«En el imaginario del pueblo se mantienen las Casas de Cultura. Para mí, es una institución del socialismo», dijo a Granma Margarita Mejuto Fornos, quien desde hace seis años es la vicepresidenta del Consejo Nacional de Casas de Cultura (CNCC), institución que en este 2018 está celebrando su aniversario 40.
Con 24 años de labor dentro del Sistema Nacional de Casas de Cultura, Mejuto, licenciada en Sociología que con anterioridad se desempeñó como especialista en Estudios Socioculturales y en la atención al Patrimonio Cultural Inmaterial (PCI) dentro de la propia institución, reconoce que –a pesar de las actuales condiciones que afectan el mejor desenvolvimiento de las Casas de Cultura–, el sistema acumula una experiencia que valida su existencia a través del trabajo con niños, adolescentes, jóvenes, adultos y adultos mayores en cada comunidad, a los cuales llevan la política cultural trazada por nuestro país. «Esa, dice, es la mayor fortaleza del CNCC».

«Si algo ha caracterizado nuestra labor durante estos 40 años ha sido la alta vocación por el trabajo cultural comunitario de todos nuestros trabajadores. Desde los primeros instructores de arte graduados por la Revolución hasta los de las últimas formaciones, pasando por directivos, especialistas, colaboradores, artistas aficionados, hasta el personal administrativo, todos ellos han hecho del SNCC un centro irradiador del arte en los municipios.
«En mi caso particular, explicó, soy una amante del trabajo cultural con, para y desde la comunidad, de despertar la sensibilidad y el pensamiento en niños y adolescentes, y fundamentalmente, poder reforzar el orgullo de ser cubano».
Sobre la necesidad de incidir en las coordenadas adecuadas, refirió:
«El trabajo cultural más fuerte tiene que ser en los barrios y en las comunidades. No para prohibir, sino para enseñar a la gente a discernir entre lo que es un valor cultural y lo que es pura chatarra. Creo que las Casas de Cultura tienen potencialidad en su concepción para fortalecer la política cultural cubana en cuanto a democratización, inclusión y defensa del patrimonio cultural.
«Nosotros atendemos hoy 524 proyectos o iniciativas comunitarias. Particularmente creo que un proyecto social comunitario no tiene un dueño, es de la comunidad. Institucionalmente son responsabilidad nuestra y les brindamos la atención técnica metodológica que requieren. En esa labor nos acompañan la Oficina de Trabajo Cultural Comunitario de la Uneac y el Centro de Intercambio y Referencia Iniciativa Comunitaria (Cieric), también vinculado a la Uneac.
«Si en algo estamos trabajando muy fuerte en la actualidad, es en lograr un cambio en el estilo de trabajo de las Casas de Cultura para que se vuelquen más hacia los problemas de las comunidades, sobre todo en la tarea de resaltar los verdaderos valores de la cultura cubana. Ese cambio debe empezar primero por el propio instructor de arte, quien está llamado a cambiar su forma de pensar y mirar más al barrio. Pero nos faltan instructores. Tenemos más de cien Casas de Cultura donde solo hay dos o tres instructores. Donde pasa eso, está “desprotegida” la comunidad y provoca que los procesos culturales no se desarrollen cabalmente con la eficiencia y calidad necesarias».

