del CNOT, Geovani Suárez Fernández expuso que, como parte de Cuba en Movimiento, la firma alemana ha diseñado cuatro cursos ya impartidos en la capital cubana a unos 60 profesionales, quedan otros dos por implementarse en los meses de noviembre y diciembre próximo, uno de ellos dedicado a pacientes pediátricos. Esos adiestramientos tienen el propósito de entrenar a los técnicos en el uso de tecnologías de países desarrollados.

Señaló, además, que conjuntamente a esa capacitación se propusieron modernizar las maquinarias para elaborar las prótesis de todo el país. Ya están listos para recibir las nuevas tecnologías los laboratorios de Santiago de Cuba, Villa Clara y Camagüey, junto al departamento de bandajes de La Habana.

«El mundo avanza mucho en relación a la ortopedia técnica. Hoy las prótesis tienen muchas más prestaciones. Los pacientes caminan más fácil, se autovalidan, consumen menos energías de su organismo y ello se traduce en menor cansancio», resaltó el médico, especialista en Medicina General Integral y con un diplomado en Gestión Empresarial.

En Cuba se elaboran unas 1600 al año y la introducción de los nuevos equipos favorece a disminuir el consumo de portadores energéticos y los gastos en las producciones. Además como los aditamentos quedan más ajustados a los miembros amputados sufren menos desgastes y por ello, se reducen el número de reparaciones.

Los pacientes extranjeros tienen la posibilidad de adquirir este tipo de prótesis novedosa o cualquier otro aditamento a través de los Servicios Médicos Cubanos o por estar recibiendo tratamiento en alguna institución dentro de la Isla. Asimismo se presta colaboración internacional a Uruguay y Haití.

Una breve historia contada por el licenciado Luis Hernández Mazorra, uno de los trabajadores con mayor antigüedad en la institución, destaca que los laboratorios de Cuba-RDA nacieron en 1965, al recibirse una donación de equipamientos del país europeo para producir aditamentos ortopédicos.

La idea nació con un primer viaje de mutilados cubanos, participante en la guerrilla de la Sierra Maestra, los combates en Playa Girón y de la lucha contra bandidos en el macizo montañoso del Escambray. Ellos viajaron a rehabilitarse y algunos optaron por estudiar la carrera. Ahí se formaron los primeros profesores que impartieron la profesión a cubanos. Al llegar los equipos se instalaron en una casa de la barriada de Miramar, ubicada en la calle 32 y 7ma.

Agrupados en el CNOT, que brinda asesoramiento metodológico, hoy existen talleres en las 15 provincias del país, pero sólo en la capital, mensualmente brindan más de 10 000 servicios en las diferentes especialidades y al año llegan a completar más de 100 000 tratamientos, incluidos la confección de calzado ortopédico.

Para el también director del laboratorio Cuba-RDA de la capital, es esencial la preparación académica porque ayuda a formar a todos los técnicos necesitados a nivel nacional. Muy pocos países tienen concebido este tipo de profesión y en Cuba está a nivel de licenciatura con un programa elaborado en la Facultad de Ciencias y Tecnologías de la Salud de la Universidad de Ciencias Médicas.

De su experiencia personal significó: «Esta profesión es mi vida. Creo que vivo más en estos talleres que en mi propia casa. Llego a las 6:30 a.m. y me marcho pasadas las seis de la tarde, paso por el lugar los fines de semanas y días feriados. Me siento bien cuando los pacientes expresan satisfacción por incorporarse a la vida social, incluso los familiares agradecen y nos reconocen en cualquier lugar donde estemos. Las personas nos tratan con mucho respeto y cariño».