ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
La Revolución es muy compleja, y la nuestra es única: nació del pueblo, afirmó Guillermo García en la Mesa Redonda. Foto: Roberto Garaycoa Martínez

El Comandante de la Revolución Guillermo García Frías, el primer campesino en sumarse a la lucha guerrillera, llegó el viernes 11 de diciembre del 2015, a la Mesa Redonda, y en este programa, con su tono de hombre curtido por la bondad y el deber, desgranó pasajes de su vida, desde los más íntimos hasta los que han nutrido la epopeya de la Revolución Cubana.

El Héroe de la República de Cuba analizó momentos, contó anécdotas y nos acercó a los planos sentimentales de su vida con una naturalidad conmovedora, las cuales traemos a las páginas de este diario como homenaje a una vida de fecunda entrega.

Guillermo García Frías. Foto: Ismael Batista

TESTIMONIO
«Mi madre pasó cinco días para tenerme. Fui el primero de 11 hijos. Mi papá, Adrián García, se casó a una temprana edad e hizo una casita en el medio del bosque. Allí no había médicos ni parteras, eran campesinas que se ayudaban unas a las otras. Donata Frómeta era quien ayudaba a mi mamá, pero cuando pasaron cinco días y nada, alarmó a mi papá y le dijo que había que buscar otras posibilidades. Entonces el viejo les pidió auxilio a los campesinos y montaron a mi mamá en una hamaca con dos varas. Así la trasladaron durante diez kilómetros, y la llevaron para un batey que picaba las cañas para el central Niquero. Después llegaron a Pozo Redondo, donde mi papá tenía relaciones con una comadrona y le dijo que viera a mi mamá. Aquel era un barrio muy pobre de macheteros y la llevaron a una letrina de trabajadores del central y ahí dio a luz, en una letrina. Así nací yo.*

«Mi madre era hija de un Capitán del Ejército mambí. Mi abuelo vivía en Niquero, pero de ahí fue para la montaña, huyendo de la persecución que había creado el dominio americano. Allá tuvo a la familia. Allí nació, en medio del campo, mi mamá.

«Y a pesar de nuestra pobreza, había muchos más pobres. Las tierras donde vivíamos eran de las compañías americanas. Como fuimos de los primeros hijos varones, que era lo que deseaban los guajiros para que los ayudaran con la casa, empecé desde muy temprano a cultivar esas tierras. Solo llegué hasta el cuarto grado.

Guillermo García Frías en el 20 aniversario de la Reforma Agraria en La Plata Foto: Liborio Noval

«De mis hermanos, Domingo García me seguía, después vinieron Francisco y Lorenzo, que llegó a general de brigada. Ese fue el primer núcleo familiar. A esos cuatro varones mis padres los mandaron pa’ la guerra con Fidel. El primero fui yo, y después se fueron los otros.

«Mi madre fue una especie de Mariana de su época. Me encomendó que tuviera cuidado, porque los de la ciudad podían regresar a ella cuando no tuvieran espacio en el monte, pero para dónde yo iba a ir. Mi mamá me vistió con la ropa de los expedicionarios y me preguntó si estaba seguro de lo que iba a hacer, y le dije que yo creía en Fidel. Entonces me insistió en que no tomara ni una carretera ni un camino, que tenía que ir a campo traviesa todo el tiempo.

«Uno de mis hermanos murió en Las Malangas, con un tiro que se escapó, y los otros tres nos quedamos en la guerra. Otro quedó afectado de los nervios y no ha podido superar esa situación.

«Yo siempre confié en Fidel. Había visto La historia me absolverá, donde planteaba qué hacer para salir de todo el atropello y los momentos difíciles que vivía nuestro pueblo. El primero que lo encuentra es mi papá y avisan a mi casa, y va y tiene una conversación larga con el Comandante.

