CAMAGÜEY. — Dotada de singulares atributos históricos, culturales, arquitectónicos y en el propio entramado urbano, la ciudad de Camagüey festeja este 2 de febrero su cumpleaños 504 en renovación constante para hacer valedero el propósito de consolidarse como capital productiva, funcional, culta y bella.
Lejos de mantenerse detenida en el tiempo, los habitantes de la otrora Villa de Santa María del Puerto del Príncipe se esmeran por lograr que en ella convivan en perfecta armonía lo colonial y lo contemporáneo, a partir de una dinámica transformadora que le otorga rasgos auténticos y únicos de alta valía universal.

Tales virtudes fueron tenidas en cuenta, hará diez años en julio próximo, para la inclusión de la zona más antigua de su centro histórico en la Lista del Patrimonio Cultural de la Humanidad, condición que multiplicó el compromiso y la responsabilidad para preservar los valores que atesora.
Fruto del esfuerzo y el trabajo cotidiano de colectivos obreros de decenas de organismos y empresas del territorio, convocados todos bajo el interés primero de tener cada día una ciudad mejor, se han construido o rehabilitado en los últimos años cientos de obras, puestas todas a disposición del pueblo.
Solo durante el 2017, por reseñar apenas algunas de las más significativas, se entregaron como nuevas las sedes de la filial de la Universidad de las Artes y del Ballet Folclórico de Camagüey, la Sala de Conciertos José Marín Varona y el centro educativo mixto Inés Luaces, todos ubicados en edificios de alto valor patrimonial.
Brigadas especializadas de la localidad se encargaron también de edificar o remozar la Casa Natal de Nicolás Guillén, el Parque del Amor, el Paseo Tecnológico, el hotel El Colonial, el centro recreativo El Orquideario y el Salón Jimaguayú, de la Plaza de la Revolución Mayor General Ignacio Agramonte Loynaz.

El movimiento constructivo y restaurador se extendió por toda la ciudad: hospitales, edificios, escuelas, tiendas, restaurantes, redes hidráulicas, parques, mercados, fuentes y espacios públicos se repararon o retocaron con la exquisitez del detalle para embellecer y restablecer el valor de uso de las instalaciones.
Solo el huracán Irma y su secuela destructiva pudieron, más que detener, postergar momentáneamente esa efervescencia, para dirigir las principales acciones a la recuperación de los daños ocasionados por el meteoro al fondo habitacional y a la infraestructura económica y social del territorio.
Mientras la ciudad se cura de tales heridas, apenas comenzado el 2018 se reabrieron importantes frentes constructivos: el Recinto Ferial, proyecto que contará con anfiteatro, salas expositivas y unidades gastronómicas, y el Museo del Ferrocarril, una obra llamada a preservar la historia y tradiciones de ese sector.

Liderado por la Oficina del Historiador y la Dirección de Patrimonio, se emprende igualmente el remozamiento de sitios y edificaciones vinculados con la figura legendaria del Mayor General Ignacio Agramonte Loynaz, de cuya caída en combate se conmemorarán 145 años el 11 de mayo próximo.
Todo ello ha requerido, además, de una paciente labor promocional y educativa para lograr a escala social e institucional una mayor preocupación y ocupación por el cuidado de esos valores patrimoniales, históricos y culturales a través de un mayor protagonismo ciudadano.
Desde ya se habla en el Camagüey del 505 aniversario, una nueva motivación para continuar en el empeño por rejuvenecer la fisonomía de la urbe y transformar el entorno socioambiental, como compromiso y legado de un pueblo patriota, culto y laborioso con las futuras generaciones de agramontinos.

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pedro dijo:
1
2 de febrero de 2018
15:10:49
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