Santa Lucía, Camagüey.—Amanece en el centro de la ciudad. Nubes grises y vientos que despeinan. Una lluvia fina, casi inofensiva, empieza a ratos, como si quisiera recordarnos que Irma no anda tan lejos. Cesa y vuelve otra vez.
Son más de 110 kilómetros hasta el pueblo de Santa Lucía; solo la ida. Una hora y media de trayecto. Vamos por la carretera de Nuevitas, pasamos cerca de Camalote. Y el camino sigue y sigue y la lluvia se torna más constante.
Incluso, hay momentos en que el cielo se cierra y solo se divisa con claridad las luces de otros carros. Los de la senda contraria. Luego las ráfagas amenizan y continúa la fina llovizna.
Santa Lucía es otra cosa. Aquí la lluvia no ha cesado. Dicen que desde las primeras horas del día está así.
Nos encontramos con las últimas seis familias que están siendo evacuadas, aquellas que están más próximas a la zona de playa. Algunas personas ya están acomodadas dentro de la guagua que espera, otras piden unos minutos de más. Muestran un poco de reticencia ante la idea de evacuarse, de pasar la noche en la escuela primaria Álvaro Barba Machado, que desde ayer convirtió sus aulas en dormitorios gigantes.
Manuel Soler Cruz, delegado de circunscripción y presidente del Consejo Popular Santa Lucía, dice que no hay problema. Que él espera por ellos. Son mi responsabilidad, dice. «Entré ayer y hoy en la mañana ya hemos hecho tres viajes para trasladar a la gente. Ayer mismo tuve que cargar a una viejita y montarla en la guagua porque casi no podía caminar. Aquí no se queda nadie», asegura con una confianza de quien sabe bien lo que hace.
En la escuela Álvaro Barba hay 229 personas. Ese es el parte de las 12 del mediodía. Y seguirán llegando más, aseguran los mismos maestros que el lunes abrieron las puertas al nuevo curso escolar y ahora organizan, ponen más colchones en los pisos y aseguran ventanas con tablas y clavos.
Héctor Lechuga Domínguez, vicepresidente de la zona de defensa de Santa Lucía, comenta a Granma que luego de las 12 de la noche deben empezar a sentirse los vientos huracanados. Los más fuertes. Que ya se han tomado todas las medidas de precaución para salvaguardar las vidas humanas y los bienes materiales, incluyendo las toneladas de sal producidas por la Empresa Salina Real, y también las que quedan en meseta, que son más de 40 000 toneladas.
COMENTAR
Responder comentario