ESMERALDA, Camagüey.–El nombre le viene de mucho antes del triunfo revolucionario de enero de 1959: cuentan los más ancianos que se lo pusieron, de común acuerdo, varios militantes comunistas que trabajaban en el antiguo central Jaronú, hoy Brasil.
Moscú se le llamó desde los años treinta del siglo pasado y así ha perdurado la manera en que se conoce ese barrio de la periferia del batey, habitado por gente humilde, trabajadora y patriota, que vive orgullosa de su estirpe mambisa y rebelde.
De una generación a otra han sabido transmitir los pasajes más emblemáticos de una historia forjada en la lucha contra la explotación, los desmanes y las constantes humillaciones a que eran sometidos los trabajadores y campesinos del lugar.
No son pocos los habitantes de Moscú que saben, y eso los llena de satisfacción, que en enero de 1948 allí recibieron, dieron albergue y protegieron al líder azucarero Jesús Menéndez Larrondo en el que fue su último recorrido por las colonias cañeras del país.
Después de reunirse con los obreros del central para levantar su espíritu de lucha, unos días después, en Manzanillo, cayó asesinado el General de las Cañas por sicarios al servicio de la tiranía batistiana y de los monopolios azucareros norteamericanos.

¿MISIÓN IMPOSIBLE?
Calculan los especialistas que el huracán Irma «visitó» la zona por unas ocho horas, dejando un paisaje de tierra arrasada con daños sensibles en decenas de comunidades agrícolas y costeras, amén del impacto devastador sobre la vegetación.
A solo tres días del golpe, justo el 11 de septiembre, Melba García González, directora adjunta de la Empresa Azucarera, recibió una encomienda nada habitual: debía emprender, con las fuerzas de la entidad, la recuperación del Consejo Popular Brasil.
«Desde entonces no hemos salido de aquí», precisa quien ha sido el alma inspiradora, organizadora y ejecutora de un programa de atención integral y de un movimiento constructivo digno de tomar como ejemplo a la hora de enfrentar cualquier adversidad.
En estrecho vínculo con los delegados del Poder Popular y tras un rápido diagnóstico inicial, el equipo de trabajo dirigido por Melba se dio de inmediato a la tarea de limpiar los barrios y darles vitalidad a los centros educacionales, de la salud y del comercio.
«Algo que nos ayudó mucho, explica, fue la activación de nuestras carretas-comedores con alimentos, agua y carbón, las que enseguida se convirtieron en puntos de encuentro de las personas y allí aprovechábamos para ofrecerles todo tipo de información».

AZUCAREROS DEVENIDOS CONSTRUCTORES
Inmersos estaban en tales menesteres, cuando el 16 de septiembre recibieron la visita del viceministro de las FAR, general de cuerpo de Ejército Ramón Espinosa Martín, quien traía consigo el proyecto de una vivienda a partir del empleo de la tabla de palma.
«El prototipo se comenzó a levantar por la Empresa Forestal, relata Melba, y esa misma noche se nos dio la misión de construir diez casas similares, cuya ejecución comenzó al día siguiente por varias brigadas llegadas desde las cooperativas cañeras».
Sin embargo, el listón no demoró en ascender para ponerlos a prueba nuevamente: el Consejo de Defensa Provincial les solicitó asumir, mediante la edificación de viviendas típicas campesinas, la solución de los 83 derrumbes totales de la comunidad Moscú.
«Fue entonces, refiere Melba, que ante la magnitud de la tarea encomendada se decidió conformar el Contingente Eliseo Acosta Pérez, al que se han integrado hasta la fecha colectivos de trabajadores de casi todas las unidades del sector en Camagüey».
Transcurridos dos meses de duro bregar, la Empresa Azucarera enfrenta hoy en Moscú la construcción de 166 viviendas, las que unidas a las que ejecuta en otras comunidades cercanas suman 240 los inmuebles destinados a damnificados del huracán.
NOVIEMBRE SERÁ DECISIVO
Después del paso de Irma, las lluvias han sido todo el tiempo acompañantes indeseadas de la agrupación constructora, situación que hace más complejo el desempeño de los hombres y pone en tensión el compromiso de entrega de los inmuebles.
Máxime cuando las ocho brigadas dispuestas para ello deben localizar en lo profundo del monte, en áreas de difícil acceso, las palmas reales derribadas por el huracán, trasladarlas y extraer luego las tablas necesarias para revestir las viviendas.
«Se trata, aclara Melba, de una casa típica campesina confortable, con techo de tejas, piso de cemento, puertas y ventanas de madera, y una estructura interior que comprende sala, cocina-comedor, dos o tres habitaciones y baño».
Asegura la jefa del contingente que del monto comprometido con esas características ya se ha culminado un centenar, muchas de las cuales ya están habitadas por las familias damnificadas, y el resto se encuentra en diferentes niveles de ejecución.
«A ello se suman, puntualiza Melba, las acciones en marcha de urbanización, que incluye los viales y las aceras, servicios de agua potable, telefonía pública y electricidad, pues era una zona de bajo voltaje, además de un parque nuevo y una tienda de víveres».
SURGE UN NUEVO MOSCÚ
Ante la apreciable transformación del lugar, constructores y vecinos coinciden en rebautizarlo y llamarle Nuevo Moscú, como genuino monumento a la solidaridad entre cubanos y a los desvelos del Estado por no dejar a nadie desamparado.
Así lo considera la familia de Leonides Díaz Agüero y Xiomara Matos Cabrera, ambos trabajadores del Instituto Politécnico Dagoberto Rojas Montalván, quienes disfrutan ya de un nuevo hogar construido por la UBPC El Entronque, de Sibanicú.
«Se ha trabajado muy duro en todos estos días, declara Leonides, mas ya comienzan a verse los frutos de tanto esfuerzo: resurge de los escombros una comunidad digna que mejorará en mucho la calidad de vida de sus habitantes».
«¡Ni yo me lo creo todavía! Tenía confianza en que nos ayudarían, pero no que fuera tan rápido. En unos cinco días me hicieron mi casita, más amplia y linda que la que tenía», reconoce igualmente Mayelín González Salas, otra de las beneficiadas.
Expresiones de justo agradecimiento que se repiten por estos días ante el gesto generoso y la sensibilidad humana de cientos de trabajadores azucareros de acudir, sin poner reparo alguno, a sanar el dolor ajeno y procurar el bien de los demás.
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ricardo dijo:
1
17 de noviembre de 2017
10:37:03
Diego dijo:
2
17 de noviembre de 2017
12:54:43
Diego dijo:
3
17 de noviembre de 2017
12:55:30
Diego dijo:
4
17 de noviembre de 2017
12:58:28
Ana gladis dijo:
5
17 de noviembre de 2017
19:51:30
Luis Antonio Vallejo dijo:
6
18 de noviembre de 2017
20:41:33
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