Liosbel es un gran admirador de Usain Bolt. Ha escuchado sus carreras y declaraciones, pero nunca ha podido verlo. Se figura su zancada brutal y las llegadas triunfales que le acompañaron siempre. ¿Qué hay de común entre el pequeño holguinero y el jamaicano? Ninguno se rinde.
En la Ciudad de los Parques, se encuentra la Escuela Especial La Edad de Oro. Fundada en el 2000, en sus aulas, maestros e instructores educan a «Meñiques» que presentan problemas de salud: estrábicos (desviación de un ojo con relación al otro), ambliopes (disminución de la agudeza visual), baja visión, ciegos, hipoacúsicos (discapacidad parcial auditiva) y sordos.
Allí, una vez que atraviesas la puerta de entrada, las paredes te parecen hojas escritas. Los pioneros llevan la magia del Apóstol y recuerdas aquellos personajes de tu primer libro leído o del que aprendiste un poema: el de Los zapaticos de rosa, Los dos ruiseñores… el cuento de El camarón encantado.
Una escuela donde «el niño ha de trabajar, de andar, de estudiar, de ser fuerte, de ser hermoso», como siempre quiso nuestro Héroe Nacional, «porque sin ellos no se puede vivir, como no puede vivir la tierra sin luz».

MÚSICOS, POETAS Y PINTORES
«Tenemos muchachos que cantan muy bien y participan en galas culturales. Hace poco, cinco niños obtuvieron mención en el concurso Trazaguas, que se realiza en coordinación con la Empresa Hidráulica de la provincia; es importante señalar que ellos compitieron con estudiantes convencionales», manifestó Elizabeth Laguna Estrada, directora del plantel.
«El Palacio de Pioneros, en la ciudad, recibe cada semana a infantes nuestros con aptitudes para el dibujo y la cerámica blanca. Tenemos un movimiento de pioneros exploradores que realiza visitas a los centros históricos y participa en competencias. Además, Elianet y Alberto (ambos sordos) compitieron en atletismo en Santiago de Cuba», añadió.
La Edad de Oro es una escuela de tránsito, en dependencia del diagnóstico del niño, se decide su próximo paso como estudiante. Los que son estrábicos y ambliopes están allí, por lo general, hasta que tienen nueve años, porque entran a la etapa de maduración de la vista.
En el caso de los de baja visión, reciben estimulación visual por parte del equipo médico; al igual que los sordos y ciegos, ellos se incorporan a sus respectivas secundarias básicas cuando culminan el sexto grado.
Distintos especialistas de la salud, como pediatras, sicólogos u oftalmólogos, contribuyen a su desarrollo.

«Recuerdo a Hugo (González Diéguez, ciego) en una de estas aulas: inquieto, inteligente, no le gustaba que le ayudara mucho, siempre quiso superarse.
En la actualidad, se desempeña como sicólogo, ha escrito varios libros y siempre ha apoyado a nuestro centro», expresó Sonia Piñero Quiñones, una de las fundadoras del instituto.
Anislay Guerrero Salgado es una maestra con discapacidad auditiva que labora en la academia; ella comentó que se siente estupenda al enseñar el lenguaje de señas a niños que presentan su misma dificultad; dice que la comunicación resulta más interactiva.
Los alumnos hipoacúsicos aprenden a diferenciar los sonidos del medio ambiente, a través de instrumentos musicales y juegos participativos; además, comprueban su percepción acústica con el equipo de audiometría del centro.
CADA UNO A SU OFICIO
«Soy Víctor y tengo ocho años. Me gusta la escuela porque las maestras son muy amables y me enseñaron a leer, escribir y calcular. Juego con mis compañeros, coloreamos cuadernos y aprendemos buenos hábitos», así se presentó este niño (estrábico ambliope), que sueña con ser doctor.
«Conozco a Martí, escribió La Edad de Oro y es el más universal de los cubanos. Mi cuento favorito es La muñeca negra, porque comprendí que, a veces, las mejores cosas son las más feas», enfatizó.
Kelvin tiene la misma edad de Víctor, pero discrepó con su amigo porque a él le gusta más Meñique. Se considera muy valiente como el personaje y cuando sea grande quiere ser embajador, por eso está consciente de que debe estudiar muchísimo.

«Tengo 11 años, me gusta como da las clases mi maestra, pues aprendí a vestirme, a leer y escribir con los huequitos (sistema Braille). Juego con mi amiguito José a hacer figuras con plastilina. Deseo ser deportista, tan rápido como Bolt. Me encanta la historia de Nené traviesa, pero yo me porto bien», opinó Liosbel (ciego).
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La Educación Especial precisa del empleo de la tecnología, es por ello que esta escuela utiliza el programa informático Jaws, que permite a los escolares establecer una interfaz mediante el uso del teclado, con la orientación auditiva que le brinda el sintetizador de voz.
El vínculo de los padres con la escuela es significativo: en las actividades extradocentes algunos de ellos actúan, colaboran con la limpieza de la institución e, incluso, hacen trucos de magia para impresionar a los pioneros.
Varias madres entrevistadas comentaron que sus hijos tienen una buena atención; los maestros son excelentes y han notado la mejoría de sus niños.
«Así son los padres buenos, que creen que todos los niños son sus hijos, y andan como el río Nilo, cargados de hijos que no se ven», dijo Martí, y en La Edad de Oro holguinera los pioneros son de «altos quilates».
El autor de este texto es estudiante de periodismo, Universidad de Holguín



















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mailin dijo:
1
11 de abril de 2018
13:41:57
Miguel Angel dijo:
2
12 de abril de 2018
04:46:35
Eduardo Martínez Rodríguez dijo:
3
13 de abril de 2018
09:35:46
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