Luego de siete años de creada la provincia de Mayabeque aún no andan de la mano todas las opiniones de sus habitantes respecto a los beneficios de la nueva división político administrativa.
Algunos, como Arturo López, un custodio de 63 años que vive allí desde 1972, sienten aún nostalgias por la antigua Habana, aunque había que trasladarse hasta la capital para casi todos los trámites.
Otros, al igual que Ileana Piloto, quien ya ronda los 60 años, reconocen avances en el transporte, en la reapertura de parques e instituciones recreativas, en el suministro de agua, en la incorporación de nuevos servicios de salud…
Y también encontramos a aquellos interesados en la nueva gestión de gobierno, diseñada con modos diferentes de hacer, a los que asocian a ello los avances o «los retrocesos»; y a los que hablan sobre el experimento que vive Mayabeque (y Artemisa), cuyo objetivo primero, entre otros, es un gobierno más cerca del pueblo y una administración más enfocada en el desarrollo y el control.
DINAMIZAR EL PAPEL DE LAS ASAMBLEAS
El primer año y medio, tras las creación de Mayabeque, en enero del 2011, fue una de las etapas más complejas, rememora Tamara Valido Benítez, presidenta de la Asamblea Provincial, «pues estábamos en dos procesos paralelos: conformar la provincia con la nueva división político administrativa y transformar la parte administrativa del sistema de gobierno».
En aquel momento, dice, las expectativas crecieron, sobre todo de la población, que no tuvo en cuenta el deterioro o la ausencia de infraestructuras. «Cierto es que nacimos con un órgano de la administración superior, pues asumía nuevas funciones y estructuras que fortalecían su papel estatal; y todo ello con una racionalidad en su plantilla.
«Desde el punto de vista estructural surgimos más fuertes, pero la estructura no lo resuelve todo y en aquella primera etapa eso no impactó a nivel de municipio y de las unidades de servicios».
Y a partir de julio del 2012, subraya, asistimos a uno de los cambios más complejos: separar la dirección de los consejos de administración y de las asambleas provinciales y municipales del Poder Popular. Y en los municipios fue aún más fuerte, pues debían asumir a la vez la transformación administrativa de los gobiernos y la delimitación de funciones.
Para Valido Benítez, ya el 2013, en una secuencia casi cronológica, marcó el despunte del experimento en toda su magnitud, y hoy, tras la prórroga aprobada por el Parlamento debido a las insuficiencias detectadas, podemos apreciar cambios palpables.
La estabilidad lograda en los presidentes de asambleas y el completamiento de las plantillas de sus oficinas auxiliares, así como la permanencia de los delegados resultan, a su juicio, indicadores favorables.
Se ha ganado, asegura, a tono con los objetivos del perfeccionamiento de los órganos del Poder Popular, un mayor acercamiento de las direcciones municipales de las asambleas a los delegados, unido a una participación superior de estas en las reuniones de los 52 consejos populares que tiene la provincia.
«Se ha tratado de transformar el vínculo de las asambleas con la administración, desencartonar su papel, acercarlas cada vez más a los problemas que aquejan a la gente. De ahí el chequeo constante a la solución de los planteamientos; de ahí que el 53 % de los controles efectuados por las comisiones permanentes de trabajo hayan estado orientados hacia la calidad de los servicios».
Sin embargo, reconoce que hay debilidades que aún persisten, vinculadas a la calidad de los servicios, con énfasis en los sectores del comercio, comunales, acueducto. Aún las vulnerabilidades con los cuadros, sobre todo a nivel de municipio, están latentes. Conformar la identidad de la provincia y convertir en capital al municipio de San José siguen siendo retos.
Además, asume, que hay aspectos del experimento que no han llegado a su máximo nivel de eficacia, como por ejemplo, el papel fiscalizador de algunos órganos estatales de dirección. Menciona entonces el de comercio, el de recursos hidráulicos.
¿Dónde están las prioridades entonces al decir de Tamara Valido? En fortalecer, desde las asambleas, el trabajo comunitario integrado, y con ello, lograr la mayor participación popular. Se trata de incidir en el desempeño y eficacia de las administraciones, sin suplantar sus funciones.
MÁS ALLÁ DE LOS NÚMEROS Y DE SU TENDENCIA CRECIENTE
Ningún experimento puede ser viable si no tiene resultados en los indicadores fundamentales, subraya Julio César García García, jefe de la Administración Provincial en Mayabeque. «Todavía persisten deficiencias relacionadas con los procesos inversionistas, la gestión logística, el control y la fiscalización de determinadas direcciones estatales, pero hemos avanzado respecto a etapas anteriores».
En el orden económico, enfatiza, los números marcan una tendencia creciente en las ventas netas, la productividad, el salario medio, las utilidades; disminuyen las empresas con pérdidas…
Según Julio César García, en casi todos los sectores se aprecian incrementos; sin embargo, prefiere resaltar tres, que en su opinión, son básicos: el agropecuario, la salud y la cultura.
En el primero de ellos, las estadísticas se elevan en casi todos los renglones. La salud, por su parte, ha vivido uno de los mayores procesos inversionistas, se ha cubierto todo el sistema del médico y la enfermera de la familia y se han incrementado servicios de alta sensibilidad. En cuanto a la cultura, de las 15 instituciones que en el 2011 estaban cerradas, ya se han reabierto diez, y se continúa trabajando en las restantes.
Las miradas, desde su punto vista, siguen puestas en el control. «Al inicio, el cambio en el diseño de la administración, con sus órganos estatales, no impactó en los modos de hacer. Se trataba de un cambio estructural que no generó transformaciones en el funcionamiento. Y no siempre tuvimos los cuadros idóneos.
«En la última etapa, en cambio, hemos contado con el apoyo de todos los organismos en el perfeccionamiento de los órganos y en su atención directa. Se han rediseñado los sistemas de trabajo, aunque hay que seguir mejorando a nivel de municipio, porque tenemos que estar cada vez más próximos al servicio del consultorio, de la escuela, de la cafetería. No podemos esperar a las rendiciones de cuenta para conocer los problemas.
«Además, se han creado nuevos órganos con estructuras para atender, por solo mencionar algunos, las formas de gestión no estatal y el desarrollo local».
Pero ello, si bien enriquece la gestión, nos obliga a no perder de vista el principio de la racionalidad en las plantillas que ha primado en el experimento, pues podemos correr el riesgo de reproducir fórmulas anteriores. La efectividad no siempre está en que aparezcan nuevas estructuras.
De cualquier forma, insiste Julio César García, este no ha sido un experimento rígido, sino que se ha ido perfeccionando a tono con las realidades.
«Si se compara con el método tradicional de gestionar el gobierno local, estamos ante un diseño superior, que habrá que seguir actualizando para lograr que las asambleas logren sus objetivos, sin suplantar a las administraciones y que estas, a su vez, fortalezcan su papel y autoridad para responder al órgano que las eligió».

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5 de abril de 2018
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Abel dijo:
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6 de abril de 2018
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