De sus manos descubres el tesoro más preciado de los hombres: su sabiduría. En su «casa» –la escuela– eres su principal motivación, su única razón de ser. Puede ser tu amigo, tu confidente, tu padre si es que lo necesitas. Puede ser el vehículo más importante para reconocer(te), para volverte mejor persona, más útil y fuerte.
Son los maestros el portento que encontramos cada mañana para verter en nosotros lo mejor de sí, para darnos las herramientas imprescindibles. Su batalla mejor es esa que se da en las aulas, sin esperar nada más a cambio que la virtud.
Son ellos los que moldean la arcilla, los que ponen al hombre al nivel de su tiempo, los que lo preparan para la vida, como diría el Maestro mayor.
Por eso este martes el Parlamento cubano le dedicó el mejor de los homenajes. En la voz de los diputados de la Comisión de Educación, Cultura, Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, y de los titulares de Educación y Educación Superior allí presentes, sobresalió el agasajo a quienes hacen realidad, en las aulas, la máxima de la educación como derecho universal.
Para ellos, los maestros, el mejor homenaje, ese que todas las páginas de un diario no alcanzan a retribuir, pero que está aquí, también, en todos y cada uno de sus profesionales.




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magaly dijo:
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20 de diciembre de 2017
13:07:31
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