VILLA CLARA.–La llegada a Santa Clara desde hace tres meses de 20 triciclos destinados a favorecer el movimiento en el perímetro urbano de la ciudad resultó muy bien recibida por la población, que apreció en esa acción un alivio a las insuficiencias del transporte público y a los precios excesivos impuestos en determinadas horas por boteros y carretoneros.
A pesar de los escépticos, la inmensa mayoría piensa que se ha puesto un granito más de arena en la solución de un problema que durante muchos años ha afectado el traslado de personas hacia centros de estudios o de trabajo, o a quienes deben resolver alguna situación en la zona hospitalaria u otros sitios de la capital provincial.
La medida, que también fue apoyada por la entrada en funcionamiento de nuevos ómnibus, que circulan en vías neurálgicas de la ciudad al precio de un peso –inicialmente algunos cobraban tres–, incrementó la capacidad de transportación en una urbe que cada día debe mover a más de 50 000 personas.
De tal modo, la dirección del Gobierno de la provincia y el municipio han apostado porque Santa Clara tenga varias modalidades de transporte, en consonancia con sus posibilidades y el diferente nivel adquisitivo de las personas, donde convivan de manera armónica los vehículos estatales y arrendados, junto a los trabajadores por cuenta propia dedicados a esa actividad.
DE MOTONETAS Y MOTONETEROS
De los 20 triciclos que comenzaron a prestar servicio en Santa Clara el pasado mes de noviembre, hoy laboran 19, y la perspectiva es que en los próximos días otros cinco comiencen a brindar asistencia en una nueva ruta, según declaró a Granma Pedro José Torres Rojas, director de la Agencia de Taxis en Villa Clara.
La percepción que tenemos, a partir del control sistemático realizado a la actividad, es que la acogida a las motonetas ha sido muy favorable; no solo por el precio, que es de tres pesos en moneda nacional, sino por la organización que le hemos dado, en especial en los momentos pico de la trasportación, en el horario de la mañana, el mediodía y la tarde, aseguró el directivo.
Dijo además, que de los 20 choferes iniciados en la tarea, solo cinco no se mantienen, lo cual creó inicialmente cierta inestabilidad al tener que capacitar a los nuevos motoneteros, como se les llama popularmente, explica el funcionario.
«La vida ha demostrado que la demanda es mayor de lunes a viernes, cuando hay una significativa afluencia de público en las dos rutas establecidas entre la zona hospitalaria y las terminales de ómnibus intermunicipales y de ferrocarril, respectivamente», reconoce Pedro José, quien pondera, asimismo, el cuidado y las prestaciones de los equipos.
Cada triciclo mueve a diario un aproximado de entre 150 y 200 personas, lo cual significa que la totalidad de ellos traslada más de 3 500 personas por jornada de labor, lo cual constituye un alivio para los santaclareños, añade el director de la agencia, quien agrega que fuera del horario pico pueden cubrir otras rutas, siempre que sea dentro del perímetro urbano.
Hasta la fecha, solo un chofer tiene ayudante y el resto trabaja solo con el propósito de mejorar su economía, porque no es un secreto que ellos comienzan a formar salario, es decir, a obtener ganancias, después de lograr recaudar entre 340 y 350 pesos, teniendo en cuenta que deben comprar el combustible y pagar los tributos, explica Torres Rojas.
Respecto a la nueva ruta, expone que saldrá del hospital Arnaldo Milián Castro, tomará la calle cuarta de la Vigía hasta la Carretera Central,pasando por la parada ubicada frente al estadio Sandino, y de ahí regresa por la doble vía al centro hospitalario, con lo cual recibirán beneficios muchísimas personas residentes en esa área o que vienen desde los municipios, explica.
Junto a las motonetas arrendadas, también funcionan en Santa Clara 254 triciclos particulares, los cuales están organizados en varias piqueras, según precisó a Granma Sergio Benítez Betancourt, director provincial de la Unidad Estatal de Tráfico, quien añade que, además, laboran 390 coches de tracción animal y un número significativo de bicitaxis, los que en su conjunto han logrado atenuar la crítica situación por la que atravesó el transporte urbano en la ciudad, problema que, aunque no está resuelto, hoy presenta una situación diferente.
En estos momentos, la principal queja de los choferes de las motonetas particulares es la reducción del número de pasajeros a trasladar, que de acuerdo con la Resolución 549 del 2016, del Ministro del Transporte, es de seis personas como norma, medida que persigue una mayor protección del viajero, algo que muchos cuestionan, como es el caso de Freddy Fernández Herrera, quien considera que varios vehículos tienen condiciones para trasladar hasta ocho personas.
Asimismo, José Alejandro Rodríguez, chofer de una de las motonetas arrendadas, considera que la tarifa de la renta a entregar al Estado aún es alta, si se tiene en cuenta el monto de los impuestos que deben pagar, según él, quien señala que no siempre la ganancia da para eso y garantizar además el buen funcionamiento del equipo.
Diferente es el criterio de Islay González Monteagudo, conductor de uno de los triciclos arrendados, quien reconoce que la norma establecida puede ser cumplida, además de quedar determinada ganancia, lo cual desde luego conlleva mucho esfuerzo de su parte, criterio compartido por Osny Revilla Columbié, también chofer, pero de una motoneta particular.

HABLAN LOS PASAJEROS
Suman miles los estudiantes, trabajadores y transeúntes que cada día se ubican en las paradas establecidas a un costado de las terminales de ómnibus y de ferrocarril, además de otras áreas, para tomar los triciclos que los conduzcan hasta la zona hospitalaria, la Universidad Central u otro sitio de la ciudad.
De manera organizada se forma la cola, la que no requiere de controlador estatal para su buen funcionamiento, porque todos saben el lugar que les corresponde mientras esperan pacientes el momento de abordar el vehículo.
Sadys García Ferrer, quien estudia en la Universidad Médica y es asidua en la cola de las motonetas arrendadas, dice que siempre que puede toma un ómnibus Diana, que es más barato; pero si este se demora va para la terminal y monta en un triciclo, que no tarda mucho entre uno y otro viaje.
«Me parece una buena opción; mucho mejor que las motonetas particulares, que son a cinco pesos», señala la joven, criterio compartido por Marilyn González Peñate, enfermera de profesión, quien viaja con frecuencia en ese tipo de medio.
Por su parte, Julia Morales Díaz, una de las tantas personas que cada día toma los triciclos particulares hacia la Universidad Central «Marta Abreu» de Las Villas, piensa que esta no puede ser la solución para el tema del transporte.
«Imagínese, no hay quien pague diez pesos todos los días para venir a trabajar. Para mí la solución es que refuercen esta ruta con más guaguas, y si fuera posible, que pusieran motonetas de las de tres pesos para esa zona, una de las de mayor afluencia de personas», comenta la joven.
En este sentido, Claribel Morales Martínez, quien también viaja asiduamente hacia la Marta Abreu, pone el ejemplo de la llamada cola de los apurados, surgida en plenitud de acuerdo entre choferes y algunos pasajeros para atender a aquellas personas que al parecer tienen un poco más de dinero y pueden pagar diez pesos por ir hasta ese centro.
«Para mí eso es una burla y una ofensa», reconoce y dice que debían toparse los precios a los motoneteros privados, tal y como ha ocurrido con los arrendados, porque esta no puede ser la sociedad donde impere el poder del dinero.



















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