PINAR DEL RÍO.— En la casona donde vivía, y que en su momento constituyera el centro conspirativo más importante del occidente cubano, se ha creado un museo dedicado a la heroica capitana de sanidad del Ejército Libertador, Isabel Rubio, como parte de las actividades en Vueltabajo para honrar la memoria de la insigne patriota, a 120 años de su muerte.
Allí, entre varios cientos de piezas, el visitante puede encontrar parte de sus cartas, sus fotografías, y el testamento redactado poco antes de morir, en el que exigió al notario señalar que se hallaba prisionera, y expresó su voluntad de ser enterrada con las ropas de mambisa.
Durante el tributo que el pueblo pinareño le rindiera este jueves frente a esa institución, el historiador Juan Carlos Rodríguez recordó que los enemigos de la independencia pusieron gran empeño en destruir aquel símbolo de rebeldía de la mujer cubana.
«Su campamento fue sorprendido y encaró con valor a los adversarios, que descargaron sus armas contra ella, hiriéndola en acción de guerra. Primero la maltrataron con un rigor selectivo, negándole hasta el agua y demorando además la atención médica. Después fue trasladada a la capital provincial como un trofeo, pero se mantuvo inhiesta y no cedió ante sus captores».
Isabel se había formado en el seno de una familia de sólida tradición humanista y un avanzado pensamiento social y revolucionario. Durante la tregua fecunda, se convirtió en un elemento clave de contacto con la dirección de la revolución en el exilio, incluyendo a Martí, Gómez y Maceo.
«Con su autoridad, su ejemplo, hipotecando sus propiedades para lograr fondos para la causa, Isabel se convirtió en la líder del movimiento conspirativo en esta región», señaló Juan Carlos, y añadió que Antonio Maceo había quedado muy impresionado al llegar a este lugar, y ver la cantidad de jóvenes que se incorporaban al contingente invasor.
Luego, como capitana de sanidad, al frente de un pequeño hospital de sangre, se movería por la provincia, conforme a las exigencias de la campaña que libraba en esta región el Titán de Bronce.
Cuando su tropa de mujeres, niños, enfermos, con una exigua escolta, fue sorprendida en un sitio conocido como Seborucal, Isabel tenía 60 años y seguía soñando con la libertad de Cuba.
Así lo afirmó en una de sus últimas cartas: «con fe, esperamos los cubanos todos de corazón, la independencia».
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Miguel Angel dijo:
1
16 de febrero de 2018
03:50:24
MALLI Respondió:
19 de abril de 2018
06:40:44
el ninja dijo:
2
16 de febrero de 2018
08:52:54
Maykel dijo:
3
16 de febrero de 2018
11:33:52
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