Abrió sus puertas la escuela. Tomó de la mano al niño, al adolescente y al joven, y los invitó a pasar. Se hizo una fila gigante de colores uniformados, mientras padres y abuelos tomaron la foto que aupará el orgullo familiar. Alto se entonaron las notas del Himno Nacional. Aulas enteras se desbordaron de algarabía. Los maestros entregaron un puñado de amor, otro de libros. No se exigió nada a cambio, solo una sonrisa.
Se advierten ahora jornadas de desvelo ante el afán del estudio; amores que se descubren; alegrías infinitas de acampadas, festivales…; encuentros entre amigos a la luz de una fogata; ecuaciones y libros que nos retan.
Cuba estuvo de fiesta una vez más este inicio de curso. Porque así de imprescindibles son esas puertas que se abren cada septiembre, para forjar el futuro, llenar de sueños nuestras mochilas, sumar expectativas e instantes, que harán trascendente nuestro paso por la vida.
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Barbara Rodriguez Feria dijo:
1
5 de septiembre de 2017
14:47:23
Barbara Rodriguez Feria dijo:
2
5 de septiembre de 2017
14:49:33
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