Guanahacabibes también siembra

DE GUANAHACABIBES, Pinar del Río.—Su casa, la que le pertenece por papeles, está en La Güira, pero allá Pedro Luis Carmona solo va de vez en cuando, de visita. Su verdadero hogar está en el interior de Guanahacabibes, en medio del monte firme que crece sobre casi toda la península.

Hace años que vive aquí, enfrascado en sacarle provecho al suelo pedregoso del extremo occidental de Cuba.

Pedro Luis es jefe de la finca La Jaula, y forma parte de un proyecto que busca potenciar la producción de alimentos, con la intención de ayudar a cubrir las necesidades del turismo que llegue a este lugar.

«La idea —dice— es que no haya necesidad de traer cosas que pueden cultivarse acá».

En su caso, frutas como la naranja, la toronja, el mango y el limón, y en menor medida renglones como el café, pero asegura que en otros sitios de Guanahacabibes hay mucho más.

Hasta el momento, son 25 las fincas agroforestales establecidas en el territorio, algunas de las cuales, sumando los bosques bajo su cuidado, abarcan miles de hectáreas. No obstante, la superficie cultivable total es de 152,4 debido a la escasez de suelos agrícolas.

Víctor Fidel Hernández, delegado de la Agricultura en Pinar del Río, explica que en la medida en que se consiga incorporar nuevos sistemas de riego podrá incrementarse esa área.

«Como se trata de una Reserva de la Biosfera, la intención del programa es no agredir el ecosistema haciendo grandes planes de siembra. Sin embargo, pensamos que la península tiene potencialidades que pueden contribuir al abastecimiento del turismo, como los frutales, algunas especies de hortalizas y el cerdo característico de acá, que se cría de manera silvestre y tiene un sabor distinto del que se conoce en otras partes».

Para el Comandante del Ejército Rebelde Julio Camacho Aguilera, director de la Oficina para el Desarrollo Integral de Guanahacabibes (ODIG), la iniciativa contribuye además a la protección de los bosques, y evitar las acciones furtivas contra la flora o la fauna.

«Aunque las personas que atienden las fincas tienen sus casas en otra parte, permanecen con sus familias aquí prácticamente a tiempo completo. Por eso, como primer paso hemos trabajado en el mejoramiento de las condiciones de vida, incluyendo las viviendas y demás instalaciones, garantizándoles el abasto de agua potable y el servicio eléctrico, que es algo esencial».

Unido a esto, se ha iniciado el montaje de molinos de viento, e incrementado los sistemas de riego.

«En otros lugares los campesinos trabajan con tractores o bueyes, pero aquí nada de eso se puede usar. Todo hay que hacerlo a mano, con picos y guatacas», comenta Pedro Luis Carmona.

Al cabo de varias décadas como montero de la Empresa Agroforestal Guanahacabibes, Pedro Luis ha sido uno de los que decidió dejar su vida en la comunidad de La Güira para atender una de las fincas del interior de la península.

En ella se estableció con su esposa, para iniciarse en el cultivo de frutales en los calveros (pequeñas parcelas de tierra buena) de La Jaula, y en el suelo que, con el paso de los siglos, se ha ido formando sobre el diente de perro.

«Hay muchas áreas en las que no es posible hacer surcos. Uno tiene que buscar el lugar adecuado entre las rocas, y abrir el hueco con una coa o un pico, para poner la planta. El marco de siembra es donde lo permita el suelo, colocando una postura aquí y otra allá», explica Rolando Moreno, otro de los que se ha sumado a esta experiencia.

Hace dos años que se instaló en la finca El Palmar, con su esposa, su hija y su nieto, y desde entonces, junto a otros cuatro obreros, ha logrado 14 tipos distintos de frutales, de los que en el 2016 entregaron varias toneladas a la empresa.

Todas fueron obtenidas de manera natural, sin químicos, porque en la península no se permiten, algo que incrementa el valor de cuanto se produce acá.

De ahí que en la actualidad se den los pasos necesarios para —además de iniciar la entrega directa a las instalaciones turísticas— crear puntos de venta, en los que se le oferten frutas frescas y dulces criollos a los visitantes que transitan por estos casi 100 kilómetros de tierra virgen.

Según el programa de desarrollo de fincas agroforestales, la cifra de estas debe llegar a 37, que abarcarían la totalidad de Guanahacabibes.

«Por su posición geográfica, sus playas, su naturaleza —señala el director de la ODIG—, la actividad económica fundamental de este extremo de la Isla está llamada a ser el turismo. Pero, para su desarrollo, es preciso satisfacer un conjunto de demandas como la alimentación y, si el suelo del territorio puede cubrir una parte de esa demanda, hay que aprovecharlo».