Guillermo García Frías en el acto del 26 de Julio de 1977 junto a Fidel Castro. Foto: Jorge Oller

«Fidel y yo tuvimos una larga conversación, de dos o tres horas. Yo pensaba que después del combate de Alegría de Pío, de dos días en las pajas de caña, de estar en contacto con personas de una pobreza extrema, iba a encontrarme a alguien con un pensamiento deprimido. Sin embargo, Fidel parecía que había ganado todas las batallas. Tenía un espíritu combativo y unas ideas extraordinarias. Había comprobado en el desembarco todo lo que describía en La historia me absolverá. Eso me dio un ánimo tremendo, porque al que él no convence no lo convence nadie.

«La lucha era necesaria. Llevaba dos fusiles. Él tenía una canana llena de balas y Universo Sánchez otra. Me preguntó si los campesinos tenían escopetas. Me dijo que si hacíamos bien las cosas íbamos a ganar la guerra. Él me dijo que con dos fusiles la ganaría. Con él me comprometí a todo, para toda la vida. Con todos los años que han pasado mi compromiso sigue siendo con él y con Raúl.

«Cuando aquello estábamos en medio de una lucha tremenda, con tres cercos. Lo conocí en uno de los momentos más difíciles: solo, se había desperdigado la tropa. Me preguntaba si Raúl habría muerto y yo le decía que no. Y él quería localizarlo y encontrarlo. Me habló de corazón del amor hacia su hermano. Su visión de atender a todos los hombres revolucionarios me impregnó de una manera que juré para siempre serle fiel.

«Cuando continuamos la lucha yo había recogido los armamentos que se habían regado en el monte. En Cinco Palmas le di toda la organización de la zona. Me dio como tarea buscar armas y hombres. Me monté en un caballito y viré pa’ la casa, y mi mamá me preguntó alarmada si había dejado a Fidel.

Desfile por el 1ro. de Mayo en la Plaza de la Revolución 2009. Raúl Castro, Juan Almeida Bosque y Guillermo García Frías. Foto: Jorge Luis González

«Yo recogí 16 armas, cuando las recogí todas reunió a todo su Estado Mayor y me otorgó el grado de teniente, pero cuando aquello yo no sabía lo que era ese grado y no sabía lo que significaba. Yo era un analfabeto, apenas sabía firmar. Fuimos al combate de La Plata y estuve bajo las órdenes de Almeida. Me enfrenté por primera vez a las armas y a los heridos. Yo no sabía lo que era el olor de la sangre.

«Llegamos al hogar de un campesino. Ahí hicimos un alto al fuego. Fidel mandó a recoger todo lo que se había capturado para distribuirlo equitativamente entre los combatientes. Nuestro máximo jefe era afectuoso, pero exigía disciplina y un riguroso respeto. No nos estaba permitido tocar una sola fruta sin pedírsela a su dueño.

«La Revolución es muy compleja, y la nuestra es única: nació del pueblo. De mi barrio se fueron 40 jóvenes a la guerra. Los traidores han surgido siempre en la historia de Cuba. Los traidores y los oportunistas son males de todos los tiempos. Dicen que la ambición es una aliada del oportunismo».

Guillermo García Frías en un trabajo voluntario cortando caña Foto: Mario Ferrer

LA PATRIA: LO MÁS GRANDE

«Fidel me sacó de la miseria, del analfabetismo. Pasé dos años y un mes en la montaña. Participé en más de 150 combates y escaramuzas. Y cuando triunfa la Revolución me preguntó qué iba a hacer, y yo le digo que me voy para mi finca a trabajar como campesino, porque cumplí con la Patria y con él. Pero me aseguró que estaba equivocado, porque la Revolución empezaba en ese momento y no podíamos dársela a los oportunistas. Ahora es que hay que luchar y el enemigo lo tenemos enfrente y hay que luchar contra él, me dijo.

«Así me convence de venir en la caravana triunfante. Eso fue una gloria tremenda y es lo que me trae a regresar con el compromiso de toda la vida. Y aquí me ve, presente. Es el amor de este pueblo por lo que se puede dar la vida por él.

