HOLGUÍN.–Los asentamientos de Farallones y Guamuta, alejados de Moa y Cueto, sus respectivos centros administrativos, tienen muchas coincidencias, reflejo de un intenso palpitar social que revela los pasos de una trepada en busca de continuo bienestar.
Llegas a esos asentamientos del Plan Turquino en bien acondicionados transportes serranos, todavía insuficientes en cuanto a demanda, pero con choferes que se esmeran en transportar el mayor número posible de pasajeros. Una vez en esos sitios, te mezclas con su gente. Enseguida entiendes que la vida es obligatoriamente más severa que en las ciudades.
Aun así percibes la fluidez de los acontecimientos y entiendes que lo cotidiano tiene mayor fuerza que lo excepcional. Niñas y niños, igualados con el uniforme más noble y prometedor que existe, van rumbo a las escuelas. Si entras en ellas, la alegría de las aulas da la bienvenida. Maestros y alumnos tejen sueños.
Más allá encuentras un círculo social, la bodega e instalaciones de la gastronomía.
Sediento, pruebas la más agradable y refrescante naranjada.
Aparecen los consultorios del médico de la familia. En el de Farallones, igual que a todos los pacientes, te reciben con los brazos abiertos el joven doctor Abner Martínez Milet (graduado el pasado año) y la experimentada enfermera Yamileidis Azahares Rodríguez. En el de Guamuta, el binomio lo conforman el médico Luis Santiesteban Laborí (también culminó los estudios durante el 2016) y la enfermera Margarita Martínez Torres, quien atesora 26 años de labor en aquel sitio.
¡Hace mucho tiempo que la mortalidad infantil está en cero!, aclaran en ambos lugares. Razonas que las dos instalaciones son imprescindibles puestos de avanzada de la salud en estas comarcas.
Igualmente, explican lo que hacen para mantener alejada a la señora de la guadaña.
Los cuatro revelan procedimientos acuciosos, que tienen el punto de partida en el control de todas las mujeres en edad fértil.
No se dejan brechas, coinciden en asegurar todos. Entre las ocho y 11 semanas las captan y le orientan exámenes complementarios (hemoglobina, serología, glicemia, exudados vaginales…) y todo tipo de prueba que contribuyan a mantener la salud y descartar problemas fetales. Luego continúan las consultas de evaluación integral en los policlínicos de las cabeceras municipales. Allí las atienden especialistas en Medicina General, Ginecología, Genética y Nutrición, entre otros.
Cuando llegan a las 36 semanas, las envían a los hogares maternos de los municipios hasta que llega el momento del parto, siempre en el lugar con mejores condiciones.
Por ese seguimiento esmerado, a ambas enfermeras, así como a los dos jóvenes médicos o a cualquiera de los otros galenos que laboraron allí en las últimas décadas, se les respeta y los vecinos los reciben cálidamente en las casas.
En Guamuta, Yoania Tamayo Céspedes, quien tiene fecha de parto para principios de octubre, cuenta que Luis y Margarita la visitan frecuentemente en la casa, como si no fueran suficientes las citas en el consultorio. En Farallones, Evaristo Pileta Gamboa, arriero jubilado, corrobora que a cada rato encuentra a Abner y Yamileidis mientras van tras las «barrigonas» de la localidad.
Para el retorno abordas otra vez el semiómnibus (así le dicen a los transportes serranos). Desde el furgón, impresionado por lo visto, sigues descubriendo cosas. En Sojo Represa, un punto intermedio entre Cueto y Guamuta, encuentras una moderna torre de metal, levantada por técnicos de RadioCuba, apoyados por los vecinos. Sabes en el acto que el área está lista para recibir las señales de la televisión digital, que llegan hace tiempo a Farallones.
No sientes los saltos del vehículo, ni el rugido de su motor cuando retas pendientes o enfrentas otros obstáculos. Solo piensas en el modo de contar lo que vistes.
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