
MAJAGUA, Ciego de Ávila.–Por cultura, tradición y calidad de los frutos, por el volumen que acopian en cada temporada y el crecimiento del número de productores, Mamonal, en este municipio avileño, se ha convertido en la plaza tomatera por excelencia.
En los meses finales de cada año, haya o no haya agua en el subsuelo, hombres, mujeres y familias completas de la zona se lanzan hacia la siembra en carrera desenfrenada para que en enero o febrero salgan las primeras recogidas, que van aumentando en volumen hasta llegar al pico de cosecha, a finales de marzo y en abril.
Hoy, con agua suficiente en las cañadas y en el manto freático –no para malgastar, claro está–, y una parte del paquete tecnológico garantizado; la fábrica de Majagua, sometida a un amplio proceso de remodelación, es lo único que parece preocuparles a los 345 productores, asociados a 14 cooperativas de Créditos y Servicios, tres de Producción Agropecuaria y una Unidad Básica de Producción Cooperativa.
No disponer de ella también le inquieta a Oscar Téllez Cepeda, delegado municipal de la Agricultura: «hay realidades que no pueden ser obviadas. Al parecer, la fábrica no molerá y la perspectiva es que solo este territorio (Majagua) entregue a la industria unas 16 000 toneladas, 2 000 por encima del récord establecido en el 2014. La cosecha ha despuntado bien y existe la voluntad de lograr, quizá, el mayor volumen en la historia del polo tomatero».
Es el mismo desvelo de casi la totalidad de los interpelados por Granma en una reciente visita a ese polo tomatero, donde los sembrados sorprenden al visitante en el lugar menos imaginado. «Como ves, la producción será grande. El tomate se está dando muy bueno», sentencia Vicente Echemendía Rodríguez, un sabio conocedor de las verdaderas potencialidades de la zona, especialista de Cultivos Varios en la unidad empresarial de base (UEB) Majagua, perteneciente a la Empresa Integral Agropecuaria Ciego de Ávila.
Están en acción los mejores productores de la zona, quienes en los momentos más difíciles, sobre todo cuando el agua estaba bien distante del brocal del pozo, no renunciaron a la siembra; ahora, otros noveles se unen en el fomento de la solanácea.
La fábrica, vieja y achacosa, es sometida a un proceso de modernización y no molerá. «La extrañaremos, porque nosotros estábamos acostumbrados a ella, pese a los cuellos de botella que se forman en el patio cuando llega abril. Ahora el tomate habrá que llevarlo a Ceballos, a las minindustrias y hasta otras provincias. Mientras no se nos pierda la producción, todo es válido», comenta Yamir Saavedra, quien permutó tierras de Florencia para Majagua y hoy es uno de los novatos en el cultivo.
La preocupación está latente. Lo dicen reconocidos productores como Robustiano Domínguez, Tano; Gregorio Hernández, Antonio Moya, Raúl Fernández, Aramís Vázquez, Nelson Placencia, Israel Fernández, nombres recurrentes cuando se habla de alta productividad.
Sin embargo, Rodolfo Morales Pérez, director de la UEB Industrial Ceballos, da esperanza porque, según él, allí podrán recibir más de 400 toneladas cada día, si se organiza bien la cosecha, y estarán en condiciones de procesar 10 000 en el mes, «si todo se organiza bien», repite.
El ingeniero Orlando Pérez Pedreira, delegado provincial de la Agricultura, es categórico y no deja margen a la duda: «Hemos concebido una estrategia para aprovechar, lo mejor posible, todas las capacidades en la UEB de Ceballos, la red de minindustrias, instalaciones como La Trocha, del sector alimentario y una con que cuenta la Empresa Azucarera, además del apoyo que podrían ofrecer provincias vecinas, si hiciera falta.
«Para ello, la fábrica dispone de las líneas asépticas, de procesamiento, evaporadores y otros elementos vitales del ámbito propiamente tecnológico, con la ampliación de un área de plataforma para mejorar el flujo y mover de mil a 1 200 palets cada día, a lo que se suma el alistamiento de unos diez montacargas».
Bien que hará falta, porque si en el 2017 Ciego de Ávila procesó unas 20 000 toneladas –y hubo, como en otras temporadas, sus «cuellos» de tomate– ahora se estima llegar a no menos de 32 000, provenientes de unas 2 400 hectáreas en los sectores estatal, cooperativo y campesino de todos los municipios.
La fábrica de Majagua, con su nueva línea de envase aséptico, está en plena inercia productiva, con un proceso de modernización dilatado, quizá la razón principal por la que Yoán Moreno Iglesias, director general de la Empresa de Conservas y Vegetales en el país, no se haya aventurado a dar fecha de inicio cuando fue interpelado por este órgano de prensa.
La campaña del tomate está en marcha y en lo adelante deberá funcionar con precisión milimétrica para que no se pierda parte del fruto, como ha sucedido en años anteriores; y lo fundamental: que haya encadenamientos productivos en aras de eliminar todo desencuentro entre el campo y la industria –envases incluidos–, para que no se haga puré en el campo.



















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Miguel Angel dijo:
1
2 de marzo de 2018
02:39:53
Jose R Oro dijo:
2
3 de marzo de 2018
10:19:51
MANUEL GONZALEZ ANSOAR dijo:
3
4 de marzo de 2018
08:39:02
Alberto N Jones dijo:
4
5 de marzo de 2018
11:32:00
Jorge Luis Sgambelluri dijo:
5
5 de marzo de 2018
12:59:34
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