Anda circulando un libro que por sencillo, tal vez, no ha dado mucho de qué hablar y sin embargo, es una muestra vivísima, de la mano de cinco jóvenes campesinos que vivieron muchas hazañas en la Sierra Maestra bien cerca de Fidel, y cuyas voces fueron conocidas y esperadas junto a la radio. Los testimonios registrados dan fe de muchas cosas, entre estas una muy especial: la importancia que Fidel le dio, desde que en la Sierra Maestra contaron con un aparato de propaganda radial, a la cultura en ese contexto de la lucha revolucionaria. Y se trataba de cinco campesinos adolescentes.
Uno de esos testimoniantes, Eusebio Medina Muñoz, cuenta: «unos días después de estar transmitiendo la planta (Radio Rebelde), Fidel le planteó a mi papá que era necesario realizar una audición musical. Aquella palabra nos pareció extraña, pero después supimos que se organizaría cada domingo una actuación nuestra en un programa de la emisora. El Comandante creía que si el enemigo escuchaba aquella actuación desde la Sierra, pensaría que habíamos logrado una buena posición dentro de la lucha armada, porque podíamos hacer hasta una audición musical. El planteamiento de Fidel estaba cargado de entusiasmo y sembró ese mismo espíritu en nosotros. De aquella manera podíamos apoyar de forma directa la lucha armada».
Y sigue contando: «Algo que resulta para mí muy singular e interesante fue la idea de Fidel de llevar Radio Rebelde (con el Quinteto) al combate cuando se encontraba una unidad enemiga cercada. Instalábamos los altoparlantes en la línea de fuego, el quinteto cantaba y nosotros les hablábamos a los soldados exhortándolos a la rendición. La primera vez que pusimos en práctica ese medio de guerra psicológica ocurrió en el combate de Santo Domingo frente a las tropas del asesino Sánchez Mosquera. Después también en el Jigüe, durante la batalla…».

Eran cinco muchachos serranos: tres los Medina Muñoz y dos los La O Zamora.
Los primeros testimonios sobre el formato y el repertorio del famoso Quinteto Rebelde, los escuché de voz de Chago, uno de los autores de las letras de las canciones (aunque los muchachos también improvisaban). Canción muy vigente hoy y lo sería siempre fue la titulada Entre Pico y Firmes, de la autoría del caricaturista y pintor, colega en el periódico Revolución y en Granma, el joven santiaguero Santiago Armada (Chago). Él se sabía casi todas las canciones del Quinteto, no solo las muchas que él compuso. Pero la titulada «Sierra Maestra» (Parodia de Triana Morena) tendrá siempre vigencia: La Sierra tiene tristezas, / la Sierra tiene alegrías, / El destino está en la Sierra / y es de todos, garantía. Sierra, Sierra Maestra, / la de los hombres tan bravos, pedazo libre de Cuba. / de Cuba, de Cuba…ahh/ Sierra, Sierra Maestra, / eres la más importante por ser rebelde la nuestra. / Junto a sus hombres / anda un gigante / con su pensar / y piensa hondo, / de olivo traje / y de ideales.
El autor del libro de testimonio Quinteto Rebelde, Norberto Escalona Rodríguez (Camagüey, 1955), tuvo la sensibilidad y precaución de dejar inscrito para la historia de Cuba ese modesto gran libro, cuyos testimoniantes principales son Eugenio Medina Muñoz, Alcides La O Zamora, Rubén La O Zamora, Alejandro Medina Muñoz y Gerardo Medina Muñoz.
En el caso de los Medina, expulsados de tierras por «mañas judiciales» de terratenientes y juzgados, por lo cual fueron a parar con la familia al alto de La Plata, precisamente donde estaba Fidel comenzando la guerra revolucionaria y donde conocieron a «ese barbudo que dicen que desembarcó por Niquero y que está en el Pico Turquino», según dijo el abuelo de Eugenio.
El libro refleja, además, la vida en la Sierra y la relación estrecha del Quinteto Rebelde con la «arquitecta» (así le decían los muchachos a Celia Sánchez, dicen que por la forma en que organizaba las casas). Para ella que los acogió y para el Che, fundador de la emisora Radio Rebelde, hay palabras que vale la pena conocer en las voces de ellos –registradas en el libro de Norberto Escalona, otro joven que llegó a estudiar en Lvov, la Unión Soviética y luego se hizo especialista en Trabajo Cultural Educativo–.
Después de los días de combate en la Sierra –ya en pleno proceso
revolucionario– el Quinteto Rebelde tuvo un encuentro muy especial en la Sierra con Fidel. Ocurrió en el Campamento de Pioneros Exploradores el 19 de julio de 1981, cantaron los ritmos guerrilleros «y el Comandante se animó muchísimo con la sorpresa…».
Refiere Eusebio que Fidel les dijo a los dirigentes que estaban allí: «… a esa gente hay que reorganizarla como Grupo Musical, mudarlos para el mismo lugar (estábamos dispersos), está muy buena la idea de haber puesto al Quinteto Rebelde aquí con los pioneros. Ellos saben cómo fue la guerra, pueden dar respuesta a los pioneros…».
El libro Quinteto Rebelde, de la Oficina de Asuntos Históricos del Consejo de Estado, cuenta con un amplio repertorio del Quinteto, con la firma de los autores de las letras y hasta pentagramas.
La obra cuenta también con testimonios de quienes los conocieron, incluye los de los propios padres de los muchachos. Por ejemplo: Caridad Muñoz, madre de Alejandro Medina, comentó luego de conocer a Fidel: «Voy a pedirle a la virgen de la Caridad por el triunfo de Fidel y Raúl». Y su hijo acota: «En los primeros días de Revolución, mamá se trasladó hasta el santuario del Cobre, en Santiago de Cuba, para pagar aquella promesa».



















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Luis Serrano TERRY dijo:
1
11 de agosto de 2017
15:03:20
López oliva, Manuel dijo:
2
11 de agosto de 2017
16:04:15
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