Con un discurso sentido, de gran carga humanista, el canciller boliviano Fernando Huanacuni expuso, en la jornada final del XXXVII periodo de sesiones de la Cepal en La Habana, la experiencia de su país en los últimos años, desde que el líder Evo Morales comenzara la conducción del Estado Plurinacional.
Comenzó por un aspecto que preocupa a la América al Sur del Río Bravo: la globalización. En torno a ella expresó que no quedan dudas de que afecta a los pueblos con economías en transición, pero afecta más a los más pobres.
«Sus consecuencias se traducen en injusticia, costo social a mediano plazo», valoró
Indicó asimismo que desde la mirada de Bolivia la ineficiencia de la desigualdad debe ser enfrentada desde el estado. La línea boliviana para cerrar brechas es la redefinición del papel del Estado, comentó.
Añadió que Bolivia ha sufrido una transformación inédita en los últimos años, desde que Evo lidera el país, en frentes como el enfrentamiento al racismo, la cultura del privilegio.
Poner a los pobres en el centro de gravedad de las decisiones estatales; y articular los movimientos sociales de manera que se transformen en gobierno ha sido una de las banderas del país andino. Que gobierne el pueblo, declaró Huanacuni.
Contó como Bolivia ha avanzado hacia un nuevo orden social y político, de la mano de un presidente que es voz colectiva de los pueblos originarios indígenas.
Valoró —de cara a la región— que la transformación económica no se genera por decreto ni por ayuda internacional, sino que debe estar inspirada por una voluntad de devolverle al Estado su soberanía sobre los recursos naturales. Eso es nacionalización y revoluciona la sociedad, dijo.
En cambio, sentenció, la privatización conduce a la guerra, mientras la nacionalización reordena la vida de la sociedad. «Bolivia con la nacionalización ha logrado un cambio transcendente», explicó.
No obstante, comunicó a los interlocutores que lo más importante de Bolivia no son los números sino la redistribución de la riqueza. «Ha crecido el PIB pero también la redistribución de recursos a personas que los necesitan», sostuvo.
Reseñó que «el presidente y yo venimos de la pobreza» y refirió que los logros se reflejan en la mirada de un niño, de un padre, que miran con esperanza. Saben que su Estado se preocupa por necesidades como educación, salud, agua, alimentos, ahora disponibles para el pueblo boliviano.
Por otra parte, Huanacuni ponderó la idea de que nadie más que los propios bolivianos decide por ellos.
La gente hoy no solamente espera decisiones sino que es copartícipe de ellas. Decidimos librarnos de las agendas neoliberales. Algunos decían que no era posible, que moriría Bolivia. Pero hoy es distinto: tenemos un líder que viene de las raíces profundas de la cultura indígena, sostuvo.
En cuanto al cambio climático observó que se debe analizar de manera estructural para llegar a la raíz de sus causas. Si no salvamos la Pachamama (madre tierra) estamos perdidos, dijo.
Enfatizó cuán importante resulta migrar del paradigma individual, a un paradigma comunitario, con la idea del buen vivir. «Bolivia está dando pasos importantes y me gustaría compartirles uno de nuestros valores culturales», dijo, antes de pronunciar en la lengua ancestral: «Que todos vayamos juntos, que nadie se quede atrás, que todo tengamos todo lo necesario, que a nadie le falte nada».
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