«A mi esposa la conocí en la Sierra. Era maestra. Tuvimos un encuentro no muy familiar. Yo le decía que cómo era posible que fuera maestra y el Ejército la dejara entrar a la Sierra. Tuvimos esa bronca. Pero hace 57 años nos enamoramos. Tuvimos 16 hijos, 38 nietos y 14 bisnietos. Eso es muy bonito en la vida. No hay cosa más linda que la familia.

Guillermo García Frías Foto: Archivo

«Cuando llegué a La Habana era Comandante de la Sierra y casi analfabeto. Me habían nombrado Segundo Jefe de campamento. Le pedí al padre de la iglesia un maestro y cuando Fidel se enteró me dio tres maestros.

«Ingresé a la Universidad por oposición. De ahí me pasaron a la Ñico López y estudiaba en la madrugada. Las seis y siete de la mañana era el momento de estudiar. Mi ansiedad era saber, por eso cogí cinco en todo. Después pasé la Escuela Superior de Guerra y estudié Ciencias Sociales.

«Ahora tengo una felicidad inmensa con Flora y Fauna, con la conservación del medio ambiente. He logrado lo más importante, que son los trabajadores de esta empresa. Muchos llevan 20 o 25 años trabajando, con un amor muy grande por la conservación, porque no hay cosa más bella que la conservación del medio para la vida humana. Esos bosques ayudan a la vida entera, y hemos logrado una disciplina y una organización muy importante».

Guillermo García en el periódico Sierra Maestra donde le explican el funcionamiento de la maquinaria. Foto: Archivo

LOS HERMANOS, EL FUTURO…

«Somos una familia de luchadores, de amor a la Patria y a nuestro pueblo. Esa unidad se ha mantenido. Almeida fue mi jefe inmediato y nos tratábamos más como si fuéramos hermanos, y sentíamos cariño uno por el otro. La muerte de él me causó un efecto muy grande. Ramiro ha sido nuestro compañero inseparable y Raúl es el mejor alumno que tiene Fidel, ha seguido todas sus ideas y el proceso, y en la actualidad se ha convertido en el padre nuestro. Por todo eso le tenemos tanto cariño y aprecio.

«Raúl no fue joven. Se fue a la guerra siendo un niño prácticamente. Tenía veintipico de años cuando desembarcó en el yate Granma y su vida ha sido una lucha constante. Ese es un mérito y un reconocimiento muy grande. No ha disfrutado nada. Todo ha sido sacrificio y lucha, y la Revolución tiene en él a un defensor que hay que admirarlo por todo su quehacer en beneficio del pueblo.

«También tengo mucha fe en nuestra juventud. Tenemos una juventud que no se iguala a ninguna del mundo. Siempre hay oportunistas y han surgido, pero siempre han surgido jóvenes inteligentes y capaces que van a ser los sustitutos nuestros y tengo confianza plena en ellos, porque nos van a honrar en el futuro de esta Revolución para siempre».


* El Comandante de la Revolución Guillermo García nació el 10 de febrero de 1928.

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Miguel Angel dijo:

1

10 de febrero de 2018

06:50:21


El Comandante de la Revolución Guillermo García Frías es un patriota y revolucionario cabal, de origen muy humilde, vivió y creció en la extrema pobreza. Lo caracteriza su fidelidad a su pueblo, a la Revolución, a Fidel y Raúl. Pertenece al pelotón de la vanguardia revolucionaria.

Jorge dijo:

2

10 de febrero de 2018

07:47:29


Sr. Usted es un campeón ... Ejemplo de constancia y superación. Es impresionante lo lucido y fuerte que se ve a lo largo de toda esta lucha .

Amaya dijo:

3

10 de febrero de 2018

11:34:02


Quizas pueda repetirse hoy o mañana en la mesa redonda, lo recomiendo

Enrique Elorza, argentina dijo:

4

10 de febrero de 2018

14:10:28


Las alternativas al capitalismo en Nuestramérica, no pueden dejar de conocer y aprender de la experiencia cubana. Es decir del ejemplo de vida y práctica revolucionaria como la de Guillermo Garcia. El progresismo latinoamericano debe comprender donde están los que luchan y done los que lloran, como decía Ricardo Masetti. Muy buena la entrevista. Felicitaciones!