LA CULTURA EN BUENAS MANOS
Para que el trabajo cultural no se detenga el CNCC aplica variantes con instructores de arte. Si en años anteriores el país llegó a contar hasta con 28 000 instructores de arte, hoy tenemos 12 371. Ante esta realidad han apostado por la doble contratación de los propios instructores de arte y la contratación de artistas profesionales en las manifestaciones de música, teatro, danza, artes visuales y literatura, esta última la más deprimida de todas. Incluso, en el 2017, el CNCC solicitó al Instituto Cubano de Investigaciones Culturales Juan Marinello un servicio científico para explorar y profundizar en las causas de este problema.
La funcionaria explicó que existe también mal estado físico constructivo de las Casas de Cultura, presentan dificultades con la base técnica material para que los instructores de arte puedan desarrollar su trabajo (audios, materiales de artes plásticas, maquillaje, escenografía e instrumentos musicales, entre otros); los salarios son insuficientes.
«Hoy en el país de las 347 Casas de Cultura existentes, 167 están catalogadas, atendiendo a su estado, de Bien, el resto están entre Regular y Mal. Sin embargo, no es menos cierto que desde hace cinco años para acá los gobiernos locales les están brindando una mayor atención. Actualmente se están reparando un total de 76. Las provincias más atrasadas son Mayabeque y La Habana. Esta última le dará un gran impulso a esta tarea con motivo de la celebración de su aniversario 500, en el 2019.
«Aun así, el trabajo no se detiene. Ahí están los resultados. Desde hace años con el concurso Donde crece la palma, más de un millón de niños de todo el país pintan a nuestro José Martí; no ha cesado la atención a los discapacitados, a las prisiones, el apoyo a instituciones que velan por el cuidado de la niñez y la juventud. No se han dejado de dar los talleres de apreciación y creación, ni las actividades desarrolladas por los aficionados, a pesar de que ha disminuido la cantidad de unidades artísticas, las cuales van dirigidas precisamente a los diferentes grupos etarios, lo mismo en las cabeceras de los municipios que en barrios y comunidades.
«No ha faltado tampoco la atención a las zonas del Plan Turquino, a los Conjuntos Artísticos Integrales de Montaña, eventos, como el Blanca Becerra, que se hace en la provincia de Mayabeque, o el Festival de Teatro Olga Alonso. Hemos fortalecido el sistema de relaciones institucionales y no nos ha faltado la solidaridad. En Venezuela, por ejemplo, se mantiene un grupo de colaboradores en las funciones de asesores y profesores como parte de la Misión Cultura. Mejoramos nuestra relación con los medios de comunicación.

Hoy contamos con la revista A las Raíces, tenemos nuestro sitio digital hospedado en Cubarte, entre otras acciones, lo que ha permitido una mayor visualización de nuestro trabajo.
Contamos con 104 agrupaciones infantiles que tributan en la actualidad a la salvaguardia del Patrimonio cultural vivo. No ha faltado la superación profesional de los recursos humanos y se aprecia una mayor permanencia de los cuadros de dirección en los centros provinciales, no así en la base.
«Muchos instructores de arte (135), miembros de la Brigada José Martí (BJM) están ocupando responsabilidades de dirección, 97 en el sistema de la cultura, de ellos, 16 en instituciones nacionales, 27 en direcciones provinciales y 54 en direcciones municipales. En el Mined, hay 38 en las direcciones provinciales y 54 en las direcciones municipales. La Habana y Matanzas, por ejemplo, tienen directores provinciales que son de la BJM.
Para Mejuto, la superación del recurso humano es fundamental. Y aunque reconoce que han estado realizando esfuerzos con este propósito, todavía no han podido dar el vuelco que los escenarios y problemáticas actuales exigen. Ese –dice– será uno de los principales objetivos de trabajo en el presente año.
En pleno proceso de perfeccionamiento de su trabajo acorde con las prioridades de la política cultural y su actualización, desde el CNCC, los centros provinciales, las Casas de Cultura y las comunidades, el Sistema nacional de Casas de Cultura, es indudablemente, escudo y espada de la nación.
Al final se impuso la pregunta: ¿Cómo el CNCC piensa celebrar su aniversario 40 en este año? La respuesta de la Vicepresidenta no se hizo esperar: «Trabajando. De eso no tenga ninguna duda».
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Oscar Ramos Isla dijo:
1
18 de mayo de 2018
09:50:21
Gualterio Nunez Estrada dijo:
2
19 de mayo de 2018
07:09:30
LiLyCha dijo:
3
20 de mayo de 2018
08:25:58
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