CAMAGÜEY.–A pesar de la sequía, de los impactos ambientales provocados por desastres naturales y de los incendios forestales, esta provincia, la más extensa y llana de Cuba, crece en su cobertura boscosa, aunque distante aún de los ritmos anuales que necesita la actividad de reforestación.
Según datos ofrecidos por la unidad de medio ambiente de la delegación provincial del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (Citma), el 26 % de la superficie del territorio está cubierto de bosques productores, protectores y de conservación incluidos en el ordenamiento forestal.
Resultado que, al decir de Oscar Labrador Llanes, secretario de la comisión nacional de reforestación, indica
que gana terreno en la provincia la percepción de la necesidad de asumir con urgencia una tarea relacionada de manera directa con el enfrentamiento o mitigación de los efectos del cambio climático.
Inteligente y oportuna respuesta del Camagüey, si se tiene en cuenta que las afectaciones a la cobertura forestal están estrechamente ligadas a otros problemas ambientales de la localidad, como la degradación de los suelos, la pérdida de la diversidad biológica y el deterioro de los ecosistemas.
Tal voluntad debe ir acompañada, sin embargo, de acciones concretas y eficaces que conduzcan a un manejo sostenible de los recursos forestales, de importancia estratégica para la protección del medio ambiente, el desarrollo socio-económico de la provincia y la elevación de la calidad de vida del pueblo.
NO PERDER AÑOS DE PACIENTE ACCIÓN CREADORA
Si bien creció respecto al año precedente, Camagüey quedó por debajo en el plan de siembra (89 %) del 2016, situación que puede repetirse en el presente calendario y quedar por debajo de los niveles de fomento anual en que está comprometida la provincia de no acelerarse la preparación de tierra para tales menesteres.
Ello fue alertado por especialistas del sector a instancia nacional, quienes insistieron, además, en la necesidad de mejorar las atenciones silviculturales, potenciar el desarrollo de las fincas forestales e intensificar las labores de reforestación de las cuencas hidrográficas y franjas hidrorreguladoras.
El llamado está relacionado también con el máximo aprovechamiento de las bondades que ofrece el Fondo Nacional de Desarrollo Forestal (Fonadef), el cual promueve y respalda financieramente proyectos y actividades dedicados a conservar y fomentar los recursos forestales.
Cumplidos esos propósitos, corresponde a los trabajadores forestales y demás entidades vinculadas con el pro-
grama preservar ese patrimonio, empeño que va desde el logro de altos índices de supervivencia de las nuevas plantaciones hasta el enfrentamiento resuelto contra los depredadores del bosque.
«Tanto esfuerzo y años de paciente acción creadora no pueden perderse», alerta Nelson Figueroa Morell, jefe del Servicio Estatal Forestal en Camagüey, al referirse a lo urgente de fortalecer los circuitos de protección de las grandes extensiones que configuran hoy el patrimonio forestal de la provincia.
TODAS LAS MEDIDAS SON POCAS
Tras periodos de frecuentes y devastadores incendios, Camagüey tuvo en el 2016 un ligero respiro (apenas diez siniestros contra 41 el año precedente), fruto, más que de la casualidad, de la puesta en práctica de un programa de acción integral que da prioridad a las medidas de carácter preventivo.
Ello ha permitido enfrentar en mejores condiciones la etapa crítica (enero-mayo) de la ocurrencia de incendios forestales, considerados los principales agentes destructores de los bosques y del medio ambiente, al provocar la pérdida de la biodiversidad y acelerar la deforestación y la erosión, entre otros daños.
Sobre la base de una mejor planificación, se construyen cientos de kilómetros de trochas dentro de los macizos boscosos y en las colindancias, una labor primordial que facilita las acciones para ofrecer una respuesta eficaz a la hora de cercar el fuego, controlarlo y lograr su rápida extinción.
En los últimos años se ha avanzado igualmente en la reparación de los caminos, la activación de puntos de control y de observación, la rehabilitación de las estaciones de guardabosques y el alistamiento de brigadas profesionales de la Empresa Forestal con los medios y recursos necesarios.
Tales realizaciones han estado acompañadas, además, de un control mucho más estricto sobre el acceso a las áreas boscosas, si se tiene en cuenta que un por ciento elevado de los siniestros tienen como origen el actuar negligente de las personas, cuya negativa conducta casi siempre acarrea pérdidas considerables.
EN SAN FELIPE SE DECIDE TODO

Para los especialistas locales, constituye primera prioridad la preservación y desarrollo del macizo San Felipe-Los Joberos, considerado la principal reserva forestal de la provincia y uno de los tres mejores sitios de Cuba para la plantación de pinos, además de Topes de Collantes y Baracoa.
Ubicada a unos 70 kilómetros de la ciudad de Camagüey, la zona dedicada a la silvicultura ocupa una superficie de más de 24 000 hectáreas, de las cuales 7 000 están hoy cubiertas de bosques y el resto se reforesta de manera progresiva con nuevas plantaciones o a través del manejo por regeneración natural.
Dicho ecosistema muestra signos de evidente recuperación de los daños ocasionados por un incendio de grandes proporciones ocurrido en el 2009, cuyas consecuencias no fueron más graves gracias a la valerosa actuación de las fuerzas encargadas de combatir el fuego hasta su definitiva extinción.
Entre otros perjuicios, tamaño desastre dejó como secuela la pérdida de 1 253 hectáreas de bosques adultos y 162 000 metros cúbicos de madera afectada, un golpe a la floresta difícil de resarcir en breve lapso, no obstante la labor titánica de los trabajadores forestales para salvar y darle vitalidad a la meseta.
De aquel siniestro se extrajeron también no pocas lecciones, la más valiosa de las cuales consiste en hacer las cosas en el momento preciso, pues de posponerse su ejecución por descuido o falta de previsión puede acarrear males mayores y tirar por la borda años de ingentes esfuerzos y realizaciones.
De entonces a acá, no han faltado nuevos sustos y amenazas, pero siempre, hasta ahora, ha estado presente el actuar coordinado y oportuno de todos los organismos que de una forma u otra cooperan y aúnan recursos para impedir que se ponga en riesgo el rico patrimonio forestal del macizo San Felipe-Los Joberos.
COMENTAR
cassio dijo:
1
27 de junio de 2017
09:14:35
Responder comentario